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Mundo :: 13/08/2011

El problema del indio, el agrario y el democrático en la revolución socialista

Dando palo con Mariategui
Discusiones a partir del marxismo indoamericano y creador de Mariátegui :: Perú y Colombia

“Las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo –si alguna vez la tuvieron – y sólo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución”
Che combatiente “mensaje a los pueblos del mundo través de la tricontinental”

“El marxismo parte del concepto de la economía mundial, no como una amalgama de partículas nacionales, sino como una potente realidad con vida propia, creada por una división internacional del trabajo, y el mercado mundial, que impera en los tiempos que corremos sobre los mercados nacionales”
León Trotsky “la revolución permanente”

Nuestra vida, nuestra alegre rebeldía, nuestro marxismo creador

Recordando aquella célebre frase de Lenin: “no hay práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria”, entendemos que al dirigente bolchevique no se le olvido dibujar en la praxis, como al mejor de los muralistas, una teoría de la realidad para transformarla a cabalidad, una teoría que propone la historia desde el lugar de quienes de ella fueron inhibidos, una teoría de lucha y combate que traiga para sí la sangre, las victorias y el ejemplo de los mejores combates de obreros, campesinos pobres y demás clases subalternas.

Pero, a muchos “leninistas” les sobraron banderas rojas cruzadas por hoces y martillos que colgaban de sus decaídas astas. Las banderas se hicieron trapos, dejaron de ser el símbolo de los trabajadores (ojo, no del trabajo) para ser escudos de la burocracia. De la mano de tales “leninistas” el Marxismo fue momificado porque le quitaron la vida no solo con errores en la táctica y la estrategia, sino invalidando la mejor de sus aspiraciones: hacer de este mundo una sociedad sin clases en donde los hombres y mujeres hagan de sus días felicidad aniquilando el profundo horror del capital. Nosotros queremos revivir lo apócrifo y lo crítico del marxismo; queremos acabar con el aliento aséptico que se la ha impuesto para construir aquel marxismo creador que en este rincón del mundo – gigante en sueños – tiene apellido indoamericano.

Creemos que Mariátegui se hizo necesario porque se nos atravesó como una roca en medio del andar; sus preguntas merecen ser reevaluadas, pasadas por el filo de la pugna y de la duda. Y aunque Haya de la Torre, Stalin (junto con su versión criolla: Francisco Codovilla) le colocaron una lapida sobre su trasegar, nosotros le reviviremos ya que su declarada y enérgica ambición: la de concurrir a la creación del socialismo peruano (e internacional), además de su entender su práctica cotidiana lo más lejos posible de la técnica profesoral y del espíritu universitario (Mariátegui, 1976) nos suena común, parecido a aquello que tiñe nuestras esperanzas.

Perú, el largo y reaccionario camino del capitalismo latinoamericano. La vigencia comparativa en Colombia del análisis mariateguiano

Incrustado entre los andes y el litoral pacífico se encuentra una tierra que recibe el nombre de Perú. Sus antepasados eran un pueblo laborioso de tradiciones comunistas (“primitivas”):

En el Imperio de los Inkas, agrupación de comunas agrícolas y sedentarias, lo más interesante era la economía. Todos los testimonios históricos coinciden en la aserción de que el pueblo inkaico –laborioso, disciplinado, panteísta y sencillo– vivía con bienestar material. Las subsistencias abundaban; la población crecía. El Imperio ignoró radicalmente el problema de Malthus. La organización colectivista, regida por los Inkas, había enervado en los indios el impulso individual; pero había desarrollado extraordinariamente en ellos, en provecho de este régimen económico, el hábito de una humilde y religiosa obediencia a su deber social. Los Inkas sacaban toda la utilidad social posible de esta virtud de su pueblo, valorizaban el vasto territorio del Imperio construyendo caminos, canales, etc., lo extendían sometiendo a su autoridad tribus vecinas. El trabajo colectivo, el esfuerzo común, se empleaban fructuosamente en fines sociales (Mariátegui, 1976).

