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Argentina :: 02/12/2003

Comunicación alternativa: el complot de los auxiliares

Sebastián Hacher

"Uniéndome al tropel, recorrí toda la longitud de la máquina; y llegado a su extremo vi cómo la cinta se deslizaba entre los tambores de las matrices y salía impresa, gritona de títulos a ocho columnas e hiriente de grabados, para ser doblada y cortada en los infinitos ejemplares de un periódico infernal; por último vi que cada uno de los ejemplares, al salir de la rotativa, recobraba su forma humana y corría de nuevo a los escalerines, al aplastamiento yla impresión". (Leopoldo Marechal en "Adan Buenosayres", durante una visita al infierno de los periodistas)

Es difícil parar un poco para meterse en un debate tan importante y que parece va a ser largo y complejo. Y es difícil, digo, porque en Argentina estamos en medio de una de las discusiones mediáticas mas pesadas de los últimos años. El gobierno y los diferentes sectores de las clases dominantes de la Argentina se pusieron a discutir una "solución" para el "problema" de los movimientos sociales, y cada uno de los diarios mas importantes del país se ha alineado y convertido en vocero de un sector diferente; desde los que piden sangre (Infobae, La Nación) hasta los más oficialistas como Página 12 (que vendría a jugar el papel de "policía bueno")los medios están haciendo más política que nunca. Así que voy a intentar responder las preguntas, no desde un cuestionario sino desde una reflexión un tanto mas general. Se que quizás quede un poco larga esta nota; si es así, pido que se me compute como las dos aportaciones mínimas que me comprometí a hacer. Lo que se discute y se busca sin disimular en Argentina es disciplinar a los movimientos sociales, especialmente a los movimientos piqueteros. Al mismo tiempo -y casi sin decirlo en los medios- el gobierno está actuando y presionando silenciosamente sobre las fábricas recuperadas, intentando también desactivar ese sector. Uno de los momentos más tensos de esta pelea mediática se dio la semana pasada, durante la represión a los desocupados en Neuquén. Los medios se apuraron a titular "violencia piquetera", "duros enfrentamientos", intentando cargar las culpas del lado de los desocupados, que tenían 16 heridos por balas de plomo, varios de ellos de gravedad. Pero de todos ellos, el mas sutil fue Página 12. De orientación tradicionalmente centroizquierdista, este diario siempre ha estado, por principio, en contra de la represión. Actualmente, convertido en un vocero del gobierno -con quién tiene lazos más que orgánicos- desde el punto de vista económico y editorial- fue una sorpresa como actuó: mientras todos los diarios sacaban el tema en la tapa, Página 12 comenzó por minimizar la noticia y naturalizar que se reprima con balas de plomo. Resultaba extraño, porque varios de los periodistas del diario tienen, de una u otra forma, lazos con los movimientos sociales. Recién un día después comenzó a recoger las denuncias de los desocupados y mostrar como había sido la realmente la represión, todo esto sin dejar de defender a su gobierno. El motivo de actuar así pasó desapercibido para la mayoría de los lectores; el día de la represión los periodistas del diario estaban de huelga contra el trabajo en negro, y el diario había sido escrito por los jefes de sección. Y, aunque nadie lo dijo, se rumoreaba también que uno de los motivos del paro era el descontento de los trabajadores con la línea editorial obsecuente que viene teniendo el diario; en los últimos meses de volvió, para mucho de su público tradicional, un tanto ilegible. Es contra esa maquinita -que traga a los hombres y las cosas- contra la que peleamos. -Nosotros, los auxiliares Creo que esta situación nos obliga a redefinir y acentuar algunos conceptos, con la urgencia de que es necesario seguir actuando. En primer lugar creo que tenemos que partir de que los medios alternativos solo existen y se desarrollan cuando son necesarios socialmente. En Argentina por ejemplo, antes del 20 de Diciembre del 2001 Indymedia era tan sólo una idea de tantas, y fue tomada en sus manos por miles de personas cuando salieron a la calle y vieron que los medios no reflejaban su propia realidad. Antes de esa fecha -como se dice en marketing- "no se podía ir de aquí hasta allá"; a muy poca gente le