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Irak arde: La insurrección de los chiítas
Bagdad está en armas, especialmente el barrio de Sadr, bastión chiíta. En la ciudad sagrada de Najaf estalló la rebeldía. Siete soldados americanos perecieron en Sadr. Veinticuatro iraquíes perdieron la vida en Najaf y doscientos fueron heridos. En Bufa perecieron otros trece soldados incluido un americano y un acarreado salvadoreño. En Amara las tropas británicas tuvieron que masacrar a las multitudes enardecidas. En Basora los insurgentes ocuparon las oficinas del gobernador. En Sadr, Najaf y Kufa los rebeldes tomaron el control de tres estaciones de policia y varios puntos de control de esas ciudades. La ciudad de Falluja está cercada por tropas estadounidenses, no se permite a ninguno entrar o salir de la ciudad que está siendo sometida a intensos bombardeos desde helicópteros Apache y por artillería pesada. Las base españolas en Diwaniya y Najaf también fueron atacadas por los insurrectos. A los musulmanes coléricos el ejército americano los enfrenta con tanques y cohetes lanzados desde helicópteros.
Los chiítas constituyen el 60% de la población iraquí de 25 millones. Esta explosión armada es una seria crisis que amenaza por primera vez la ocupación estadounidense y hace naufragar sus planes de poner a flote un gobierno títere y conceder una fachada de soberanía que oculte la naturaleza brutal de la dominación política y la explotación petrolera. Con la anterior insubordinación de los sunitas y la actual de los chiítas a los norteamericanos solamente quedan los kurdos, al norte, como una minoría nacional ligada a la ocupación.
Las autoridades yanquis se esfuerzan por dar una escasa importancia a lo que está ocurriendo pero la realidad es obstinada y se impone. Los militares califican lo ocurrido de "bolsones bajo control de ínfimas minorías". Los corresponsales están enviando insistentes informaciones que indican la gravedad de la situación. Lo cierto es que en tres ciudades importantes de más de un millón de habitantes los estadounidenses han perdido el control y en Bagdad se combate como en los días de la guerra de conquista. Hace una semana fue clausurado por los ocupantes el periódico Al Hawza, portavoz de los chiítas. Ello provocó manifestaciones de protesta y fue el preludio de la actual insurrección
La corresponsal del New York Times describió masivas protestas en torno a los Hoteles Sheraton y Palestina, donde vive la mayoría de los periodistas extranjeros. También reporta que los chiítas están bien armados con fusiles Kalashnikov y combaten en el bulevar de Saoun, una de las calles comerciales más importantes de la ciudad y han tomado otras vías de comunicación que conducen al cuartel general de los ocupantes en el centro de la ciudad.
Los yanquis habían apostado a favor del ayatola Ali Sistani, un líder de los chiítas moderados quien está a favor de la resistencia pacífica, y en contra de Moktada, patrocinador de la insurgencia armada. Los hechos han inclinado el favor popular del lado de Moktada, quien vio a su padre perecer por la represión de Sadam así que difícilmente puede acusársele de ser un partidario del dictador depuesto.
Los ocupantes estadounidenses se ven enfrentados a una grave opción. Para aplastar esta rebelión están usando un terrible poder represivo, usando aviones y artillería pesada, empleando tanques y asaltos de infantería contra ciudades pobladas por civiles y el saldo de la masacre será muy alto. Esos millares de cadáveres serán un caldo de cultivo eficaz para aumentar el odio al invasor, la voluntad de resistencia, el ardor patriótico de los iraquíes. A mayor coerción, mayor será la resistencia. Han entrado en una espiral sin salida. Y eso se produce en el momento del inicio de la etapa decisiva de las campañas presidenciales en Estados Unidos. Es muy probable que Irak le cueste la reelección al siniestro Bush.