La sacrosanta conquista española llegó furiosa y fulgurosa esperando hallar una ruta para el comercio y ¡que si la encontró!. Los ojos de la corona española fueron iluminados por el oro, la plata, el cobre además de otros metales preciosos que se amontonaban entre las bastas tierras americanas. La riqueza de nuestras tierras fue el “mensaje divino” para la prosperidad de la corona y la extensión del reino de dios. La decadente corona española que apenas si salía de su “santa cruzada” contra los moros comprendía que sus nuevos territorios en ultramar confirmaban su acción histórica de rentistas y comerciantes, más su nueva acción de extracción. Con todo esto es claro que nunca fue misión de su evangelizadora empresa económica modificar mas allá de lo que su avaricia “feudal” les permitiera la naturaleza y la fuerza de trabajo. Conquistar, arrasar, apropiarse y dominar en consigna más fuerte que cualquier salmo se convirtió.

No llegaron los reyes, nunca visitadores de esta tierras, sino su empresa administrativa liderada por los conductores del filo de la espada que nunca vacilaron en destruir todo lo que se encontraran frente a ellos, pues la dominación colonial-feudal se estableció sobre el quiebre de la historia hasta allí fabricada por los pueblos nativos para establecer la más atrasada de las formas de organización social; abrieron las venas del continente y extrajeron la sangre para quitarle la vida e inocularle las nuevas células que como anticuerpos trataron todo lo que no tenia lenguaje europeo, tanto anglosajón como romance.

En el Perú sobre las ruinas y residuos de una economía socialista, echaron las bases de la economía feudal, destruyeron una empresa productiva que alimentaba y socializaba disciplinadamente el trabajo de 10 millones de incas por una relación arcaica basada en la renta, sin creación ni heroísmo; destruyeron la propiedad colectiva de la tierra y el concepto social que existía sobre ella para abalanzarse sobre lo ya aquí existente que no necesita ser negado y reconstituido por el hombre y la mujer.

Los colonizadores se preocuparon casi únicamente de la explotación del oro y la plata peruanos. Me he referido una vez más a la inclinación de lso españoles a instalarse en la tierra baja. Y a la mezcla de de respeto y de desconfianza que les inspiraron siempre los Andes, de los cuales no llegaron jamás a sentirse realmente señores. Ahora bien. Se debe, sin duda, al trabajo de las minas la formación de las poblaciones criollas de la sierra (Mariátegui, 1976).

¿Cómo no destruir con lo que se encontraban? Ya que el sistema traído desde la península ibérica se encontraba con una organización social superior a la que ellos conocían, antagónica, su expresión objetiva había que aniquilarla e imponer el control. Comúnmente se señala con particular habilidad: “la conquista fue una empresa más militar y política que económica” sin embargo, aquellos pregoneros de esta formulación olvidan con la rapidez del rayo que lo que permitió la subsistencia de la monarquía española INCLUSO FINANCIADO SU VORAZ GUERRA INTERNA QUE LLEVO A LA DOMINACIÓN DE LOS VASCOS, LOS CATALANES, LOS GALLEGOS vinieron del oro y la plata que salía desde potosí hasta Andalucía. Fue entonces la conquista y la colonia también una empresa económica que, repetimos, se encontró incluso con pueblos más avanzados es su organización, pero con el retraso técnico de no conocer la pólvora y de no haber fomentado la gran navegabilidad, obligando al uso de la perpetua violencia extraeconómica para garantizar el control de ultramar.

La condena sobre el Perú se constituyó a partir de varios eslabones. El Colonialismo, el llamado Feudalismo por parte de Mariátegui al que nosotros le reconocemos más como Hacendatismo, el Esclavismo y el retraso propio en el conjunto de fuerzas productivas que derivarían en el característico capitalismo conformado reaccionariamente. El colonialismo se nutria, además de lo ya mencionado, de la política de España [que] obstaculizaba y contrariaba totalmente el desenvolvimiento económico de las colonias al no permitirles traficar con ninguna otra nación y reservarle como metrópoli acaparándolo exclusivamente, el derecho de todo comercio y empresa en sus dominios (Mariátegui, 1976). Aunque las relaciones económicas y las fuerzas productivas estaban mundializándose, creciendo e integrándose a la ciencia como nunca antes, la colonia española era aislacionista, y propendía por ello pues era la garantía de su control político; incluso mantuvo tal control hasta el punto de impedir el desarrollo de una estructura monárquica semejante a la peninsular en América. Pero romper con el curso mundial era imposibles, más bien la integración de América latina sobre el capitalismo fue medida por el atraso y las condiciones del colonialismo español.