interesaba el rollo de la alternatividad y los sectores que interactuaban en indymedia argentina eran minoritarios. La suerte de los medios de comunicación alternativos, si estos no son una burocracia, está íntimamente ligada a la de la lucha de clases en general; nacer, morir y resucitar con nuestro pueblo, hacer latir nuestro corazón al ritmo de la realidad de los movimientos es la primer tarea. Y hay que hacerlo sabiendo el lugar que ocupamos. Rodolfo Walsh, uno de los mejores escritores modernos de nuestro país, y fundador de toda una escuela de periodismo militante, decía que "Nuestro rango en las filas del pueblo es el de las mujeres embarazadas, o los viejos. Simples auxiliares, acompañantes. Eso estaría bien, de todos modos, si fuéramos modestos". En ese sentido, coincido parcialmente con eso de que "es tarea de los movimientos sociales y no de los medios romper el aislamiento", porque no se puede pensar nuestra actividad por fuera de los movimientos. En una polémica en Indymedia, hemos adoptado una frase intenta resumir esta concepción: nosotros no somos nosotros. Queremos ser ese otro que no tiene voz en los grandes medios de comunicación; los movimientos sociales. Ahora bien, esto no nos exime de ninguna responsabilidad; hasta el último de los auxiliares tiene tareas que cumplir , y las nuestras pasan, principalmente, por la definición ideológica que, como periodistas de medios alternativos (o como sea que llamemos a lo que hacemos) tenemos que definir. -Nuestra tarea; el complot El concepto de complot fue esgrimido por primera vez en indymedia argentina por el compañero Torniyo, como forma de dar cuenta de una tarea que incluye varias dimensiones y métodos. Según entiendo yo, esta idea tiene varios niveles, que podemos resumir esquemáticamente en tres fundamentales: a) La emergencia permanente: La primer tarea y mas primitiva de los medios alternativos es la de "dar testimonio en los momentos difíciles". Cuando la información necesita venir desde lo mas hondo, cuando hay que hablar sin pelos en la lengua, cuando lo que corren son balas, furia o amor de masas, es cuando los medios de comunicación masivos se vuelven impotentes para hacerlo, y cuando los medios alternativos tenemos que demostrar todo nuestro potencial. ¿La estrategia para hacerlo?. No llegamos a la noticias, sino que estamos ahí desde antes; el periodismo alternativo para servir de algo tiene que ser de base, que intente echar raíces en los movimientos, escapando a la lógica comercial de la noticia entendida como una estrella fugaz. La noticia, para nosotros, es el proceso, y allí es donde "pescamos" los acontecimientos. b) Facilitación de herramientas: La segunda tarea del complot es la socialización de la producción, un trabajo en cierto sentido "docente" para ayudar a que los movimientos se apropien de las herramientas de trabajo y busquen sus propias formas de comunicarse. El sistema Web de publicación abierta es un gran punto, y el trabajo con el ejemplo también, pero no son la panacea; hace falta gente que se dedique a enseñar, a dar talleres, a liberar energías creadoras en los demás. Si bien la primer tarea, ligada a la emergencia, es la que da vida a los medios alternativos, socializar la posibilidad de la comunicación es la más estratégica porque nos hace reemplazables; si queremos ser el otro debemos condenarnos a desaparecer. c) Conspiración y vandalismo: Este es quizá el punto mas delicado, porque hace a la relación entre los movimientos y los medios corporativos de comunicación. Creo -y es una opinión muy personal- que en general la relación medios-movimientos a veces es hasta bastante perversa; todos los odiamos, pero la mayoría de nosotros los usamos, para informarnos y para que muestren lo que hacemos. Algunas experiencias indican que los medios alternativos también tienen que jugar un rol en este rollo. En primer lugar, desnudando, estudiando y mostrando los verdaderos mecanismos de los medios; nunca alcanza con decir "son todos una mierda", sino que hace falta saber que tipo de mierda son, que se les puede colar, como, con quién hablar, como hablar, que decir, que no decir nunca. Es toda una tarea que requiere gimnasia, paciencia y, la mayoría de las veces, algo para soportar el olor. En segundo lugar, hacer trabajo político al interior de los medios, tejer alianzas con los trabajadores