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Pensamiento :: 26/11/2016

Represión a La Insurgencia, o cuando Goliat demuestra su debilidad ante David

Antonio Torres
Esperemos que en ese combate las rimas y las bases de los compañeros de La Insurgencia nos acompañe.

El pasado 8 de noviembre la policía nacional abordó en sus localidades a cada uno de los 13 miembros pertenecientes al colectivo musical La Insurgencia; les quitaron todos los dispositivos electrónicos y los citaron para el día 17 de noviembre en la Audiencia Nacional de Madrid para declarar, en calidad de investigados, por presuntos delitos de enaltecimiento del terrorismo, de incitación al odio, de asociación ilícita y contra las instituciones del Estado. El 17, los miembros de La Insurgencia se presentaron en la Audiencia Nacional pero se negaron a declarar.

Sé que recurrir la leyenda bíblica de David contra Goliat está manido, muy manido quizá; es un tópico que de tanto usarse pierde su sentido, y quizá eso es lo que haga falta, recuperar el sentido de una leyenda ante hechos reales, diarios. A veces la fortaleza no es más que eso, una apariencia, y a veces lo que aparentemente te hace fuerte no deja der tu mayor debilidad. Por eso, al pequeño David le bastó una piedra para acabar con el gigante Goliat: “Metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra. Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano” (Samuel 17, 49-50).

Así como a David le bastó una piedra no solo para derrotar a Golitat, sino más importante aún, para demostrar la enorme fragilidad del gigante filisteo, a los chavales del Colectivo La Insurgencia les han bastado sus rimas y sus bases para mostrarnos, una vez más, a un régimen postfranquista tambaleante, errático, susceptible, nervioso, y sobre todo, débil. Cuando el régimen postfranquista tiene que recurrir a su Tribunal de Orden Público “democrático”, esto es la Audiencia Nacional, y a mandar a sus agentes a intimidar y a amedrentar a unos chavales en la puerta de sus domicilios, no puede significar otra cosa que la imposibilidad real del régimen de sostenerse por otros medios más sofisticados que hasta ahora le han valido como la integración sistémica en sus instituciones o la aceptación de un discurso hegemónico legitimista esparcido por las organizaciones de su “sociedad civil”. Cuando el discurso de la criminalización alcanza a las rimas de unos raperos, cuanto “todo es ETA”, “todo es GRAPO”, o como en el caso de los titiriteros “todo es Alka-ETA”, cuando, en definitiva, la palabra se lleva a los tribunales, la expresión musical se judicializa, y el pensamiento es delito, no hay que darle más vueltas: se sienten vulnerables.

El colectivo musical La Insurgencia pretende según sus propias palabras: “fomentar el internacionalismo, difundir y expandir la cultura revolucionaria, y elevar el nivel de conciencia de las masas trabajadoras”, la represión contra los integrantes de este colectivo es la criminalización de la cultura de los pueblos y de la clase obrera, de esa juventud trabajadora que busca en el hip hop una forma directa de denunciar la situación social, económica o cultural -esa maldita realidad que no da tregua- y de denunciar a los responsables: a quienes quieren mantener su tasa de beneficio cueste lo que cueste.

Pero cuidado, conviene que no confundamos las cosas, que el régimen se sienta vulnerable o muestre debilidades no significa que no sea peligroso, todo lo contrario, en situaciones de vulnerabilidad es cuando se muestra más agresivo. Desde el estallido de la crisis sistémica capitalista –también desde antes por supuesto- lo llevamos viendo, ejemplos hay muchos, demasiados ya, que demuestran que su agresividad contra los pueblos, la clase obrera y la juventud trabajadora no tiene medida. El nuevo año que se aproxima, 2017, vendrá cargado de nuevas agresiones del gran capital contra los pueblos y los trabajadores, es nuestra responsabilidad organizar no solo la respuesta, sino, desde ya la alternativa, y esperemos que en ese combate las rimas y las bases de los compañeros de La Insurgencia nos acompañe.

 

¡Yo también soy insurgente!

 

 

 

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