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Venezuela :: 21/02/2006

La coyuntura política venezolana

CCURA-Prensa
Después del referéndum el eje de la confrontación se trasladó al interior del proceso revolucionario. Antes todas las fuerzas comprometidas con el proceso se encontraban unidas contra el enemigo común. Hoy comienzan a verse fisuras, y se manifiestan las diferencias entre los que no quieren que este proceso siga avanzando, ya que prefieren disfrutar de cargos y prebendas, y los que estamos por seguir profundizándolo para construir el socialismo

Este documento fue aprobado por más de 600 dirigentes sindicales de todo el país, participantes en el I Plenario de la Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma de la UNT, celebrado en la Casa Sindical de El Paraíso, Caracas, entre el 17 y 18 de febrero.

Para realizar un análisis de la coyuntura política nacional, que sea útil para el conjunto de los trabajadores venezolanos, así como para los dirigentes sindicales de la UNT, empeñados en construir una central sindical clasista, internacionalista, revolucionaria e independiente políticamente de los patronos y del gobierno, es necesario partir de dos premisas fundamentales.

En primer término, debe quedar meridianamente claro que en Venezuela sigue prevaleciendo una situación revolucionaria, es decir, los trabajadores y el pueblo, gracias a su movilización y su lucha, han obtenido grandes triunfos políticos a expensas del imperialismo y de la burguesía nacional, lo cual ha contribuido al desarrollo de su conciencia política y antiimperialista, manteniéndose firme la voluntad y disposición de lucha, y de continuar profundizando el proceso revolucionario. Las victorias frente al golpe de abril de 2002, contra el paro-sabotaje petrolero, el enfrentamiento a las guarimbas y el triunfo en el referéndum, han acicateado el impulso de las masas, manteniéndose hoy intacta la disposición a seguir enfrentando cualquier obstáculo que el imperialismo y la burguesía y sus partidos intenten colocar en el camino de la profundización del proceso revolucionario.

Por otra parte, y estrechamente ligado a lo anterior, podemos decir que el proceso de radicalización social y de giro político a la izquierda que se vive hoy en América Latina, retroalimenta al proceso revolucionario en nuestro país, y al mismo tiempo, los avances del pueblo venezolano y las derrotas que se le han propinado al imperialismo y a los planes de la administración Bush para nuestro continente, sirven como ejemplo que tonifica e impulsa las luchas populares en la región, produciéndose entonces una especie de vaso comunicante, donde las luchas de los pueblos latinoamericanos impulsan dialécticamente el desarrollo del proceso venezolano, y viceversa.

Continúa la confrontación con el imperialismo y la oligarquía pero con menor intensidad

Después del triunfo popular en el referéndum del 15 de agosto de 2004 el proceso revolucionario en Venezuela ha entrado en una nueva fase, caracterizada por el hecho de que la confrontación con el imperialismo y la oposición golpista y sus partidos ha disminuido sensiblemente. No significa esto que estos sectores hayan desistido de sus planes políticos contra el proceso revolucionario o que se hayan resuelto las contradicciones sociales, políticas y económicas existentes. Es evidente que hoy el gobierno del presidente Chávez cuenta con una mayor estabilidad política, la cual es consecuencia directa de las derrotas que el pueblo y los trabajadores movilizados le infligieron al golpismo tanto en el paro-sabotaje petrolero como en el golpe del 2002, y posteriormente, en el propio terreno de la democracia burguesa, derrotándolos nuevamente en el referéndum.

De tal manera que si bien se mantiene la confrontación del imperialismo y la burguesía local contra el gobierno, esta es más soterrada, menos evidente y violenta, en un contexto general defensivo por parte de los factores contrarrevolucionarios, como consecuencia de las derrotas consecutivas sufridas a manos de la movilización obrera y popular.

Lo que prevalece en esta coyuntura es el acercamiento y los diálogos entre el gobierno e importantes sectores del empresariado, incluso con trasnacionales -esto es evidente en el sector petrolero- así como el entendimiento y la negociación para avanzar en proyectos económicos, políticos y sociales conjuntos. Sin embargo, es bueno dejar en claro que el empresariado venezolano, el imperialismo y la oposición golpista no llegaron a esta situación porque lo quisieran, sino como consecuencia de una imposición del pueblo y de los trabajadores.

