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EE.UU. :: 02/05/2022

La historia fascista de la OTAN

Tim Anderson
Desde la II Guerra Mundial la OTAN -esencialmente EEUU y Europa Occidental- ha desnudado sus raíces fascistas a través de múltiples intervenciones en cuatro continentes

Los estados de la OTAN apoyaron golpes de estado fascistas en Venezuela, Honduras, Paraguay, Brasil y Bolivia, impusieron bloqueos a docenas de naciones, fomentaron el terrorismo sectario de Al-Qaeda/Daesh/Boko Haram para desestabilizar Libia, Iraq, Siria y Nigeria, y ahora están armando a neonazis abiertos en Ucrania.

Todo esto parece contradecir la muy promocionada autoimagen de los estados de la OTAN: como modelos de liberalismo y valores democráticos, incluso dando lecciones a otros países sobre ese tema. Afirman haber combatido tanto el fascismo como el comunismo. Sin embargo, fueron el imperialismo y el colonialismo europeos y norteamericanos los que sentaron las bases del fascismo del siglo XX.

Desde la II Guerra Mundial -un conflicto masivo que se cobró más de 70 millones de vidas- tanto Washington como los europeos occidentales hicieron grandes esfuerzos por ocultar las contribuciones y los sacrificios de la Unión Soviética (principalmente Rusia) y de China, naciones que perdieron más vidas en la Guerra Mundial que ninguna otra.

De hecho, en 2019 el Parlamento Europeo llegó a culpar tanto a la URSS de Iosif Stalin como a la Alemania nazi de Adolf Hitler de ser responsables conjuntamente de la II Guerra Mundial. Esa resolución afirmaba que "la II Guerra Mundial... se inició como resultado inmediato del notorio Tratado de No Agresión nazi-soviético del 23 de agosto de 1939".

Si no es del todo cínico, se trata de un extraordinario autoengaño, y la culminación de una larga campaña en la que los líderes socialistas Stalin y Mao Zedong fueron presentados, durante décadas, como equivalentes morales del fascista europeo occidental Adolf Hitler. 

Ese engaño se valió de las falsas afirmaciones de que Stalin y Mao habían instigado hambrunas que mataron a muchos millones de personas. De hecho, las hambrunas tanto en Ucrania como en China fueron las últimas de un largo ciclo de hambrunas de la era pre-socialista. El historiador estadounidense Grover Furr ha desmontado el mito de que la hambruna ucraniana del "Holodomor" fue un acto deliberado de Stalin.

Del mismo modo, la afirmación de que la Segunda Guerra Mundial fue el "resultado inmediato" del "pacto de no agresión" soviético-alemán es una falsedad absoluta. Hubo una serie de acuerdos europeos similares con la Alemania nazi antes de esto, y varios fueron más sustanciales.

El acuerdo naval anglo-alemán de 1935, por ejemplo, ayudó a Alemania a reconstruir su flota, mientras que Gran Bretaña, Francia e Italia concedieron a Berlín la reclamación de parte de Checoslovaquia, en el Pacto de Munich de 1938. Además, estaban las colaboraciones fascistas activas entre Alemania, España e Italia, incluido el Pacto de Acero italo-alemán. 

Gran parte de la colaboración fascista de Europa se aglutinó bajo el Pacto Anticomunista creado por la Alemania nazi y Japón en 1936 para oponerse a los estados comunistas. Este pacto atrajo posteriormente el apoyo de Italia, Hungría, España y -durante la guerra- de Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Finlandia, Rumanía y Eslovaquia. El fascismo se extendió por toda Europa en las décadas de 1930 y 1940. Los principales acuerdos europeos con la Alemania nazi se recogen en el cuadro 1.

