lahaine.org
Madrid :: 24/11/2003

Madrid: Reflexiones sobre el 20N, la criminalización mediática y la violencia

Claudio Velázquez (Educador infantil)
En relación a las movilizaciones antifascistas 20N de este año he oído bastantes comentarios, que si bien no me han sorprendido viniendo de determinada gente, me han vuelto a mostrar una inmadurez ideológica peligrosa en sectores de la izquierda más comprometida.

Mi opinión respecto al 20N del año pasado (domingo 24N) es excepcionalmente positiva, ya que, como muchos recordarán, desbordamos el esquema represivo de la policía y mediante una espontánea reacción de la gente fueron destrozados numerosas sucursales bancarias, cabinas de Telefónica y otros importantes símbolos y estructuras del entramado capitalista. Mi opinión respecto al 20N de este año (domingo 23N) sigue siendo positiva por cuanto ha tenido de desobediente, dado que sin pedir permiso a nadie nos hemos concentrado en Tirso de Molina y hemos realizado una marcha por la calle Atocha que ha terminado con bloqueos de calles y barricadas. En cualquier caso no es el análisis del reciente 20N lo que ocupa este artículo.

Nuestra imagen proyectada en los medios del poder

A pesar de la movilización desarrollada el 20N de este año y con más intensidad el anterior, y de que con estas acciones estamos atacando el control social, aún aflora en muchos militantes un sentimiento de contrariedad al ver este tipo de lucha política. Los argumentos esgrimidos para censurar la metodología de la acción directa muestran a menudo un reflejo del enemigo político: la ideología dominante y dominadora.

Uno de los argumentos utilizados por aquellos que se oponen al enfrentamiento en la calle es el de la criminalización mediática y el "daño que este tipo de acción política hace a nuestra imagen de cara a la gente".

Este sector de militantes no quiere "dar razones" a los medios de masas para que nos insulten en sus noticias y en consecuencia la gente "nos mire mal". Proponen un trabajo dedicado por completo a "sumar gente de todo tipo al movimiento, dejando claro, por supuesto, que no somos violentos y que en ningún caso vamos a dejar que nos relacionen con la izquierda abertzale". Para ello, "no contaremos a los que se nos sumen la represión tan salvaje que están sufriendo en Euskal Herria, porque no queremos que nadie nos mire como amigos de los terroristas o vándalos". De lo que se trata es de captar el mayor número de gente.

Sin embargo, este sector de la izquierda social organiza charlas sobre la represión en el Kurdistán, se indigna con lo que ocurre en Palestina, llegando en ocasiones a aplaudir la resistencia violenta de estos pueblos... pero no quiere saber nada de la represión en Euskal Herria, ni mucho menos de su resistencia violenta, o la de muchos militantes en el Estado español. Porque de lo que se trata es de "sumar gente" y que los medios no nos criminalicen.

Lo que no se entiende es qué se piensa hacer con toda esas personas que suman. Dicen algunos militantes que "la violencia no es cosa de una minoría, sino de todo el pueblo", aplauden los disturbios de Mayo del 68, las barricadas en Bolivia o Argentina... pero se niegan a unirse aquí y ahora al enfrentamiento directo, cuando este surge, "porque somos pocos". Mi pregunta es ¿por qué no se unen y así somos más?.

Para sumar gente, se limitan a dar unos pasitos dentro de la ideología dominante y dentro de los márgenes de acción impuestos por el poder, pero en el camino se dejan la rebeldía y finalmente el mensaje llega sumiso. Esa gente que quieren sumar jamás se rebelara contra el Sistema porque eso, tarde o temprano, implica violencia.

Por otro lado, es de destacar que este sector de la izquierda se preocupa más por no ser criminalizado en los medios del poder, que en trabajar por construir medios de comunicación alternativos. Eso, les guste o no, contribuye a la legitimación de los medios del poder como "medios válidos".

La psicosis de la violencia

Otra razón esgrimida por estos revolucionarios de la otra dimensión espacio temporal, pero no de ésta (del allí sí, pero aquí no), es la de que "hay que evitar la represión física". Por supuesto que a nadie le gusta la represión física, aclaremos esto: no somos amigos de la violencia sino más bien firmes defensores de la paz. Pero uno no puede pretender enfrentarse al Sistema esperando que no le repriman. La economía mundial sigue su curso según lo planeado y no piensa dejar que ningún sector político llegue siquiera a sembrar el descontento rebelde y menos aún que levante la mano contra ella. No es sólo una cuestión de enfrentamiento físico o no, de más disturbios o menos; se trata de plantear en qué grado la acción política de uno o su colectivo ejerce presión sobre el orden impuesto o es contraria a éste. Tenemos que asumir que esa es la vara con que mide la lógica represiva del Estado.

Debemos dejar de lado las ingenuidades y dejar de sorprendernos cuando nos intentan desalojar un Centro Social, cuando nos quieren ilegalizar manifestaciones o cargan contra ellas nada más empezar. No nos estamos quejando para que nos oigan y cambien sus leyes porque eso es una estúpida ingenuidad, les estamos presionando para conquistar nuestros derechos. Esto es parte elemental de la lucha de clases.

Si alguien pretende hacer lucha política contraría a la dinámica del capitalismo y eludir la represión del Estado refugiándose en los derechos que el Estado dice otorgarnos, es que tiene un serio problema de aritmética.

Nuestras ideas son y deben ser un conflicto con el capitalismo y de su materialización dependen nuestros triunfos. Aquellos que siguen difusos, proyectando sus pensamientos a través de otras dimensiones espaciotemporales, apoyando luchas lejanas al espacio-tiempo que ocupan sus cuerpos, deberían madurar sus ideas políticas un poquito más para plantear claramente si se suman o no a luchar contra el capitalismo o lo que pasa es que les falta valor. En cuyo caso les agradecería que lo admitiesen y dejasen de intentar engañarse a sí mismos y a los demás con una metodología de lucha patrocinada por la ideología dominante.

Especial para La Haine

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal