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Argentina :: 08/09/2004

Argentina: Furia(s) en la legislatura porteña (algunas palabras desde la urgencia)

Matías LP - Colectivo de Trabajo Periodismo e IMC Argentina

Creo que si bien lo que se discute en este texto son básicamente los modos y formas de construcción política de las organizaicones populares de acá (tomando lo sucedido el viernes 16 de julio en la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires; las estrategias comunicacionales, los discursos que construimos -y podemos llegar a contruir- aparecen, aunque tal vez no con tanta incistencia, ya que la discusión comunicacional no es el eje de este presente escrito, pero la atraviesa, esta presente.

Tristeza e interrogantes.
Como movimiento social sabemos en parte pero no comprendemos en toda su complejidad la dinámica del poder y cómo se posiciona el estado frente a la protesta (preguntas: ¿quiere reprimir dejando hacer?, ¿quiere borrarnos del mapa de una vez y para siempre?, ¿quiere que "la gente" nos linche ella misma?). Así, lo mismo con los elementos que tiene y utiliza para desarrollar esa política, su hegemonía: las nuevas maquinas, agenciamientos y dispositivos de control (entre ellos la judicialización, los movimientos de la policía, los planes sociales, los mass-media y el informe del transito). Tampoco entendemos al "nuevo fascismo" que ya no es igual a la figura de Hitler, sino que es académico, formado en las "grandes casas de altos estudios", es tecnócrata, de traje, - J. C. Blumberg quizás sea una bisagra de esta tendencia, otros ejemplos son M. Macri o L. Berlusconi en Italia- pero también anclado en un lenguaje común, apelando a los sentimientos, al miedo, que busca utilizarlo para llegar a la sociedad. Este leguaje que muchas veces rechazamos desde la izquierda -¿por parecernos inferior?- y así damos importancia a la mayor abstracción del pensamiento y quién demuestra más capital lingüístico y cultural, pareciendo buscar quién sabe más y en dónde esta depositado el conocimiento. Pero también cometiendo errores cuando pretendemos tomarlo, como varias organizaciones que hoy usan el sentido común, pareciendo caricaturas de nacionalismo y populismo de antaño.

Qué sabemos de los medios masivos.
Conocemos su gran influencia en la sociedad y su amplia llegada (por eso mismo los buscan muchas organizaciones sociales: por estos días va a ser un boom! la sugerente tapa de la compañera Nina Castels en la revista Noticias de Buenos Aires) y su rol como cómplices del poder o por que directamente formar parte de él.
La lógica que predomina en varios sectores sociales sería que en la "sociedad de la información" algo existe si pasa por los mass-media. Muchas organizaciones populares le dan importancia a este punto, de pensar a los hechos políticos como hechos mediáticos, como sucesos que tengan resonancia mediática y masiva (lo ocurrido el viernes 16 en la Legislatura porteña ya es un ejemplo). Creo que es valido este punto si se quiere llegar a determinados sectores (el campo popular, la clase obrera, los sectores populares, la multitud difusa, el movimiento de movimientos, los nuevos movimientos sociales, el obrero social, etc.) pero el problema es que los medios no son democráticos y que, salvo excepciones y grietas -que existen y hay que aprovecharlas y potenciarlas-, ellos representaran y pronunciaran los acontecimientos desde su lenguaje y sus intereses corporativos. Así, hay tristes ejemplos de compañeros que se enfrentan (que están adelante) de las cámaras hablando con Mauro Viale que desde los estudios de TV se ríe de nosotros. O lo mismo, entrevistándose con Chiche Gemblun para Radio Diez, que los denigra cuando se termina la nota. Los medios buscan el desgaste, a poner en ridículo y también apelaban a la manipulación de la información. Aportando a la "facistización" de la sociedad.

