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Europa :: 04/09/2015

Lluvia de paracaidistas sobre las cabezas de los europeos

Manlio Dinucci
Los Tratados de la Unión ahora ponen la defensa de los países de Europa occidental en manos de la alianza atlántica

Disimuladas bajo el mayor silencio político-mediático, nubes de paracaidistas en pie de guerra descienden actualmente sobre Europa. Se trata de la «Swift Response» (Respuesta Rápida), «el mayor ejercicio de las fuerzas aerotransportadas de la OTAN, unos 5 000 hombres, desde el fin de la guerra fría». Este ejercicio está desarrollándose, desde el 17 de agosto y hasta el 13 de septiembre en Italia, Alemania, Bulgaria y Rumania, con la participación de tropas de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Grecia, Holanda, Polonia, España y Portugal. Por supuesto, como lo confirma un comunicado oficial, «bajo la dirección del US Army».

En la «Respuesta Rápida», el ejército de Estados Unidos está utilizando, por primera vez en Europa desde la guerra de 1999 contra Yugoslavia, la 82 división aerotransportada, incluyendo la 173ª brigada, con base en Vicenza (en la región autónoma italiana de Friuli-Venecia Julia). Se trata de la misma brigada estadounidense que desde abril está entrenando, en Ucrania, a los batallones de la Guardia Nacional, notoriamente neonazis, que dependen del ministerio ucraniano del Interior y que ahora, después de un ejercicio de fuego, también realizado en Ucrania el 6 de agosto, está comenzando a entrenar a las fuerzas armadas «regulares» de Kiev.

Antes de la «Respuesta Rápida» tuvo lugar, en agosto, el ejercicio bilateral USA-lituania denominado «Uhlan Fury», mientras que otro ejercicio similar se desarrollaba en Polonia, al mismo tiempo que el ejercicio «Allied Spirit», realizado en Alemania, con la participación de tropas italianas, georgianas e incluso serbias y, como siempre, bajo el mando de Estados Unidos.

Poco después de la «Respuesta Rápida» tendrá lugar, del 3 de octubre al 6 de noviembre, uno de los mayores ejercicios de la OTAN, el «Trident Juncture 2015», en el que participarán –principalmente en Italia, España y Portugal– las fuerzas armadas de más de 30 países miembros de la OTAN o socios de ese bloque militar que alinearán 36 000 hombres, más de 60 navíos de guerra y 140 aviones.

El general Mark Milley, nuevo jefe del estado mayor del Ejército de Estados Unidos, ha explicado el objetivo de esos ejercicios de la OTAN, que ahora se desarrollan constantemente en Europa bajo el mando de Estados Unidos. Después de calificar a Rusia de «amenaza existencial ya que es el único país del mundo con capacidad nuclear para destruir Estados Unidos» –eso dijo el 21 de julio durante una audiencia del Senado–, el general Milley declaró, el 14 de agosto, en su discurso de investidura:

«La guerra, el acto de política mediante el cual una parte intenta imponer su voluntad a la otra, se decide en el terreno donde vive la gente. Y es en el terreno donde el ejército de Estados Unidos, el mejor armado y mejor entrenado del mundo, nunca debe fracasar.»

El «terreno» desde donde parten las operaciones de Estados Unidos y la OTAN hacia el este y hacia el sur es, una vez más, precisamente el de Europa. Y no sólo en sentido militar sino también políticamente hablando. Un hecho emblemático es que en el ejercicio «Trident Juncture 2015» participa –en medio del silencio político general– nada más y nada menos que la Unión Europea como institución. Lo cual no es, sin embargo, nada sorprendente ya que de los 28 países miembros de la Unión Europea, 22 son a la vez miembros de la OTAN, y el artículo 42 del Tratado sobre la Unión Europea reconoce el derecho de esos países a concretar «la defensa común a través de la Organización del Atlántico Norte», la cual, según se afirma en el protocolo 10, «sigue siendo la base de la defensa colectiva de la Unión Europea».

La OTAN –cuyo Comandante Supremo es siempre un militar estadounidense nombrado por el presidente de Estados Unidos y cuyos otros mandos claves están igualmente en manos de militares estadounidenses– sirve para mantener la Unión Europea en la esfera de influencia estadounidense. De ello se benefician las oligarquías europeas que, en pago a la «fidelidad atlántica» de sus países, participan con las oligarquías estadounidenses en la gran repartición de ganancias y de zonas de influencia.

Mientras tanto, los pueblos europeos se ven arrastrados a una peligrosa y costosa guerra fría contra Rusia y tienen que enfrentar situaciones críticas, como el dramático éxodo de refugiados, consecuencia de las guerras de Estados Unidos y la OTAN contra Libia y Siria.

Il Manifesto / Red Voltaire

 

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