Dejaron a su vez la estructura del latifundio formada la mita, los resguardos, las encomiendas y el yanaconazgo que perduraron en el Perú; así, a pesar del latifundio, continuaron también en medio de la precariedad las estructuras colectivas de producción inkaikas base de la potencialidad revolucionaria del indio campesino de estas latitudes. Con el latifundio de feudales características que según nosotros sigue más bien un modelo hacendatario pues la colonia dejaba títulos de propiedad sobre las manos de criollos y españoles aquí presentes pero nunca les permitió dirigir del todo independientemente las tareas de dominación extraeconómica tan primordiales para el régimen que sostenían las casas reales españolas.

Fue tal el exterminio del pueblo inkaico que fue necesario el desarrollo de una gran empresa esclavista con afro descendientes y chinos para garantizar los brazos necesarios de un trabajo que, aun siendo una empresa humana, privilegia el trabajo muerto sobre el vivo como lo es la minería. Los latifundios continuaron también por estas lides, y con todo lo anterior es decir de aquella síntesis de la minería, el esclavismo, el hacendatismo y el colonialismo se conjuraron las condiciones objetivas que permitieron la peculiar independencia tanto del Perú como de la mayoría de países que hoy se ubican al sur del rio bravo. De esto el amauta señalaba:

La independencia de Hispanoamérica no se habría realizado, ciertamente, si no hubiese una generación heroica, sensible a la emoción de su época, con capacidad y voluntad de para actuar en estos pueblos una verdadera revolución. La independencia bajo este aspecto, se presenta como una empresa romántica. Pero esto no contradice la tesis de la trama económica de la revolución emancipadora. Los conductores, caudillos, los ideólogos de esta revolución no fueron ni anteriores ni superiores a las premisas y razones económicas del acontecimiento. El hecho intelectual y sentimental no fue anterior al hecho económico (Mariátegui, 1976).

Existió pues una germinal burguesía criolla que aunque en sus inicios lideró la independencia tomando en sus sectores más radicales una adscripción patriótica, rápidamente sucumbió ante la necesidad y los intereses por instrumentos, capital y comercio; no trastocó los cimiento de su orden más que en el aspecto político y en algunas regiones como en la costa peruana y con el afán de los tiempos ingresaron no solo las mercancías sino los capitales ingleses, alemanes, franceses y posteriormente los norteamericanos que se apropiaron de sectores estratégicos de la producción a través de parto del capital financiero en conjunción con el librecambio y la manufactura impulsadas desde estos centros capitalistas. El proyecto nacional de revolución democrático-burguesa quedó pues congelado en los anaqueles de las declaraciones de caudillos que desde Bolívar hasta San Martin quedaron inconclusas. De socios menores y supeditaciones es la historia de las clases dominantes criollas, pues tienen sí intereses propios situados en el comercio primario y de algunos productos, sin embargo aquello no hace más que situarlos como un turista en permanentes vacaciones en la orilla del imperialismo, fundamentalmente norteamericano.

Así como los ferrocarriles nacieron ingleses o norteamericanos sobre la tierra peruana el proceso de conmoción del Perú devino del Guano y Salitre. El oro del Perú perdía su poder de atracción en una época en la que, en América, la vara del pioneer descubría el oro de California. En cambio el guano y el salitre – que para anteriores civilizaciones hubieran carecido de valor pero que para una civilización industrial adquirían un precio extraordinario– constituida una reserva prácticamente nuestra, pero que progresivamente con empréstitos e inversiones se hizo anglosajona.