Cuadro 1: Principales acuerdos europeos con la Alemania nazi

1933, 20 de julio
Concordato con el Vaticano
Reconocimiento mutuo y no injerencia
https://www.concordatwatch.eu/reichskonkordat-1933-full-text--k1211 

1933, 25 de agosto
Acuerdo de Haavara con los sionistas judíos alemanes
Acuerdo para transferir capital y personas a Palestina
https://www.jewishvirtuallibrary.org/haavara 

1934, 26 de enero
Pacto de no agresión germano-polaco
Para asegurar que Polonia no firmara una alianza militar con Francia.
https://avalon.law.yale.edu/wwii/blbk01.asp 

1935, 18 de junio
Acuerdo naval anglo-alemán
Gran Bretaña acepta que Alemania amplíe su armada hasta un 35% del tamaño de la británica.
https://carolynyeager.net/anglo-german-naval-agreement-june-18-1935

1936, julio
La Alemania nazi ayuda a los fascistas en España
Hitler envía unidades aéreas y blindadas para ayudar al general Franco.
https://spartacuseducational.com/SPgermany.htm 

1936
Acuerdo del Eje Roma-Berlín
Alianza fascista y anticomunista entre Italia y Alemania.
https://www.globalsecurity.org/military/world/int/axis.htm 

1936, octubre-noviembre
Pacto anticomunista
Tratado anticomunista, iniciado por la Alemania nazi y Japón en 1936 y que más tarde atrajo a 9 estados europeos: Italia, Hungría, España, Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Finlandia, Rumanía y Eslovaquia

1938, 30 de septiembre 
Pacto de Múnich
Gran Bretaña, Francia e Italia ceden las pretensiones alemanas sobre los Sudetes (República Checa). https://www.britannica.com/event/Munich-Agreement 

1939, 22 de mayo
Pacto de Acero
Consolida el acuerdo italo-alemán de 1936.
https://ww2db.com/battle_spec.php?battle_id=228

1939, 7 de junio 
Pacto de no agresión germano-latino
Busca la paz con la Alemania nazi.
https://www.jstor.org/stable/43211534 

1939, 24 de julio
Pacto de no agresión entre Alemania y Estonia
Busca la paz con la Alemania nazi.
https://www.jstor.org/stable/43211534 

1939, 23 de agosto
Pacto de no agresión de la URSS (Molotov-Ribbentrop)
Busca la paz con la Alemania nazi, el protocolo define las esferas de influencia.
https://universalium.en-academic.com/239707/German-Soviet_Nonaggression_Pact 

¿Qué es el fascismo?

El término se utiliza con demasiada frecuencia, pero tiene un significado real. No podemos dejarnos atrapar por las historias particulares del siglo XX sobre el fascismo: hay que identificar los elementos conceptuales. 

El fascismo es un régimen fuertemente militarizado, antidemocrático y racista-colonial que se compromete con, y es financiado por, una oligarquía privada y capitalista. Si bien el fascismo primario es un proyecto imperial, también existe un fascismo subordinado en antiguas colonias como Brasil y Chile, que se integra con la potencia imperial del momento. Los regímenes fascistas son especialmente hostiles a los estados y pueblos socialistas e independientes. Sólo se diferencian de los regímenes de extrema derecha por aplastar abiertamente cualquier atisbo de democracia social y política. Las culturas e intervenciones imperiales, que siempre y en todas partes niegan la posibilidad de la democracia local o de la responsabilidad, son inherentemente fascistas y siguen siendo la raíz del fascismo contemporáneo. 

El fascismo de la OTAN fue construido por la historia imperial y colonial de muchos (pero no todos) los estados europeos, donde el aplastamiento de las comunidades y naciones locales se justificó con teorías fabricadas de raza y superioridad racial. La negación de esta historia colonial-fascista ha llevado increíblemente a sugerir que, como dice un documental ruso, el ascenso de Hitler fue "algo atípico de las democracias europeas; la doctrina del Führer de las razas superiores e inferiores apareció más bien de la nada en Europa debido a un desafortunado giro de los acontecimientos".

