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Nacionales E.Herria :: 05/05/2013

Aplicación del Plan ZEN

Xabier Makazaga
Es bien fácil de constatar que en el manual de ETA “Atxiloketari aurre eginez” no se dice en absoluto lo que Iturribarria afirmó en su artículo del Correo

El periodista Fernando Iturribarria acaba de responder en Gara a un artículo mio que hace un mes publicaron varios medios; entre ellos, éste. Entonces, lo traté de mentiroso y en su respuesta Iturribarria dice que soy yo «quien está reñido con la verdad». Veamos los hechos:

Cuando la Policía francesa detuvo a Garikoitz Aspiazu “Txeroki”, el entonces Ministro del Interior Rubalcaba afirmó que en el piso donde se encontraba se hallaron cien gramos de hachís. Una más de sus mentiras que los media se apresuraron a difundir a los cuatro vientos, a pesar de que era bien fáil de verificar la absoluta falsedad de lo que afirmó.

En ese caso, puedo acusar a Rubalcaba de mentiroso, porque él sabía perfectamente que lo de esos cien gramos de hachís se lo inventó la Guardia Civil, pero no puedo acusar de mentir a los media que reprodujeron la mentira, porque se pueden escudar en el hecho, cierto, de que lo único que hicieron fue reproducir unas palabras de Rubalcaba.

Iturribarria fue el único, que yo sepa, que hizo algo más que reproducir la mentira de Rubalcaba. Pretendió que el hallazgo de aquellos supuestos cien gramos de hachís había sido corroborado por «fuentes judiciales francesas». Sin duda, un imperdonable error de su parte, que debería de saber que, a la hora de aplicar el Plan ZEN, la mentira debe usarse con moderación, porque si le atrapan a uno queda en suma evidencia. Como le sucedió a él.

Con el rumor, la manipulación y la intoxicación no existe ese problema. Con la mentira, sí, y por eso evitan, en lo posible, esta última. En el caso citado, era fácil de evitar, bastaba con no mencionar el dato manifiestamente falso de que se trataba de «cien gramos de hachís». Si en lugar de ello, Iturribarria hubiera puesto que fuentes judiciales francesas corroboraban que en el piso ocupado por Garikoitz Aspiazu hallaron «droga», hubiese conseguido un efecto similar y evitado pillarse los dedos.

Le bastaba con afirmar que había pruebas de que se halló «droga», sin más precisiones, y hacer de modo que el lector entendiera que la droga hallada eran los «cien gramos de hachís» mencionados por Rubalcaba. Es una técnica sencilla de aplicar, muy eficaz, y que evita la mentira pura y dura. Una técnica muy bien estudiada y que es la que emplean una y otra vez quienes aplican a rajatabla el Plan ZEN.

Iturribarria debió de tener un mal día, porque de tonto no tiene un pelo y experiencia le sobra. Por eso, cuando me he topado con el artículo que escribió entonces, me he llevado una gran sorpresa. No me esperaba que alguien de su experiencia cometira el error de utilizar una mentira cuando podía haberlo evitado fácilmente.

Ahora, se ha visto obligado a reconocer que las fuentes judiciales por él mencionadas no hablaban en absoluto de «cien gramos de hachís» sino de «una bolsita de plástico transparente que contiene una pequeña cantidad de hierbas de cannabis». Ni era hachís, sino marihuana, ni muchísimo menos eran cien gramos. Al ser una cantidad insignificante, los policías la tiraron directamente a la basura, y así lo hicieron constar.

Como es obvio que tanto Iturribarria como Rubalcaba saben diferenciar a la perfección «una pequeña cantidad de marihuana» y «cien gramos de hachís», puedo acusarles con toda la razón del mundo de mentirosos y lo vuelvo a hacer.

En cuanto a la segunda mentira de que le acusé en mi artículo de hace un mes, la he precisado mejor en otro que he escrito ahora en relación con el informe del CPT sobre la tortura en el Estado español. Es bien fácil de constatar que en el manual de ETA “Atxiloketari aurre eginez” no se dice en absoluto lo que Iturribarria afirmó en su artículo del Correo del 2 de marzo pasado.

Ahora bien, puede argumentar que no se trató de una mentira sino de un error de su parte. Ante ello, debo precisar quiénes han cometido ese mismo “error” desde que la Guardia Civil intervino ese manual a Igor Portu y Mattin Sarasola, en enero del 2008.

La primera en cometer el “error” fue la Asociación de Víctimas del Terrorismo, AVT, en junio del 2008. Después, fue el Tribunal Supremo, en noviembre de 2011, el que se sirvió del mismo “error” para absolver a los guardias civiles acusados de torturar a Portu y Sarasola.

Cuando la abogada de ambos militantes de ETA hizo ver en su recurso que en ese manual no se decía absolutamente nada de lo que pretendía el Supremo, así lo tuvo que reconocer éste, en enero del 2012. Aun así, dos meses más tarde, las autoridades españolas volvieron a repetir el “error” en la respuesta al CPT que se ha dado a conocer ahora.

Como ya he precisado en mi último artículo, el último por ahora en repetir ese tan sospechoso “error” ha sido Iturribarria, en el Correo del 2 de marzo. Que yo sepa, es el único periodista que lo ha hecho, como también fue el único que recurrió a la mentira para apoyar la intoxicación de Rubalcaba sobre los «cien gramos de hachís».

Eso son los hechos. A partir de ahí, que cada cual saque sus conclusiones.

 

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