La reprimarización de la economía colombiana tiene que ver con ello, la boga de la agroindustrial y de la minería que ha recompuesto el aparato productivo y modificado a la clase obrera tiene que ver con la renovación, en medio del cuarto año de la crisis capitalista mundial, de la división internacional del trabajo. Aquella reconfiguración a llevado a epílogos del neoliberalismo y de las metafísicas-post a anunciar la muerte de la clase trabajadora como sujeto revolucionario e incluso de la clase trabajadora misma “La clase trabajadora no ha desaparecido sino se ha reconfigurado, ya decíamos al referirnos a la estrategia tomada por la burguesía imperialista frente a la caída de la tasa de ganancia de la expansión mundial como una de sus líneas. Santos y Uribe son expresión del sector de la burguesía financiera e industrial que sostiene el comercio y la supeditación al imperialismo como la base fundamental de la acumulación capitalista, tratan por ello de mejorar los circuitos de la porduccion y la circulación de mercancías que al fin y al cabo se realizaran industrialmente, o como mercancías, en otras naciones. Dejamos abierta la pregunta sobre el mercado interno, la producción por el mismo y el contubernio con burgueses y gamonales regionales.

La minería en el Perú y en la actualidad en Colombia codifica una relación específica dándole paso al parto de un sujeto como el minero que reafirma la existencia de la explotación capitalista en las condiciones particulares y atrasadas de la reaccionaria formación social latina.

Lenin nos mostraba la incapacidad de las potencias imperiales por repartirse nuevos lugares para la explotación y dominación cuando el capitalismo tuviera el control unipolar, lo ocurrido en los finales de la década de 1980 y durante la de los 90´s fue la distribución del mundo ante la caída de la bipolaridad que en contracara al capital mantenían los estados obreros degradados del oriente europeo liderados por la URSS, devino así el fin de la convivencia pacífica y junto con la restauración capitalista de China se ampliaron las fronteras de la producción, la circulación y el consumo. Así china y Vietnam se convirtieron en los talleres del mundo caracterizados por sus estados burocráticos y por las altas tasas de sobre explotación – sobreproducción, a tal punto que los valores de uso producidos en aquel gran rincón del mundo hacen casi innecesarios la generación de estos en cualquier otra latitud.

Lo anterior ha tenido el efecto de traslado de las grandes multinacionales a estas tierras, esta clase obrera en un estado obrero degenerado ya comienza tener símbolos de iniciativa con sus huelgas como la ocurrida hace dos meses en el conglomerado taiwanés Foxcom, una ciudad fabrica de 300.000 obreros y obreras que ante la sobreexplotación lograron una huelga que obligo a un aumento salarial; lo mismo ocurrió con la Nissan. La esclavización, la plusvalía absoluta y los bajos salarios que incluso logran ser la medida para la baja salarial en el resto del mundo, han sido condenas sobre la clase obrera china. La ex URSS y los estados que se encontraban bajo el telón de su burocracia se han destacado por la conversión de sus mafiosos buros en nuevas burguesías que han funcionado como intermediarias de los imperialismos yanqui, inglés y alemán o como apropiadores de las grandes fuentes de extracción mineral y petrolera. Sintetizado, la restauración capitalista tanto en china como en la URSS y su influencia no tuvo otro significado en términos de la estructura capitalista que la agudización de la sobre producción en contracción de la capacidad adquisitiva nacional e internacional de la clase obrera.

Lo revolucionario de la burguesía criolla quedó limitado dándole continuidad a las estructuras del latifundio y la colonialidad. En los planes de tales burguesías nunca se implementó la liberación nacional, les fue imposible desarrollar las fuerzas productivas y generar una economía de capital variable. El capitalismo, aunque dominante, es aún reaccionario en este territorio, los objetivos democráticos tendrán que ser agrupados a la revolución socialista y levantados por los trabajadores y los campesinos pobres no para implementar una dictadura democrática ni mucho menos un capitalismo de estado, sino asumidos como retos con un contenido y forma revolucionaria en el mismo curso de la revolución permanente. La lucha democrática no debe ser comprendida como la lucha económica o gremial, debe ser captada en su nitidez. Lucha democrática es la realización de aquel conjunto de objetivos revolucionarios que en nuestro caso orientaron las luchas independentistas y del programa burgués liberal pero que nunca se realizaron.

