Principal |
Estado español :: 30/05/2016

El electoralismo sin máscaras en el 28 M

Ángeles Maestro - La Haine
Ya lo vivimos en la Transición. Entonces, de la mano de “dirigentes de la izquierda” vitoreados como “hombres de Estado” se inmoló el potente movimiento obrero y popular

Estos días está haciéndose más visible en el seno de las Marchas de la Dignidad la estrategia de posiciones políticas que, desde el primer momento de su creación las concibieron esencialmente como un instrumento electoral, si bien – hasta ahora – mantenían más o menos las formas. Quienes centran su objetivo en ganar las elecciones necesitan de un movimiento popular suficientemente controlado, que se saca a la calle y se retira según los intereses del momento.

En ese mismo espacio confluimos organizaciones como Red Roja conscientes de que vivimos una situación de gran inestabilidad política – que no hará sino intensificarse – y en la que serán crecientes las dificultades de las clases dominantes para seguir gobernando como hasta ahora, precisamente porque los de abajo no están dispuestos a tolerarlo.

Desde esta posición política, que niega cualquier posibilidad de reformas del capitalismo, Red Roja decidió participar activamente en las Marchas de la Dignidad identificándolas como marco adecuado para avanzar en la construcción desde la base de formas organizativas incipientes de poder obrero y popular sin los que no habrá posibilidad de consolidar proceso revolucionario alguno. Y lo hizo además cuando se cumplió una condición política imprescindible: que en el centro del programa de las Marchas, además de “Pan, trabajo, techo y dignidad” – asumibles prácticamente por cualquiera – apareciera el No al Pago de la Deuda y la salida del Euro y de la UE. Este objetivo bien concreto apunta en la línea de flotación del reformismo en la medida que es inasumible por el sistema.

Domesticar al movimiento popular ante un más que probable Syriza 2.0.

En los últimos meses, sobre todo desde que se empezó a perfilar la nueva convocatoria de elecciones, el más elemental respeto por las formas internas de funcionamiento ha saltado por los aires. En aras de una pírrica victoria electoral – nunca mejor dicho después de lo sucedido en Grecia con Syriza – las autoproclamadas “fuerzas del cambio” están utilizando – ahora sin máscara alguna – las Marchas de la Dignidad.

Ya lo vivimos en la Transición. Entonces, de la mano de “dirigentes de la izquierda” vitoreados como “hombres de Estado” se inmoló el potente movimiento obrero y popular – construido sobre ríos de dolor y de muerte – en el altar del programa neoliberal del capital internacional que dejó intactas las estructuras de poder de la Dictadura.

Ahora, quienes hablan de segunda Transición, van a reeditar el espectáculo como farsa. Y lo van a hacer – la Unión Europea no va a permitir que sea de otra manera – sobre el patético guión interpretado por Tsipras hace ahora un año. De momento, se aprestan a construir “el relato”, cuyo guión manda que cuando están entre los movimientos sociales – que entre ellos califican como “Marginalia” – deban proclamar que “hay que tener mil pies en la calle y uno en las instituciones”, cuando su práctica es exactamente la contraria. Lo más grave es que, tanto para asegurar su credibilidad como gestores fiables del sistema, como para eliminar obstáculos molestos para el caso de que gobiernen, su empeño fundamental es debilitar al movimiento popular que mantenga su legitimidad primaria: la independencia frente al poder.

El duro proceso de reconstrucción del movimiento obrero y popular en el marco de la crisis – después de tanta derrota, traición y soborno de líderes y de estructuras sindicales y políticas que tanta lucha y tanto dolor costaron levantar – consiguió dar un paso importante con la construcción de las Marchas de la Dignidad.

Se unieron condiciones que significaron un paso importante tras el 15M. Confluyeron, sobre el fértil caldo de cultivo de la crisis, una mayor raigambre obrera y popular – dada por muerta tras el desprestigio de los sindicatos mayoritarios – y la voluntad de una parte de construir organización desde abajo, junto a lemas con capacidad de servir de “línea de demarcación “ por cuanto señalaban claramente a las estructuras del imperialismo europeo como responsables de tantos ataques.

A pesar de los tiras y afloja con quienes, en aras de sus intereses electorales, se aprestaban a quitar de carteles y manifiestos todos los lemas relativos a la Deuda y a la UE, las Marchas de la Dignidad mantuvieron en su imagen pública la independencia de cualquier fuerza política parlamentaria y se cuidó especialmente que ningún líder político institucional, ni mucho menos ningún candidato, apareciera en sus actos públicos.

Ante una izquierda europea, neoliberal y otanista – carente de credibilidad para una clase obrera que se refugia a pasos agigantados en opciones de extrema derecha – las Marchas de la Dignidad se atrevían a derribar el mito de la “Europa social” y, sobre todo, la ilusión de que “Otra Europa es posible”. Osaban tomar como bandera el llamamiento al pueblo a enfrentar al instrumento más descarnado del capital, y al mismo tiempo más mistificado: el imperialismo europeo. “Marginalia” fue capaz de sacar a la calle un millón y medio de personas y apostaba – con diferente voluntad política – por engendrar sobre bases políticas unitarias formas nuevas de organización popular desde la base.

Y eso ocurría mientras los líderes de Podemos e IU – en la campaña electoral de las europeas de 2014 – pugnaban por hacerse la foto con Tsipras y parecer los más “Syrizos” posible. Después – hace menos de un año – tuvo lugar el trágico esperpento en el que se demostró que la ilusión depositada por el pueblo griego en los homólogos de Podemos e IU duraba exactamente seis meses y que en el marco de la UE y del Euro no cabe, ni soberanía, ni democracia alguna.