de prensa, apoyarlos en sus luchas y comprometerlos es algo que puede dar buen resultado y sorprender a muchos; hasta en el canal mas facho hay trabajadores descontentos con lo que están haciendo, y están dispuestos -en determinados momentos- a ayudar. En la Argentina hay medios alternativos que apuntan gran parte de su trabajo hacía esos objetivos, y no les va tan mal. -Medios alternativos y medios de masas: trabajo de base (y vandalismo) Decíamos antes que por diversos motivos hay veces en que la gente sencillamente no tiene interés en leer cosas alternativas, así que por mas esfuerzos que hagamos si no está dada esa condición fundamental, no hay con quién interactuar y es imposible hablar de comunicación alternativa o contrainformación masiva. Pero actualmente, en nuestros países de Latinoamérica, las viejas "democracias" se han visto sacudidas por el descontento; rebeliones varias han erosionado notablemente el poder de los medios, que quedan desnudos frente a las grandes crisis. Y mucha gente se ha volcado a leer medios alternativos; los que han surgido al calor de las luchas y otros que cobraron nuevos contenidos. Claro que la realidad tiene flujos y reflujos, y los medios sociales vamos y venimos al ritmo de esa marea, pero tenemos la oportunidad de actuar cada vez desde una base mas amplia y esperar las próximas crisis mejor preparados. Hay que aprovechar todo resquicio para ir generando una cultura de medios alternativos, e ir erosionando la base de los monopolios de prensa. Ninguna batalla se gana en dos días, y menos la batalla de la comunicación. El problema de la masividad no hace falta tomarlo exclusivamente desde el proyecto de montar "un" medio; el trabajo en red da grandes posibilidades, y en el desorden de varios emisores y receptores que reproducen los mensajes puede hacer grandes cosas. Internet por ejemplo, no llega a todo el mundo pero si a todos los lugares; una o dos personas que utilicen la web en una zona alejada puede ser una usina de producción, recepción y distribución local de material. Un audio que se registra en el campo en Bolivia, se edita en un locutorio en el norte de Argentina y se escucha en una radio en España tiene un potencial enorme. Otro de los principales problemas para la alcanzar la masividad, si la situación lo permite, es romper lo que nosotros llamamos el "corralito de los medios alternativos"; una triste tendencia a actuar como medio comerciales en chiquito, compitiendo, ignorando o cuidándonos de los otros que hacen algo parecido a nosotros. Y, por último, hay muchos compañeros que tienen la ilusión de que el nuestro es un camino ascendente en el que vamos a marginar por crecimiento evolutivo a los medios masivos de comunicación. Del otro extremo, hay quienes sostienen que de lo que se trata es de expropiar a los medios de comunicación, e incluso los mas "ortodoxos" de ellos desconfían mucho de los proyectos de comunicación alternativa. El problema se resuelve siempre en una estrategia política mas general y la mayoría de las veces se hace de manera esquemática, sin tener en cuenta las particularidades de la comunicación. Partiendo nuevamente del concepto de complot, creo que para alcanzar la masividad hay que pensar en una combinación explosiva que integra a ambas concepciones; el trabajo de base con nuestros medios, sin descartar las acciones sobre los medios del sistema, que pueden ir desde la denuncia, el boicot activo, la expropiación por parte de sus trabajadores (hay algunos casos actuales), la toma, saqueo, etc. Y si el problema de los medios se resuelve en la lucha de clases mas general, nuestra tarea es preparar el terreno para esa resolución; perder el norte nos vuelve folklóricos e inofensivos. Para terminar, un concepto algo mas liviano: es verdad que muchas veces el lenguaje y estilo de los medios alternativos deja mucho que desear. Hay veces que intentamos copiar los usos y costumbres de los medios masivos, que son bastante cuadrados y en nuestras manos se vuelven peores, y otras minimizamos tanto el problema de las formas que nos volvemos ilegibles. Yo creo que para crear un mundo nuevo, para hacer nuevos contenidos, hay que pensar formas nuevas; el periodismo alternativo para aportar a la vida tiene que ser una aventura de creación. sebastian@riseup.net
 

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