Hilando fino hallamos que las vías progresistas de desarrollo agrario, la conformación de un mercado interno (que incluye circulación y producción), el avance de las fuerzas productivas que sustente las necesidades nacionales, el control soberano de los recursos naturales e incluso la emancipación de todo dominio neocolonial del capitalismo dependiente (liberación nacional) son puntos que inscribimos también en el programa concreto de la revolución debido a su anclaje en la estructura de la formación social. No podemos eliminarnos de nuestra concepción porque si lo hiciéramos nos quedaríamos esperando una revolución proletaria pura, firmando el acta de renuncia de la clase trabajadora a sus aliados los campesinos, además de aniquilar la posibilidad de una transformación total del orden ya que sin una gran revolución agraria sería imposible pensar en una nueva sociedad en Colombia.

Mariátegui señala cómo la economía agraria y el sujeto que vive del trabajo del campo sostiene a principios del siglo XX la principal de las importancias: el cultivo de la tierra ocupa a la gran mayoría de la población nacional. El indio, que representa las cuatro quintas partes de esta, es tradicional y habitualmente agricultor... aunque desde 1925 las exportaciones de minería y la participación de este renglón de la economía ha aumentado. El problema agrario en general vincula aún hoy a grandes sectores de la población, ocho millones de colombianos según las cuentas del DANE , la vía del desarrollo del agro colombiano al igual que la peruana fue similar a la vía yunker a base de kulaks en Rusia que nos describió Lenin, el feudalismo o hacendatismo fue la base sobre la que se conformo el capitalismo en estas tierras andinas incluso en la más desarrollada de las regiones peruanas ocurrió aquello como muestra de la ley del desarrollo combinado y desigual del capitalismo mundial. La supervivencia de la feudalidad en la costa se traduce en la languidez y pobreza de su vida urbana. El número de burgos y ciudades de la costa es insignificante. Y la aldea propiamente dicha no existe casi en los pocos retazos donde la campiña enciende todavía la alegría de sus parcelas en medio del agro feudal (Mariátegui, 1976). Se estableció entonces lo que Castells definiría como la particularidad de la cuestión urbana: ciudades pobladas sin industria y cundidas de miseria.

Esta vía yunker preserva el latifundio, fuerza sus condiciones tanto a sus trabajadores como a su productividad, convierte la renta en variable para la conformación del capital, esto en el caos que se transporte hacia la conversión a una industria. Sin embargo, como vía hegemónica, impidió tanto la implementación de un mercado libre de tierras productivas (que en contraste sí permitió la via farmer realizada en Norteamérica) como la liberación total de la fuerza de trabajo. Con ello la presión extra económica continuó siendo una invariable condición para la explotación de las clases subalternas pues los mecanismos económicos por sí solos no garantizaban ni las mínimas particularidades objetivas para la extracción de valor del sudor del proletariado y campesinado pobre latinoamericano.

Esta tarea queda aún irresuelta en nuestra nación. A pesar de que Santos reporte la ley de tierras y victimas estas no tienen otro significante que legalizar un círculo limitado de tierras para reactivar la economía y legalizar la posterior monopolitización de las mismas, articulado a las presiones económicas propias del FMI y el BM. La reforma agraria no va a ocurrir de manos de la burguesía, ya que sería tanto como querer suicidarse colectivamente, y lo que pretenden hacer con el campo no hace más que abonar el camino para el fortalecimiento de la agroindustria. Si no fuera así ¿Por qué fue cambiada la estructura de la UAF (Unidad Agrícola Familiar)(1) permitiendo que se conformen grandes extensiones de tierra incluso para su entrega a supuestas victimas? ¿Por qué se supedita la producción agraria a las extorciones del FMI y el BM para la generación de productos base de los agrocombustibles desatendiendo el problema del hambre y la ausencia de soberanía alimentaria? ¿Por qué no se propone una gran transformación al conjunto de tierras e incluso se protegen a gamonales del Urabá antioqueño que desusan miles de hectáreas mientras miles de familias las necesitan? En el mejor de los casos, que no va a ocurrir, el campo quedaría igual de retardado que hace 12 años.

