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Andalucía :: 11/08/2014

78º aniversario del asesinato de Blas Infante: Sigamos su ejemplo de lucha y honestidad

Nación Andaluza
Le asesinaron por ser revolucionario y andalucista, Por ser anticapitalista y nacionalista. Por batallar por la liberación del país y del pueblo trabajador.

Hace 78 años, en la madrugada del 10 al 11 de agosto de 1936, el fascismo, el exponente del españolismo más extremo, asesinó a Blas Infante en la cuneta de una carretera Las razones de su asesinato quedaron plasmadas en la sentencia condenatoria del juicio al que fue sometido por el españolismo franquista, cuatro años después de su muerte: porque “formó parte de una candidatura de tendencia revolucionaria” y porque “se significó como propagandista para la constitución de un partido andalucista”. Le asesinaron por ser revolucionario y andalucista, Por ser anticapitalista y nacionalista. Por batallar por la liberación del país y del pueblo trabajador.

Murió gritando ¡Viva Andalucía libre! Y esa exclamación sintetizaba lo que había sido la razón de su lucha política. Una lucha que resumiría cinco años antes de su muerte, cuando también fue juzgado por el españolismo republicano, en aspirar a “una Andalucía soberana constituida en democracia republicana”. En constituir un “Estado Libre Andaluz”. Esa era la Andalucía libre por la que vivió y dio la vida. Y ese legado fue el que transmitió a las generaciones posteriores de andaluzas y andaluces. El tomar el relevo y perseverar en el combate de liberación nacional y social de nuestra tierra y de las clases trabajadoras. Así nos lo dejo escrito en ese testamento político que constituye nuestro himno nacional: “Andaluces levantaos, pedid tierra y libertad”.

Hoy, como entonces, el levantar a nuestro pueblo por su tierra y por su libertad conforma los ejes vertebradores del proyecto político de la revolución andaluza. La liberación de Andalucía como proceso de levantamiento popular. Como proceso insurreccional colectivo por la tierra. Por la recuperación y la posesión comunal por parte de las clases populares andaluzas tanto de su país como de las riquezas que contiene, así como de la libertad política y económica que lo haga posible. La “Andalucía soberana constituida en democracia republicana”, el “Estado Libre Andaluz”, es una República Andaluza de Trabajadores y Trabajadoras. Esa es la Andalucía libre.

La libertad de nuestra tierra y su posesión por parte de nuestro pueblo no dependen de quien gobierne la Andalucía dependiente actual. No importa quienes sean nuestros capataces en la Junta o en los ayuntamientos, aún menos en Madrid, mientras el amo siga siendo España y el Capital. Lo importante no es centrarse en atajar los síntomas de la opresión y la explotación: falta de trabajo, vivienda, oportunidades, etc., pues éstos se reproducirán. Lo trascendental es acabar con sus causas: la propia opresión nacional y explotación social. La carencia de libertad popular real, política, social y económica. Y la libertad de Andalucía, su autonomía, no depende de determinados grados de descentralización, desarrollos normativos o financiaciones, sino del detentar o el carecer de su propia soberanía como Estado. Y la libertad del pueblo trabajador andaluz, su autogobierno, no está en relación con quien le gobierna o como, sino con detentar o carecer de su propia soberanía como pueblo. Del poder de gobernarse a sí mismos y su país. Esa soberanía nacional y popular, la autonomía y autogobierno andaluz real, es una República Andaluza de Trabajadores/as. Una Andalucía libre habitada por un pueblo trabajador libre.

Homenajear a Blas Infante es continuar su combate por la liberación de Andalucía y de nuestro pueblo. Pero conlleva también el seguir su ejemplo de honestidad. No mentirle, ni confundirle, ni desviar al pueblo de su camino de liberación con metas erráticas e intrascendentes. Que no modifican en lo sustancial su situación de opresión y de explotación. Decirle que su libertad, su autogobierno y el autogobierno del país, es posible de alcanzar en esta Andalucía dependiente, en una Andalucía en manos de España y del capitalismo, además de mentirle, es confundirle y desviarle. Señalarle como unas metas transformadoras objetivos meramente circunstanciales y anodinos, como cambios de gobierno o leyes, además de mentirle, es confundirle y desviarle. Proponerle acciones de carácter estatalista como alternativas andaluzas, además de mentirle, es confundirle y desviarle. El banalizar la lucha de liberación nacional, la de toda una nación ocupada y colonizada, con reivindicaciones folclóricas de pequeñas porciones territoriales es, además de mentirle, confundirle y desviarle. Y mentirle, confundirle y desviarle es traicionarle.

Hoy, como hace setenta y ocho años, la revolución andaluza, la lucha por la soberanía nacional y económica de nuestra tierra, por la independencia territorial y social del pueblo trabajador, constituye el único proyecto capaz de transformar de una forma completa y radical la realidad andaluza y de su clase obrera. Un proyecto que comienza por la ruptura con el neofranquismo, con el régimen continuista, de forma global, como expresión contemporánea del autoritarismo fascista, la opresión españolista y la explotación capitalista. Continuará con la instauración de un marco democrático y libre andaluz en el que establecer un periodo constituyente propio. Y que culminará con la proclamación de una República Andaluza de Trabajadoras y Trabajadores.

¡Viva Blas Infante!

a República Andaluza de Trabajadores/as!

¡Viva Andalucía libre y socialista!

 

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