Espectáculo.
Aquí aparece otra cuestión que está vinculada, y que la nombro solamente: es cómo nos prestamos al espectáculo mediático, a la espectacularidad del poder, a las cámaras y al montaje de los mass-media caemos constantemente. Si, como denunciamos desde este lado que "había infiltrados" o que "había civiles relacionados con la policía" lo mejor que parecía era alejarse o retirarse del lugar, para diferenciarnos, para no responder así a las provocaciones. Pero eso no parece haber pasado, por lo menos desde lo que se pudo ver por las imágenes (fotográficas y televisivas) ya que mientras se rompían los vidrios y se tiraban bombas de estruendo para adentro de la legislatura, había varias bandaras y pañuelos de organizaciones populares. Así, aunque puedan llegar a ser infiltrados quedábamos atrapados en las imágenes, pegados para los medios por más que sean 10 personas. Los mass-media se hicieron "el día" con las "cinco horas de caos en la Legislatura". Si uno no esta de acuerdo con tal situación, si supone que hay infiltrados y que la movilización se esta yendo por otro lado al deseado, lo mejor es no legitimar ese acto. Si uno está en determinado espacio o ámbito, le da entidad, lo legitima solamente con su presencia. "Irse" no siempre es cobardía, a veces puede ser inteligencia.

Aprehender y actuar en consecuencia.
Con acciones como las de ayer, que tuvo una gran cuota de confusión, se abroquelan: López Murphy, Mario Mactaz, Página /12, Ibarra, Macri, La Nación, doña Rosa, Baby Etchecopart, mi vecino, Mónica Gutiérrez, Moyano, Verbitsky, Aníbal Fernández, los trabajadores de la Legislatura, los comerciantes de la zona, etc.; con matices pero diciendo todos a coro: "eran grupos que querían la violencia" o "querían tomar la legislatura". Y varios de ellos señalando que "le hacen el juego a la derecha que quiere represión".

De allí, de todos esos, ciertamente que hay sujetos que no nos interesan, pero los mismos que nosotros -y lo digo con el lenguaje bien claro- "los queremos ganar para este lado" o -varios pretenden- "dirigir" son los que se ponen en contra nuestro. Problemática a resolver: debemos acordarnos que nuestras acciones tienen que generar consenso en la sociedad civil. Que deben legitimarse en ella. Pero hoy nos pasa al revés: hacemos una acción como la de la legislatura porteña y "estas gentes a las que queremos convencer", -¿no hay que tener "presente siempre a las masas" según la tradición de izquierda?-, terminan pidiendo Estado, no tanto represión, sino intervención estatal y orden policial, a la cana en la calle, en cada esquina, mirando, controlando, vigilando. Legitiman el poder de policía del estado.

Una apresurada conclusión: ¡¡el foquismo berreta ya fue!!, ya no se le elevan los niveles de conciencia a la gente, ni siquiera a las bases de las propias organizaciones, solamente con el enfrentamiento con la policía, por poner "huevos" y tener aguante. Por esa especie de mística (que en realidad no es creación de mitos, sino que es un microclima, una situación autosuficiente). Es una tremenda contradicción pretender dirigir a las masas populares pero olvidarnos de ellas en las acciones que realizamos. Es decir, no las tenemos en cuenta, no las estamos respetando al no tratar de comprender qué sienten, qué quieren, ni en tratar de buscar legitimación para nuestras acciones y objetivos. Y otras veces directamente las subestimamos creyéndonos los portadores de la verdad y del correcto camino de la lucha social, cuando sabemos que no somos -las organizaciones y los sujetos que las componen- los únicos afectados por la explotación y opresión. Entonces, donde nos metemos la idea de poder popular???? El poder popular se hizo presente ayer en la legislatura de Buenos Aires??? Así se construye el poder de los trabajadores y el pueblo???? Antes que crear conciencia y organización popular, estamos hoy creamos indignación en las masas sobre nuestras acciones. Nos tienen miedo, generamos pánico (así, no sólo generan miedo los medios "bombardeando con imágenes", bajando línea hablando de kaos y para que se reprima a los revoltosos, mostrando encuestas que dicen que el 90% de la población no quiere a los piquetes). Así se borra el objetivo de la movilización, de la necesidad de irrumpir en la calle para expresar nuestras voces y generalizar nuestros reclamos, desatar las luchas, las intervenciones políticas de más actores, y terminamos siendo corporativos, precisamente lo que no deseamos.