La estabilidad política y la bonanza económica: bases de la negociación entre el gobierno y el empresariado

A la relativa estabilidad política con que cuenta el gobierno, se une también, la favorable situación económica por la que atraviesa el país.

Es importante dejar sentado que el origen de la recuperación económica, está en el esfuerzo tremendo del conjunto de los trabajadores venezolanos, y muy particularmente en el de los petroleros que, contra viento y marea, se echaron al hombro a nuestra principal industria, retomándose en tiempo récord los niveles de producción anteriores al paro-sabotaje. Esta, sin duda, más allá de las políticas gubernamentales, es la base de la recuperación económica del país.

El no tener que enfrentar una situación crítica en el terreno económico, amén de la estabilidad política, le permite al gobierno tender puentes a los empresarios para que inviertan y realicen negocios; así como ofrecer concesiones a las transnacionales petroleras, quedándole suficiente recursos para brindar subsidios, aumentar el salario mínimo y atender diversas demandas de la población.

En el año 2004 la economía creció un 17,1%, el pasado año el crecimiento llegó a un 11%. Desde mediados del 2004 los precios del petróleo se incrementaron significativamente. La cesta petrolera venezolana se mantuvo casi todo el 2005 en un promedio de 50 dólares por barril, de hecho, los ingresos de PDVSA el pasado año llegaron a 83 millardos de dólares, 20 millardos más que el año anterior. La recaudación fiscal durante el 2005 ascendió a la cifra récord de 38 millardos de bolívares, mientras que en la actualidad, gracias a la bonanza petrolera, el país tiene más de 30 mil millones de dólares de reservas internacionales, las más altas de la historia del país.

No obstante, a pesar de la situación económica favorable, existe una percepción entre el pueblo y los trabajadores de que la mayor parte de estos recursos no están siendo utilizados para el desarrollo económico del país ni para cancelar la cuantiosa deuda social acumulada durante más de 40 años de "puntofijismo" adeco-copeyano.

El pueblo que se echó al hombro el país durante dos meses de criminal paro patronal y sabotaje a nuestra principal industria; el mismo que se movilizó poniendo en riesgo su vida para liquidar el golpe de abril de 2002, restituyendo a Chávez en el gobierno, quiere "verle el queso a la tostada". En la medida en que el pueblo y los trabajadores obtienen triunfos, también esperan que esto se traduzca en beneficios económicos y sociales. Sin embargo, los sectores más pobres de la población observan preocupados que su situación económica y social sigue siendo más o menos la misma, mientras que los patronos golpistas continúan engordando sus bolsillos con pingües negocios favorecidos por el propio gobierno, y por otra parte, funcionarios gubernamentales gozan de grandes privilegios y se ven envueltos en graves casos de corrupción.

El pueblo ve con estupor como los industriales reciben créditos y toda clase de facilidades de financiamiento. Alimentos Polar, grupo económico que jugó un papel importante en el golpe y en el paro-sabotaje, es uno de los proveedores de Mercal. Para el pueblo sólo quedan las Misiones, las cuales atraviesan hoy una situación crítica, sumidas en toda clase de denuncias de corrupción y desvió de los fondos. Pero no sólo los empresarios venezolanos se benefician de los puentes que el gobierno les tiende, también las transnacionales aprovechan la situación, esto es muy claro en el caso de la industria petrolera donde el gobierno le concede a trasnacionales norteamericanas y europeas la explotación de ricos yacimientos petroleros y gasíferos, y convierte en socios del negocio petrolero, a través de las empresas mixtas, a trasnacionales golpistas, mientras que la cogestión desaparece del discurso oficial (recientemente el presidente Chávez, en un Aló Presidente, dijo que había que olvidarse de la cogestión en el sector eléctrico y en el petrolero).

Aumentan las contradicciones al interior del proceso revolucionario

Después del referéndum el eje de la confrontación se trasladó al interior mismo del proceso revolucionario. Hasta esa fecha, todas las fuerzas políticas y sociales comprometidas con el proceso revolucionario se encontraban unidas contra el enemigo común, hoy comienzan a verse fisuras, y se manifiestan las diferencias entre los que no quieren que este proceso siga avanzando, ya que prefieren disfrutar de cargos y prebendas, y los que estamos por seguir aupando la profundización del mismo hasta comenzar a construir el socialismo con democracia de los trabajadores y el pueblo.

