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Estado español :: 09/12/2003

Acerca del problema de la "masividad? vs. el "aislamiento"

George Kape - La Haine

Con estas líneas comienzo mi segundo aporte a este debate que considero muy rico en experiencias concretas desde realidades tan diversas pero con elementos tan comunes.

Si no hago referencia a una realidad específica, se debe a un intento por tocar aspectos más generales del debate. En cuanto a lo abstracto del lenguaje, se debe a que se me ha pedido hacer enfasis en la dimensión teórica del problema.

Debo decir que considero que éste es un debate muy importante. En el fondo se trata de cómo lograr que la conciencia acerca de la necesidad de un cambio revolucionario de la sociedad devenga una conciencia de masas. Esto ya se ha podido atizbar (fugazmente) en algunos países latinoamericanos, y en Europa estamos lejos de que suceda, con la excepción Euskadi, en donde una parte importante de la población apoya a la izquierda radical. Lo que la experiencia de los últimos años indica es que hacen falta instrumentos políticos que sean capaces de dar respuestas ágiles y concretas en momentos decisivos. Debates como éste, que acercando a activistas de diferentes lugares ponen de relieve las diferencias y a la vez los puntos comunes, son en sí un modesto paso hacia la construcción de dichos instrumentos.

Dicho esto, debo también decir que considero que los términos de este debate no están bien planteados. Creo que hay que superar la visión de los medios como “cosas”, tanto los masivos como los alternativos. Creo también que hay que reconocer que estamos hablando de ámbitos distintos: Los medios llamados alternativos son herramientas (ideológicas, comunicativas y organizativas) de los movimientos anticapitalistas. Los medios de comunicación masiva son un espacio de reproducción de ideología en función de los intereses del gran capital. En ese sentido, para los movimientos anticapitalistas, el espacio de los medios de comunicación masiva es un frente de lucha en el cual los movimientos anticapitalistas luchan por disputar, cuestionar o entorpecer la eficiencia de la reproducción ideología dominante con el fin de ampliar su base social y su fuerza política. Tenemos, pues, dos grandes áreas de trabajo, ciertamente que no desconectadas la una de la otra, pero con funciones diferentes.

Por otro lado, y tal y como lo habíamos afirmado anteriormente, la base de nuestro trabajo es la organización política, la organización a través de la lucha de los movimientos sociales anticapitalistas. El frente de los medios de comunicación de masas en sí mismo no logrará destruir al sistema capitalista. Métodos como la subversión de los códigos del poder que llevan a cabo grupos como adbusters, siendo herramientas imprescindibles en la lucha ideológica, no constituyen en sí mismos una fuente de poder antisistema. Es un error afirmar, tal y como lo hacen ciertos grupos, que el cambio de los códigos constituye en sí un cambio del sistema. Los códigos nos permiten formular el mundo en otros términos, pero ni en sí mismos derrotan al puño de hierro del estado (desde los ejércitos imperialistas hasta los órganos represivos), ni presentan alternativas concretas de contrapoder, tal y como lo podrían hacer las organizaciones de lucha.

En este sentido, creo que es muy importante el superar la falsa dicotomía entre la acción directa (de masas u otra) y la acción comunicativa. La acción directa es también una forma de acción comunicativa: muestra que la propiedad privada no es sagrada, que puede ser físicamente violentada. Muestra que los aparatos represivos del estado puede ser desafiados, que tienen límites para el control físico de los cuerpos, de las cosas y de los territorios. Muestra que se le puede poner un límite a la impunidad de los opresores. En suma, muestra que existen alternativas para la acción.

A su vez, el trabajo en el frente de los medios de comunicación de masas abre brechas en el consenso impuesto por el discurso oficialmente permitido, amplía los espacios sociales a la crítica del sistema. Es bajo esta luz que se debe ver el debate, y no bajo la de si “derechizar” o “radicalizar” los contenidos. Si planteamos que es necesario que hayan más activistas que estudien periodismo, lo hacemos en parte por las mismas razones por las que consideramos que es positivo para los movimientos sociales que hayan abogados comprometidos con la causa de estos movimientos. Esto no quiere decir que creamos que el capitalismo pueda ser derrocado por la vía legal.

 

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