Otro ejemplo fue cuando ocurrió el atentado en la Plaza de Mayo el 20 de diciembre de 2003, con la bomba en un cesto de basura: "Pensemos un segundo desde el lugar de afuera: una persona cualquiera ve todo como un conflicto que no entiende, en el que varios sectores se echan la culpa mutuamente, es un conflicto del que está excluido, es un conflicto entre terceros. No es un atentado al derecho a manifestarse, a reclamar derechos, etc. y esto no lo dice la bomba: lo decimos nosotros, completando lo que la bomba no dice."(Fernando, "Bomba ideológica")

Si nuestra apuesta es por politizar a la sociedad, si nuestra misión es que lo social se politice para solucionar los graves problemas sociales (hambre, desocupación, pobreza, educación, bajos salarios, ¡el código de convivencia que se puede venir!, etc.) y construir la trasformación social: así no lo estamos consiguiendo, y ni siquiera tenemos legitimidad para hacer una marcha. Es decir, nos estamos aislando. Y no sólo por las acciones de "persuasión y puesta en evidencia de los violentos" del gobierno de Kirchner y el rol de los medios masivos, sino por nuestras propias acciones y discursos.

Así, al "aislamiento" lo rompemos entre todos los que formamos parte del movimiento social, seamos travestis, piqueteros, trabajadores ocupados, defensores de los DDHH, artesanos, estudiantes, amas de casa Para eso, tenemos que reconocernos en el otro -detrás de nosotros estamos ustedes- Queremos ser ese otro que no tiene voz en los grandes medios de comunicación, el que es olvidado, el que es reprimido por el poder, el que sufre. Por eso hay que integrar y problematizar, no separarse. Tenemos que demostrar siempre que las causas por las que luchamos son justas y no son únicamente nuestras. Que es preciso y necesario continuar luchando, y que apostar al cambio no es sólo una cuestión de enfrentamiento físico con las fuerzas de inseguridad. Sino que la lucha es múltiple y hay diferentes espacios desde donde intervenir: las calles, las fábricas, las universidades, los barrios, etc.

Retito. Debemos saber cuál es el estado de amino de "las masas", cuál es la "temperatura" social, cuáles son las opiniones que están circulando por el cuerpo social, pues la violencia sin legitimidad (y no importa que sean pocos los que rompen vidrios, por eso sólo no es ilegitima; si fueran muchos también) nos separa de quienes buscamos interpelar, debilitando nuestras luchas que pretendemos que sean de ellos también, de esos otros y que sean sujetos políticos, que incidan, porque queremos una sociedad libre para todos. ¿Dentro de ánimo de las masas no estará el rechazo a "la violencia"?, si así de ambiguo y simple, pero parece ser la sensación que hoy predominar. No querer la violencia de ningún signo. Esto hay que analizarlo a la hora de practicar la desobediencia, de reclamar, de presentar posiciones.

También, parece haber una idea -creo equivocada- respecto de cómo se da la lucha: Se piensa en un enfrentamiento como en un ring, que en un costado está el estado (o desde lógica tradicional, los gobiernos que tienen al estado) y por el otro nosotros, las organizaciones que tenemos como misión tomar al primero, a eso que los gobiernos tienen. Se cree que hay dos contrincantes claros y simétricos. ¿Y en el medio?, o mejor ¿Y a nuestros costados qué hay? ¿Quiénes están?

Otro tema relacionado, a la par que tenemos que obtener legitimidad en la sociedad, lazos de solidaridad con las organizaciones, cooperación mutua, o al menos simpatía; tenemos que atacar a las acciones y posicionamientos del estado, debemos deslegitimarlo y no darle entidad (que no quiere decir, que salgamos hoy a gritar: "No al estado") Es decir, que debemos hacer que el estado se vea realmente disminuido en su hegemonía, que no pueda accionar como quisiera por no tener consenso social. Desarticular las campañas, discursos y acciones contra los luchadores y todos los que reclaman por sus derechos y lo que creen es justo. Y también cuestiona sus objetivos, que buscan destruir la vida y diseminar la muerte en la sociedad. Para eso hay que utilizar nuestras verdades, nuestros conocimientos, construir nuevos, llevar adelante los cambios que queremos, demostrar que se puede, que es preciso luchar, pero también preguntarnos, es decir, comunicarnos, y saber y predisponernos a comunicar, a dialogar con los otros.

