El NO a la Constitución Europea, ¡Cuidado que viene la revolución!

Llegamos al espectáculo más vistoso de la democracia y a la canalización de la disidencia, una vez más, por parte de la izquierda. Muchos medios de "contrainformación" han hecho un paralelismo entre el voto negativo y el anticapitalismo; muchas organizaciones entre el NO y una "revolución"; craso error.

Conviene analizar bien cual ha sido el voto del NO y si ha sido un voto "anticapitalista" (tengamos en cuenta que el voto y las urnas son incompatibles con el anticapitalismo, es una expresión de su perpetuación) o de otro cariz. Si lo analizamos bien donde el voto negativo puede ganar no es precisamente en pro de un "freno de las políticas neoliberales", ni tan siquiera es así. El NO Francés por ejemplo, corresponde en buena medida al miedo a la incursión de los países de la Europa del este en la UE, miedo a lo que pueda pasar, un NO socialdemócrata que se apoya en las bases de profunda desigualdad e injusticia donde se asienta la construcción europea pero con ligeros matices. Un NO patriota, que cree que sus países son el ombligo del mundo. Es curioso, así mismo, ver a los sindicatos que precarizan el trabajo todos los días pidiendo el NO porque la CE precariza el trabajo.

Por otro lado, existió también un alto porcentaje del NO perteneciente a la extrema derecha, un NO racista y xenófobo que igualaba la CE con la desaparición total de las fronteras con el resto del mundo (que ingenuidad), un NO fascista. Otro porcentaje, más pequeño que estos dos antes citados, corresponde al llamamiento que hicieron determinados organizaciones que se autodenominan anticapitalistas por el NO.

No quiero decir con esto que si el NO hubiera sido todo de la tercera opción no cabría la crítica. Simplemente es una realidad que conviene apuntar y analizar; estamos hablando de un NO, en su mayoría, patriota, socialdemócrata, capitalista, y cuando no; racista. ¿Es esto lo que va a poner el jaque a la UE, a su parlamento y a todas las instituciones europeas? ¿A la OMC, al FMI, al BM? ¿Es esto lo que pone nervioso a los políticos de la UE y a la patronal europea?

Los políticos de la UE han tenido un ligero error de cálculo que les servirá muy bien para manifestar que "les preocupa" los resultados negativos en las consultas. Que nos hacen caso, pero no debemos creerles, son expertos en darle la vuelta a la tortilla. Cuando países como Dinamarca hacían referéndum para ver si se adoptaba la moneda única en varias ocasiones salió el NO como respuesta. Sólo bastó repetir el referéndum y utilizar bien los media, para aprobar la incursión de dicho país en el Euro. Muchos han sido los momentos de "crisis" que ha vivido la UE y han sido instrumentalizados, para mostrar la cara "amable" del sistema, mientras continúan con sus rapiñas neoliberales.

Están repitiendo hasta la saciedad que hay que darse tiempo y que la CE finalmente se aprobará. Y seguramente sea así: mil y una artimañas se pueden sacar de la manga para aprobarla. Pero si no fuera así ¿Supondría un duro varapalo que la CE se paralizara? ¿Es que acaso han necesitado una CE hasta ahora para fortalecer sus políticas neoliberales? La respuesta es NO. Todos los tratados vigentes (Niza, por ejemplo) son expresiones salvajes del capitalismo, del "libre mercado" y pueden seguir siendo válidas expresiones jurídicas para los políticos de la UE y sus patronales.

Todos los mecanismos puestos en marcha son herramientas en pro de la rentabilidad bancaria y empresarial. Tratados diseñados por las multinacionales para de destruir a la clase trabajadora y va a seguir siendo así, se ratifique o no la CE. Hemos entrado en su juego: cuando nos muestran su brazo opresor disfrazado de urna le tendemos la mano, como si nos escuchasen, como si nuestra opinión les afectase, como si fuera una posible via de cambio o pudiera paralizar sus planes de expolio. Sólo desde la presión social, y del grado de intensidad de ésta, conseguerimos parar sus salvajes proyectos.

Han conseguido la sumisión que querían: que los mismos que votan que NO hagan sin rechistar horas extras en el trabajo, que "hablen" sólo mediante el voto, que sean pasivos consumidores y vean con buenos ojos (con "juicio crítico") el colaboracionismo de clases, el pacto social permanente y las mesas de diálogo social donde se firma una y otra vez nuestra rendición por nuestros "representantes".

El cambio vendrá desde la organización en la base, desde la desobediencia diaria o si no, no vendrá. Nos domestican, nos inculcan que votando podemos paralizar sus planes opresores "aunque sólo sea un poquito" o porque "de algo servirá". Les seguimos el juego y así nos va.

Mientras determinados movimientos sociales se vanaglorian del NO a la CE, se realizan nuevas reformas laborales que suponen un retroceso en los derechos más fundamentales de la clase trabajadora. Mientras se habla de la importancia del NO a la CE, la deslocalización aumenta y se despide a miles de trabajadores/as en toda Europa. Mientras el NO se nos vende como una "revolución", cada vez mueren más trabajadores en accidente laboral. Mientras se ve en el NO una "esperanza de cambio", las cárceles europeas adquieren cifras históricas y se detiene-tortura con más impunidad que antes.

Los políticos europeos se ríen de nosotrxs cuando les mostramos que mediante sus sutiles mecanismos de opresión, en este caso las urnas, creemos que paralizamos sus planes.

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