En la actualidad un fantasma bifronte recorre el tejido social del proceso revolucionario, el fantasma de la corrupción y el burocratismo. No hay un sólo funcionario del gobierno, ministro, alcalde o gobernador que disfrute del apoyo popular. Ninguno se salva de las críticas del pueblo y las comunidades. Aunque el presidente Chávez dijo recientemente ante miembros de los Consejos Comunales que era falso que todos los alcaldes y gobernadores no servían. Los partidos del Bloque del Cambio son cuestionados por la mayoría de la población, esto se evidenció en la alta abstención en las pasadas elecciones a la Asamblea Nacional. La "democracia participativa y protagónica" no termina de concretarse, convirtiéndose en una palabra hueca que no tiene ningún asidero en la realidad.

Nos encontramos en una nueva etapa del proceso revolucionario donde el pueblo quiere avanzar y se enfrenta a la burocracia y a la corrupción de los funcionarios gubernamentales. Las Misiones no se mantienen hoy por los recursos económicos que arbitra el gobierno sino por la decisión del pueblo organizado por mantenerlas y desarrollarlas, incluso a contracorriente de muchos funcionarios. Mercal, Barrio Adentro, Misión Sucre, Vuelvan Caras, etc., son impulsadas por los Comités de Tierra, de Salud, por los lanceros, por el pueblo organizado. Al mismo tiempo se desarrolla la conciencia política y antiimperialista, y los trabajadores y el pueblo buscan alternativas políticas y están dispuestos a continuar avanzando.

Este distanciamiento de sectores de la vanguardia no se traduce en ruptura política, pero sí en radicalización, aunque predomina la confusión política, por cuanto la gente sigue creyendo que Chávez no está informado de lo que pasa, y esto explica la burocratización y la corrupción, así como la ineficiencia para responder adecuada y rápidamente a los reclamos populares. Sin embargo, desde nuestro punto de vista, el burocratismo y la corrupción no son fenómenos aislados, atribuibles a dirigentes descarriados o a adecos con boina roja. Estas taras persisten porque sigue manteniéndose el sistema de explotación capitalista así como las estructuras del Estado burgués heredado de la IV República.

La disposición de lucha de los trabajadores sigue intacta

En el marco descrito previamente, los trabajadores siguen dispuestos a seguir movilizándose y luchando por sus derechos y reivindicaciones, así como por la profundización del proceso revolucionario hacia el socialismo del siglo XXI. Es así como la lucha por construir una central sindical clasista, revolucionaria, internacionalista, autónoma e independiente del gobierno y de los patronos es una necesidad urgente, y esta es precisamente la tarea que tiene por delante la Corriente Clasista que se desarrolla en la UNT. Igualmente, la necesidad de realizar el II congreso de la central en el marco de la más amplia democracia obrera, donde se expresen todas las posiciones políticas e ideológicas, es la mejor manera de deslastrarla de las reminiscencias burocráticas del pasado de la IV República, y construir un instrumento de lucha de los trabajadores por sus reivindicaciones. Este proceso empalma con la urgencia de construir, simultáneamente con una poderosa central clasista, una herramienta política de los trabajadores y el pueblo venezolano que abra, a través de la movilización, el camino hacia el socialismo.

En nuestra opinión, el país se encamina hacia momentos de exacerbación de la lucha política, no sólo contra las fuerzas de la contrarrevolución, sino también de los trabajadores y el pueblo contra los sectores que, en el seno del propio gobierno, no quieren que el proceso continúe avanzando hacia el socialismo.

Para nosotros está claro que esta profundización del proceso revolucionario debe pasar por la expropiación de los patronos, avanzando hacia la cogestión y el control obrero de las industrias y comercios, por la nacionalización de las tierras y la liquidación del latifundio, rompiendo con el imperialismo no pagando la deuda externa y expropiando a las transnacionales, para que los trabajadores conformen su propio gobierno junto a las organizaciones populares.

Reproduce Boletin Miguel Enriquez

 

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