"La derecha asecha" y "más de los mismo".
En el campo popular se han producido enérgicas discusiones (y varias rupturas o "re-acomodamientos") sobre el gobierno de Kirchner, su programa y acciones para con la movilización social. No voy a dar siglas de organizaciones porque ya las sabemos. Unos compañeros dicen que es más de lo mismo (o peor) y que él es parte de la derecha: que no va a dejar de pagar la deuda externa, que va a profundizar el modelo de hambre y desocupación y está preparando una avanzada contra los movimientos, y tienen doble discurso. Otros que es un gobierno con contradicciones, (algunos llegan a decir que es "popular") que pueden posibilitar que los movimientos populares avancen en organización, acumulación política y fuerza. Es decir, se le pueden ganar reivindicaciones al estado; por eso varios referentes de organizaciones y reconocidos intelectuales deciden aceptar cargos en algunas secretarias o espacios institucionales, dando "la pelea desde adentro" y tratando de generar cambios. Ambas posiciones, analizando la situación en que nos encontramos, podríamos decir que tienen cada una bastante de verdad, demostrando la problemática por la que atravesamos como campo popular.

Así, volviendo a tema de la criminalización de la protesta social en la actualidad: "La discusión entre los diferentes sectores del régimen está ahí; en el grado represivo al que hay que llegar, y en la rapidez con la que se debe hacerlo. Son matices importantes, que hay que tener en cuenta a la hora de hacer política, pero que no representan corrientes enfrentadas al estilo de Venezuela, aunque ese insinuado espejismo preocupe -o ilusione- a sectores del kirchnerismo "nacional y popular"" (S. hacher "¿Blumberg presidente?") En esa discusión que hay en los sectores del régimen podemos también entender las diferencias de caracterización entre las organizaciones populares (y no solo a las ilusiones del kichnerismo "nacional y popular") respecto del gobierno. Varios compañeros no lo ven como lo mismo a Menem, De La Rúa o Duhalde. Y ciertamente si K y el kirchnerismo tuvieron la agudeza de incidir en las discusiones del campo popular y apostar a su fractura, es precisamente porque no es lo mismo. Ya que contra Menem, de La Rúa y Duhalde la mayoría de las organizaciones nos encontrábamos, nos uníamos y coincidíamos que había que luchar contra ellos y lo que representaban. Ahí reside la capacidad de Kirchner y los suyos de promover ilusiones y de las debilidades que tenemos nosotros.

Sin embargo, ambas posiciones que se toman desde el campo popular son poco efectivas y no sirven para contagiar, ni como propaganda para mostrar el resto de la sociedad civil o a los sectores que queremos llegar. Es decir, posicionarse como que uno lucha contra éste gobierno, que quiere sacarlo, que uno quiere ser presidente, etc. o por otro lado, decir que este gobierno es "nacional y popular", que debemos confiar y esperar porque sino después se viene la derecha reaccionaria; con esas dos posiciones lo que se termina legitimando es la caracterización que se hace desde el estado sobre los movimientos, nos ponemos en el lugar donde el poder quiere vernos: los duros y los dialoguistas, protesta social licita y protesta política, ideologizada, etc. Y el doble movimiento de "persuadir y golpear" por parte del estado. Así se fortalece la hegemonía, no solamente del gobierno de Kirchner, sino del capital.

Nos debemos todavía varias reflexiones sobre cómo reaccionaremos, qué respuestas vamos a dar construyéndolas en el cerebro colectivo. Cómo nos respetaremos con nuestras diferencias, cómo discutiremos y cómo vamos a contrarrestar los discursos y acciones oficinales y mediáticas. Y eso hay que hacerlo no sólo en la tribuna de Majul los domingos a la noche.

PD: lo de furia con "(s)" en el título, de las furias, en plural, es porque evidentemente un conflicto, una movilización social, esta atravesada por muchas furias (rabias) que allí se pueden desatar o no, con distintas intensidades, con diferentes afirmaciones conceptuales, con antagónicos objetivos (como los nuestros y los de la policía y el gobierno), con prácticas que buscan diferenciarse (las nuestras respecto de las del poder) y a veces no lo consiguen.

PD 2: una de pensamiento rápido: podemos intentar en las próximas movilizaciones, no romper las puertas y vidrios de los edificios públicos ya que hoy la destrucción no es vista como creativa por los sectores populares, o mejor no sabemos cómo hacer para que la destrucción sea una creación, una apertura, una reapropiación del espacio. Ahí es donde tenemos que aprehender.

 

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