Preguntas y breves conclusiones

Para concluir resulta necesario recalcar que la economía peruana al igual que la colombiana:

- Aunque se preserva el latifundio y formas previas al capitalismo la economía peruana y colombiana es capitalista porque dominantemente este ultimo modo de producción se ha estableció controlando la producción, circulación y consumo entramados que aún hoy con toda la debilidad que emana de la coyuntura sigue dirigiendo por medio del capital financiero el imperialismo norteamericano.

- El problema del indio es la tierra, al igual que el del campesino pobre colombiano. La propiedad de ella es una base determinante de la estructura de clases por ende de la explotación en estas formaciones sociales.

- Vale la pena citar enteramente a Mariátegui en el siguiente de los puntos: "La función del capital financiero. El surgimiento de bancos nacionales que financian diversas empresas industriales y comerciales pero que se mueven dentro de un ámbito estrecho, enfeudados a los intereses del capital extranjero y la gran propiedad agraria; y el establecimiento de sucursales de bancos extranjeros que sirven a los intereses de la finanza norteamericana e inglesa" (Mariátegui, 1976)

- Reiteramos, “las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo –si alguna vez la tuvieron – y sólo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución” (Guevara, 1967).

- Surge no solo una industria moderna en la costa sino también un proletariado que según Mariátegui afirmaba las condiciones de una reivindicación clasista contraponiéndose al añejo caudillismo. Al igual que en esta esquina nororiental de Suramérica la presencia de los trabajadores industriales a inicio del siglo XX fue insignificante, empero rápidamente copó sectores estratégicos de la producción. Basados en sus condiciones abrimos la pregunta e insistimos la revolución socialista del Perú es un acto en el cual el indio y su problema agrario es aliado fundamental del proletario para la revolución, lo transportamos a Colombia ¿quiénes entonces poseen una potencia revolucionaria hoy basadas en las transformaciones orgánicas del capitalismo?, ¿qué programa, qué estrategia lo permiten?, ¿qué táctica es pertinente para este agudo neoliberalismo?

- Qué tipo de liderazgo revolucionario debe constituir las fuerzas potenciadoras hacia la creación de una vanguardia obrera, juvenil y popular para ser chispa que encienda la pradera ¿es necesaria una organización de vanguardia y en qué condiciones basados en el análisis histórico?

Las últimas preguntas pasan por revaluar la realidad colombiana siguiendo el ejemplo y trayendo para sí las tradiciones revolucionaria del mundo, incluida la teoría abierta, dialéctica y viva para la emancipación el marxismo creador y heterodoxo. Será un reto para el proletariado y los revolucionarios responder estas preguntas tomando un rumbo acertado para la abolición de la sociedad de la explotación del hombre por el hombre.

29 de marzo 2011, Colombia - elpalodemango@yahoo.es


NOTAS:

(1) La unidad agrícola familiar –UAF- nace como medida para relacionar la distribución de la tierra en pequeñas propiedades que no superaran una cantidad mínima de tierra, por el contrario lo que ocurre en el plan nacional de desarrollo en “los artículos 45 y 46, en el primero se contempla que podrán autorizarse proyectos agropecuarios o forestales de más de una UAF (900 hectáreas en la altillanura), así se trate de tierras que inicialmente fueron adjudicadas como baldíos o adquiridas a través de subsidio integral de tierras. Por su parte, el artículo 46 describe que, de tratarse de proyectos de más de 10 UAF (900 hectáreas), deberán contar con el aval de la llamada Comisión de Proyectos Especiales que creará el Minagricultura” (http://cafe-noticias.over-blog.com/article-el-plan-de-desarrollo-destrabaria-la-unidad-agricola-familiar-uaf-67297896.html)

TRABAJOS CITADOS

Guevara, E. C. (1967). Mensaje a los pueblos del mundo a tarvés de la triicontinental.

Mariátegui, J. C. (1976). Siete ensayos de interpretacion de la realidad peruana. Barcelona: CRITICA.

El Plan de Desarrollo destrabaría la Unidad Agrícola Familiar (UAF) (http://cafe-noticias.over-blog.com/article-el-plan-de-desarrollo-destrabaria-la-unidad-agricola-familiar-uaf-67297896.html)

La Haine

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/cW9V