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Nacionales E.Herria :: 27/08/2015

La sonrisa de Pepe

Igor Meltxor
Pepe Rei gallego y vasco de tod@s, que nos hizo viajar por los lugares más sórdidos de nuestro pueblo, denunciando los chanchullos y corruptela

Es la hora de comer, y me acerco con mi amigo Guillermo a visitar a ese hombre que un día me hizo ver que era posible, destapar las miserias de esa tela de araña tejida desde las cloacas del Estado y custodiada, como guardia pretoriana, por los guardianes de una falsa y corrupta democracia.

Como el protagonista de la literatura picaresca, Pepe me muestra su sonrisa socarrona. Vivo retrato de aquel pícaro de mediados del siglo XVI que se burlaba de oficios, gentes y formas de ser de aquellos tiempos. Este gallego y vasco de tod@s, que nos hizo viajar por los lugares más sórdidos de nuestro pueblo, denunciando los chanchullos y corruptelas de un entramado diseñado para los golfos, pesebreros, chaqueteros y serviles. Pepe les quitó la careta, les desenmascaró, y logró poner algo de luz en el oscurantismo de las cloacas del sistema.
Episodios sórdidos y escalofriantes que logró entrelazar con pasajes cómicos y divertidos, pero siempre críticos con aquellos que simbolizaban la corrupción y la inmoralidad política. Como aquel pícaro de antaño, sufrió en sus carnes los errores y las miserias de su época. A Pepe le tocó conocer la cárcel, padeció la injusticia tuerta, recibió la condena desde los púlpitos serviles y bien pagados de lo que erróneamente llaman “cuarto poder”, y fue la pieza de caza preferida de ese juez estrella, aficionado a las monterías y adicto a la notoriedad.

Ahora Pepe, vive la vida desde su silla de ruedas, acompañado de Miren, esa mujer con una simpatía natural que inspira dulzura y delicadeza. Miren es la prolongación de Pepe, su compañera, su amiga… La delicadeza con la que ella trata a Pepe, sintetiza lo bello de una relación envidiable donde cualquier gesto o caricia adquieren una gran relevancia. Decía Platón que “el enamorado de un alma bella permanecerá fiel durante toda su vida, porque ama una cosa permanente”, y así es, Miren y Pepe son dos almas bellas, que con sus miradas cómplices y con su ternura, simbolizan un ejemplo y lección de vida.

Mientras me despido de ambos, Pepe baja la mirada y me sonríe, pero no como símbolo de timidez, sino que se trata de una sonrisa pícara, cómplice…Una sonrisa que transmite vida y sentimiento. Esa sonrisa que enriquece a quien la recibe, sin empobrecer a quien la ofrece, que dura un instante, pero su recuerdo, nunca se borra. Una sonrisa, que transmite ternura y simpatía hacia el pícaro, un antihéroe muy humano.
Pepe, haznos un favor, y no dejes de sonreír.

Igor Meltxor (Escritor y Analista Politico)

 

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