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Estado español :: 13/01/2004

Masividad, función, nuevas tecnologías y comunicación

Matías LP - Colectivo de Trabajo Periodismo (Argentina)

I. Comienzo con uno de los ejes que aquí se ha discutido, el de la masividad. Creo que hay que problematizarlo teniendo presente la "calidad’ (lo cuantificable y lo cualificable juntos) buscando que se potencien y no que se separen (uno o el otro / primero uno después el otro/ uno por sobre el otro). Aquí entra la cuestión de como construir (en tanto tendencia) en cada "receptor" un "emisor activo", un comunicador, un sujeto que produzca su propia información, no como especialidad de unos pocos formados, sino como una actividad socio-histórica propia de los hombres que están construyendo procesos de liberación, de humanización constante.

Sin embargo, es certero detenerse a pensar primariamente en la construcción discursiva y de prácticas antagonistas de producción de sentido antes que la amplificación masiva de su llegada. Primero discutir "qué, para qué y cómo?". S. Hatcher propone que "tenemos que reflexionar mas sobre el proceso de producción de los contenidos, sin los cuál todo lo demás (los problemas de distribución, masificación y financiamiento) no tiene razón de ser". ("La comunicación alternativa como arte" en este mismo debate).

II. Relacionada está la cuestión de no caer en el reduccionismo de creer que comunicar es difundir tal o cual actividad, informar sobre este o aquel "hecho político" que realizó "nuestra organización". La comunicación trasciende la difusión, promoción y propaganda (que no lo están, son necesarias, pero estamos pensado en el peligro de acotarla sólo a ello), pudiéndola entender además -y fundamentalmente- como encuentro, como espacio de interacción, potenciación y confluencia, de contagio. Como espacio de reflexión, de discusión fraterna, de comunión entre pares, como campo de producción de sentido y de conocimiento. Conocimiento de la realidad para trasformarla.

Los compañeros de UPA- Molotov y El salto adelante, aciertan cuando (se)plantean que "la nueva publicación no se limitará a informar sino que realizará una labor prospectiva: buscará activamente elementos de interés para comprender y conocer mejor la realidad social que incumbe y afecta a los movimientos; en particular, aquella relacionada con los temas sociales que los grandes medios suelen ignorar (vivienda, precariedad, etc.). Hablamos de investigación, pues, más en el sentido de investigación social que en el de periodismo de investigación, aquel centrado en destapar los chanchullos y corrupciones del poder -una actividad que sin duda realizaremos pero que no será el eje de la publicación-". ("El salto adelante" Periódico Molotov Nº 41, dic. de 2003)

Es decir, -va de nuevo- cuestionar las perspectivas que ponen "presa" a la comunicación, que la piensan como "una mera correa de transmisión" (UPA- Molotov), mero apéndice, simplemente como proceso técnico, a la cual le reservan la misión (función) de llevar a onda radiales, impresiones gráficas o pantallas a colores las acciones de las organizaciones y sus puntos de vista, como mera operatoria de reflejo de la realidad que "a la larga conduce a una acción reiterativa y generalmente estéril a nivel político que consiste en reseñar lo ya ocurrido y lo ya dicho dejando a un lado toda posible interpretación o reelaboración propia tendiente a dotar de sentido a los acontecimientos". (Periódico Molotov op.cit.).

Así se termina por "amplificar" tal hecho, construir catálogos, clasificaciones, encasillamientos y reiteración. Por coartar el diálogo (que es comunicación), donde se cosifica y archiva la reflexión y el análisis para otros tiempos; poniendo preponderancia a "¡LA cobertura! de ¡El hecho!" y cayendo en un ritmo frenético, en situaciones efervescentes, fugaces y fragmentarias. Pero

(a) sin olvidarnos de que cuando esos hechos y situaciones existen y la "realidad nos corre" es necesario estar allí, para intentar desarticular y mostrar los atropellos del poder -por ejemplo, hoy es central descifrar la estrategia represiva del estado contra el movimiento piquetero-. Ejercitando una dinámica que altere y denuncie, y que seguramente tendrá mucho de ritmo frenético y caótico, habrá que estar preparados. Aquí parece más que acertado la definición que hace S. Hacher: "el periodismo es un arte plebeyo, esclavo de la realidad y la urgencia, pero arte al fin".

(b) y entendiendo a nuestra actividad como parte de las luchas contra el sistema de dominio, el estado y que construye procesos de liberación de la vida. De humanización de las situaciones.

III. Hablamos de la comunicación en un sentido dialógico, de encuentro. Así es que planteemos también que las acciones, luchas y actividades de los movimientos tienen que construirse "en comunicación", en procesos y formas de comunicación.

IV. Las "nuevas tecnologías", esas vedettes que salen a escena y nos maravillan con sus (grandes) dotes, con sus exuberancias -en estos momentos "internet" por su fugacidad y virtualidad, puede ser el paradigma de la comunicación masiva propia de la "globalización" del capital-. Es cierto que los avances tecnológicos tienen un potencial importante para las luchas anticapitalistas, en sido decisivas para "conectar" a diferentes activitas y movimientos en todo el mundo: Seattle, Praga, Génova, este debate en La Haine y muchas otras experiencias de resistencia y organización. Pero no creamos que se lucha gracias a ellas, que estas por sí mismas nos conducen a resistir, a liberarnos. Porque pasarían a ser los "nuevos fetiches" quedándonos en el maravillamiento, la complacencia con "el chiche nuevo", en la novedad, en la autosuficiencia que se aleja de la praxis política que se pretende trasformadora. Esas resientes luchas (que serían la expresión del nuevo movimiento antiglobalización o anticapitalista) muestran como estos instrumentos fueron (re)apropiados por esos movimientos que ya venían cuestionando y resistiendo, para ampliar sus potencias, para crear, para contagiar y mostrar su irrupción en la escena pública.

En este sentido, la red global Indymedia puede pensarse, porque no, como una bisagra que muestra la confluencia (y autoorganización) que se puede dar entre las distintas experiencias del "nuevo movimiento" internacional, heterogéneo, diverso, múltiple, ambiguo y varias veces contradictorio.

V. Resumiendo arbitrariamente los puntos expuestos aquí, podemos entender que la comunicación no es sólo una herramienta. Pero muchas veces los "medios alternativos" (que no son sólo soportes o tecnologías "para tal fin", sino colectivos, grupos, organizaciones, militantes: relaciones sociales y procesos de construcción política) en sus prácticas y en cómo se los piensan, se identifican con esa funcionalidad. De ahí se dice muchas veces: "al servicio de", "para las luchas", "para expandir el mensaje anticapitalista", "un instrumento", "como aportes", etc. Es decir, que sea útil (y eficiente) para luchar contra el sistema que sujeta a las fuerzas de la sociedad, a las potencias y que se forja por relaciones de dominio, explotación y jerarquía. Vemos así que la utilidad es un punto necesario.

"No se trata de temer o de esperar, sino de buscar nuevas armas" (Gilles Deleuze, Posdatas sobre las sociedades de control)

 

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