El brindis al sol del “Plan B” y la ceremonia de la confusión

A pesar de evidencias tan demoledoras, ninguno de los que están ahora en campaña habla de lo fundamental: qué harán cuando les toque presentarse ante las hienas de la Troika y les den las mismas respuestas que al glamuroso Varoufakis. Su “relato” de laboratorio sólo resiste si no irrumpe la realidad para confrontarlo. Por ello, les resultaba bien incómodo que Las Marchas, con toda su Dignidad obrera y popular de gentes con capacidad de trabajo y de movilización real, sin “postureos” y sin directrices electorales, les amargase la fiesta mostrando que “sus reyes van desnudos”.

Por ello, cuando las Marchas de la Dignidad decidieron el 31 de enero convocar movilizaciones para el 28 de mayo con sus lemas rupturistas, dirigentes de Podemos e IU – enmascarados en un llamado Plan B para la UE, decidieron convocar en la misma fecha. Nadie sabe en qué consiste exactamente el tal Plan B, que no sea un instrumento para encandilar nuevamente a los pueblos con expectativas de “cambio” que ellos mismos dejan para “calendas griegas”; término que significa exactamente algo que no llegará nunca1. En palabras de Varoufakis el Plan tiene por objetivo: “unir a liberales y marxistas, a conservadores y progresistas para salvar Europa”. Tamaña empresa tendría como finalidad conseguir que fuerzas del “cambio” ganaran simultáneamente las elecciones en prácticamente todos los Estados y entonces decidieran transformar la Unión Europea2.

No merece la pena utilizar argumentos para demostrar la vacuidad de la empresa. Tampoco hace falta insistir mucho en las abismales diferencias entre el Plan B y las Marchas de la Dignidad.

Pese a ello – o precisamente por ello, porque se trataba de liquidar todo planteamiento rupturista – quienes representan en las Marchas los intereses de la coalición Podemos-IU han hecho saltar por los aires todos los acuerdos en el interior de las Marchas, para vincularlas al citado “Plan B”.

En el informe realizado por los representantes del “Plan B” tras una reunión mantenida con algunas personas de las Marchas (que acudieron a título “personal” sin mandato de representación alguno) podía leerse: “la capacidad de convocatoria la tienen las Marchas y nosotros tenemos los medios de comunicación y personalidades”. Entonces estaba prevista la presencia de Varoufakis y Susan George. En esas circunstancias, a las que se unía el hecho de que el 28 de mayo estaríamos ya, de hecho, en campaña electoral, las Marchas de Madrid, por mayoría, decidieron no convocar manifestación ese día.

Estas son las razones enunciadas en su Comunicado oficial:

“Ese día 28 de mayo, ante la avalancha mediática que puede tener la presencia en Madrid de estos promotores del Plan B, figuras mediáticas europeas y nacionales, las Marchas de la Dignidad en Madrid, no podemos asegurar nuestra independencia del proceso electoral en curso. Pensamos que nuestro músculo social será utilizado para lanzar este “Plan” a nivel europeo, con el que no estamos en absoluto de acuerdo. Éste plantea la salvación de una Unión Europea controlada por el capital en contra de los interese de las clases trabajadoras europeas y que ha demostrado en diferentes ocasiones no sólo sus limitaciones sociales sino, y hoy en un hecho, sus limitaciones humanitarias, así como su participación en contiendas militares, con la OTAN brazo militar del capitalismo, de expropiación y robo de materias primas de otros pueblos”3.

Este 28 M quienes se juegan su futuro en las elecciones han manipulado todo lo que han podido. Han vinculado las Marchas al patético “Plan B”4 en contra de la posición estatal mayoritaria, han sacado a los candidatos electorales en ruedas de prensa de las Marchas5 – como en Córdoba – y han incluido entre las convocatorias del Estado, una manifestación de Madrid que reunía a los electoralistas y sus satélites y no a las Marchas de la Dignidad. Aquí, no fueron muchos. verdaderamente: “un millar de personas”según medios afines6

Tras el 26 de junio el desarrollo de los procesos políticos y sociales continúa y la lucha también.

En la Transición había dineros para sobornos y para migajas a cambio de “paz social”; hoy no. El capitalismo en crisis no tiene margen para reformas, por mucho que Pablo Iglesias se disfrace de “socialdemócrata” y ni la clase obrera ni los pueblos van a aceptar ir como corderos al degolladero. Hemos aprendido. Nos sabemos el final de la tragedia y no estamos dispuestos a asistir inermes a la representación.

29 de mayo de 2016

________________

Notas

1 https://es.wikipedia.org/wiki/Ad_kalendas_graecas

2 Recomiendo la lectura de la intervención del economista británico Fréderic Lordon en la reunión del Plan B en París:http://salirdeleuro.net/2016/02/26/sobre-el-plan-b/

3 El Comunicado íntegro puede consultarse en el Blog de las Marchas de la Dignidad de Madrid. http://marchasdeladignidadmadrid.wordpress.com

4 http://www.librered.net/?p=44813

5 http://www.diariocordoba.com/noticias/cordobalocal/marchas-dignidad-vuelven-calle-28-mayo_1044324.html

6 http://www.publico.es/espana/marchamos-gobierno-espanol-campeon-recortes.html

www.redroja.net

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/eZ1v