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Medio Oriente :: 31/03/2016

Controlar el "pivote del mundo"

Ángeles Maestro - La Haine
"Las contradicciones entre el imperialismo estadounidense y el europeo: Controlar el "pivote del mundo"

La confrontación entre imperios gestados a lo largo del siglo XIX se dirime en las dos guerras mundiales del siglo XX. El resultado de ambas se resume en el surgimiento de la URSS, el primer Estado obrero de la historia, la derrota de Alemania y la victoria de EE.UU. El potente imperialismo estadounidense hereda la geoestrategia del imperio británico. El geógrafo Harold Mackinder diseña para un imperio “marítimo” la teoría y los caminos para la dominación del mundo. Formula la “Teoría del Corazón Continental” que resume así: Quien domine Europa del Este controlará el Corazón Continental; quien domine el Corazón Continental controlará la Isla Mundial; quien domine la Isla Mundial controlará el mundo.

El Corazón Continental incluye el territorio comprendido entre el Volga y el Yantze y entre el Himalaya y el Océano Ártico. Es decir, en buena medida – excepto Vladivostok – coincide con el territorio de la URSS. La Isla Mundial está integrada por el continente euroasiático y África. A grandes rasgos toda la tierra, excepto América y Oceanía. Mackinder propone a los “imperios marítimos”, no sólo los objetivos, sino la forma de alcanzarlos. El procedimiento mediante el cual podrían superar su condición de excluidos, derivada de su condición geográfi ca, sería diseñar de forma reiterada enfrentamientos entre los países del Corazón Continental, de forma que ninguno pudiera llegar a ser lo sufi ciente mente fuerte como para ser un obstáculo para los planes de la hegemonía anglosajona. La Guerra Fría defi ne pues un doble enfrentamiento frente a la URSS; el estructural, que es el de clase, y el geoestratégico, en cuanto que sus territorios ocupan la zona del planeta clave para el control del planeta.

Pero también diseña una estrategia no menos importante, y que a menudo se oculta, dirigida a impedir el surgimiento de una potencia europea con el sufi ciente poder económico y militar capaz de oponerse a EE.UU o que pudiera establecer relaciones con la URSS (o con Rusia, actualmente), de forma soberana y en contra de sus intereses. A esa doble estrategia sirve la creación de la OTAN en 1948. Por un lado es una “alianza” hegemonizada por los EE.UU., cuya misma existencia impide que cualquier potencia europea defi enda con un ejército propio sus intereses de dominación imperial, necesariamente enfrentados a los de EE.UU. Y por otro, el sometimiento a la URSS a una guerra de desgaste que se inició con el quebrantamiento de todos los tratados firmados al finalizar la II Guerra Mundial por parte de las potencias occidentales, incluida la integración de la República Federal Alemana en la OTAN en 1955.

Los Acuerdos de Sykes – Picott de 1916 para el reparto entre las potencias vencedoras de la primera Guerra Mundial, Francia, Gran Bretaña y Rusia de los restos de los imperios austro-húngaro y otomano, explican gran parte del proceso neo-colonial que hoy se vive en Oriente Medio.

El General Wesley Clark lo explicó con toda claridad en 2007: Vamos a invadir siete países en cinco años(1). Empezaremos por Iraq y después seguiremos con Siria, Líbano, Libia, Sudán,Somalia y terminaremos con Irán. La agresividad militar de otros imperialismos europeos como el francés, (o el británico, el belga, el italiano o el español) sólo se diferencia en su capacidad armamentística, menor que la norteamericana, pero capaz de arrasar otros países de Oriente Próximo o África. Merece resaltar el cinismo del imperialismo francés que desde Napoleón recubre sus campañas militares de los ideales de la revolución francesa y del progreso, aun cuando los pueblos agredidos – como el vietnamita – le den cien vueltas en avances civilizatorios de todo tipo. Los hechos históricos desenmascaran todos los mitos humanitarios – incluidos los de los valores democráticos y de respeto al derecho internacional de las “democracias antifascistas”. No se habían acabado los festejos del fi nal de la II Guerra Mundial cuando Francia perpetra la masacre de Sétif en Argelia el 8 de mayo de 1945. Veinte días después, y para impedir que Siria construyera soberanamente su futuro, la aviación francesa bombardeó Damasco, destruyendo su histórico mercado y el hemiciclo del Congreso del pueblo sirio.

En marzo de 2011, Francia y Gran Bretaña dieron comienzo a la destrucción de Libia, incluyendo el infame asesinato de su Jefe de Estado. El ex- Ministro galo de Asuntos Exteriores, Roland Dumas, afirmó en noviembre de 2015 que “Los ingleses [y por lo tanto, también los franceses} ya estaban preparando la guerra en Siria dos años antes de las manifestaciones de la primavera árabe de 2011”(2).

La estrategia de dominación que explicitó el británico Mackinder y que tiene su epicentro en el intento de sometimiento de Rusia – el “Pivote del Mundo” - ha tenido su continuación teórica en Zbigniew Brzezinski. polaco afi ncado en EE.UU. Para “dar a la URSS su Vietnam” y provocar su desmoronamiento bien valía la pena armar a unos islamistas excitados (sic)3.

La obsesión por debilitar a Rusia es estratégica y por tanto no cede al desaparecer la URSS. La alianza con China, la independencia de Ucrania, la extensión de la OTAN a las repúblicas bálticas (2002), el apoyo a los independentistas chechenos, la construcción del oleoducto mayor del mundo Bakú – Tifl is – Ceyhan para bloquear la salida de productos energéticos rusos, y un largo etcétera, se continúan con la actual escalada armamentística en torno a Rusia y también a China.

La resistencia árabe – hegemonizada por Hezbollah, por el heroico pueblo sirio, y por la esperanza de unidad que encarna la tercera Intifada palestina – va defi niendo a golpe de masacres de civiles y de victorias militares una potente estrategia política que se fundamenta en la creación de un gran bloque histórico unitario antisionista y antiimperialista, más allá de divisiones religiosas, étnicas o nacionales. No lejos de allí, en otro ojo del huracán, se alza la lucha antifascista de las milicias populares del Donbass ucraniano y las del pueblo kurdo.

Esa resistencia popular, junto a la que seamos capaces de levantar en los vientres de la bestia imperialista, es la esperanza de la humanidad.

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Notas

1 https://www.youtube.com/watch?v=3HZ9FZdblrM. En este enlace se encuentran sus declaraciones en directo.

2 Ver aquí video de sus declaraciones https://www.youtube.com/ watch?v=sS8bFxB2qhc

3 Le Nouvel Observateur No. 1732, del 15 al 21 de enero de 1998, p.76. Citado por Arthur Lepic en su interesante artículo “La monstruosa estrategia para destruir Rusia. http://www.voltairenet.org/article123178.html#nb4

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Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/eX99