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Estado español :: 24/12/2014

El Sistema tiene estrategia. Nosotr@s también.

Izquierda Castellana
Aquellos movimientos rupturistas fueron el germen que ha hecho que hoy el Régimen haya llegado a tal descrédito que el Sistema se plantee la necesidad de cambios controlados

Vivimos en la fase final del ciclo histórico que se inicia en los últimos años del franquismo, cuando los condicionantes biológicos señalaban que Franco, inevitablemente, fallecería en unos pocos años. Pero sobre todo por la percepción de un sector significativo del propio Sistema y de sus aliados internacionales, de que el futuro de éste en el Estado Español, dependía de que se pusiera en marcha un proceso controlado de cambios políticos y culturales que tuvieran la suficiente envergadura para poder alcanzar un cierto atractivo popular, pero que no supusieran cambios sustanciales en la composición del Sistema, es decir: estructura económica; estructura del poder político nuclear (fuerzas represivas, ejército, administración de justicia); ubicación internacional del Estado tanto en el plano político como en el geoestratégico y militar; estructura territorial que garantizara “la unidad indisoluble de la nación española” y monarquía.

Con respecto al resto, todo era negociable, de tal manera que quedaba un amplio margen para la incorporación al nuevo Régimen de todos aquellos que supieran comprender esas cuestiones que eran “intocables”. Esencialmente en eso consistió la Reforma Política del Franquismo. En esta cuestión, la incorporación subsidiada al nuevo Régimen del viejo Sistema, está la base estructural para la continuación y ampliación de la corrupción sistémica que hoy aflora con especial amplitud. Pero curiosamente, sólo en lo que afecta a la apropiación privada de recursos económicos públicos. Prácticamente en ningún otro frente como en el de la corrupción de la Administración de Justicia, de las Fuerzas Policiales... de la conexión imprescindible entre la corrupción y economía criminal, recibimos información a través de los “medios de comunicación”.

En aquel entonces el Sistema supo dotarse de instrumentos políticos y mediáticos-culturales que pudieran llevar adelante aquel proceso. El PSOE de Felipe González con todas sus complejidades fue uno de ellos. El País y el Grupo Prisa en general, fue otro.

La inteligencia del Sistema, que es mayor y mejor de lo que a veces nos imaginamos, sabía perfectamente que sólo desde los sectores aperturistas del Régimen Franquista era imposible llevar a buen puerto el proceso de transición.

El proceso de Reforma tuvo desde sus inicios una significativa oposición política y social, especialmente procedente de los movimientos nacional-populares, en Euskal Herria y Galicia, pero también en otros territorios del Estado.

La existencia de movimientos nacional-populares, con estrategia propia, aunque no permitió acumular las fuerzas suficientes para la derrota de la Reforma política, fue elemento clave para su deslegitimación desde los orígenes, así como para su cuestionamiento. En buena medida, aquellos movimientos rupturistas fueron el germen que ha permitido que hoy el Régimen del 78 haya llegado a tal grado de descrédito que de nuevo desde sectores importantes del Sistema se planteen la necesidad de cambios controlados.

El escenario tiene algunos elementos similares al del inicio de la Transición, pero en lo fundamental es un escenario nuevo. Eso es lo que da una gran potencialidad a aquell@s que desde Castilla estamos por una Revolución Democrática y Social.

 

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