De hecho, el fascismo de la Alemania nazi tenía profundas raíces en la historia y la cultura colonial europea. Como señala el libro de Gerwin Strobl "La isla germánica", el propio Adolf Hitler era un gran admirador de la "crueldad" del Imperio Británico y soñaba con esos logros. Por su parte, EEUU construyó mitos de "libertad" mientras dirigía la mayor economía esclavista de la historia de la humanidad. Como dijo el gran líder de la resistencia latinoamericana Simón Bolívar hace dos siglos, "EEUU parece estar destinado por la Providencia a plagar América de miseria en nombre de la libertad".

Más allá del "apaciguamiento" europeo de la Alemania nazi, hubo una activa colaboración europea y norteamericana con los fascistas antes, durante y después de la II Guerra Mundial. 

En primer lugar, el Acuerdo Naval Anglo-Alemán de 1935 ayudó a rearmar a la Alemania nazi, rompiendo con los límites del Tratado de Versalles de 1919 sobre los barcos y submarinos alemanes, pero pretendiendo que la armada alemana fuera una fracción de la británica. Luego, varias empresas norteamericanas, en particular General Motors, Ford e IBM, invirtieron directamente en la economía, la infraestructura y el ejército del régimen nazi. Hubo muchos norteamericanos y británicos influyentes que admiraron a los nazis. Al borde de la Segunda Guerra Mundial, los banqueros británicos canalizaron oro de terceros (checos) a los bancos controlados por los nazis. 

Ford ayudó a la maquinaria de guerra nazi antes y durante la II Guerra Mundial a través de sus fábricas de vehículos en Alemania y en la Francia de Vichy ocupada. Utilizó mano de obra esclava alemana de los campos de concentración nazis, aunque la empresa, lógicamente, alegó más tarde de que no tenía ningún control sobre estos regímenes laborales. Mientras la Ford se esforzaba por escapar de estas acusaciones, funcionarios polacos y antiguos reclusos nombraron a la Ford como "una de las 500 empresas que tenían vínculos con [la mano de obra esclava del campo de exterminio nazi] Auschwitz". IBM, una empresa del "New Deal" cercana a la administración Roosevelt, también invirtió en la Alemania nazi durante la década de 1930 y los primeros años de la guerra, ayudando a construir los sistemas de información nazis.

Los suizos vendieron millones en armas a los nazis, tanto antes como durante la II Guerra Mundial. A pesar de las pretensiones de neutralidad, entre 1940 y 1944, "el 84% de las exportaciones de municiones suizas fueron a países del Eje". Sin embargo, según el investigador Bradford Snell, "General Motors fue mucho más importante para la maquinaria de guerra nazi que Suiza... GM fue parte integral del esfuerzo de guerra alemán".

Las inversiones norteamericanas y europeas y la colaboración con los nazis continuaron hasta bien entrada la II Guerra Mundial. Un aspecto de ello fue el deseo de participar en lo que fue, entre 1940 y 1942, "un espectacular auge de las inversiones, dirigido principalmente a ampliar la base industrial para la guerra". Sin duda eso animó a Ford y GM a seguir colaborando con Hitler.

Después de 1939-40, cuando la Alemania nazi había invadido gran parte de Europa occidental, Berlín contó con el apoyo de muchos estados fascistas y colaboracionistas europeos, así como de voluntarios civiles. Además de su alianza con la Italia fascista, la Alemania nazi podía contar con el apoyo de la España fascista, a pesar de la supuesta política de neutralidad del general Franco.

Luego estaban los estados pro-fascistas creados por los nazis, la Francia de Vichy y el régimen Quisling de Noruega. Los alemanes crearon múltiples divisiones de las SS, con decenas de miles de voluntarios pro-fascistas, en los Países Bajos, Croacia y Albania. La Francia de Vichy, bajo el mando del héroe de la Primera Guerra Mundial, el mariscal Petain, promulgó una ley racista contra los judíos (Statut des Juifs) que los convertía en ciudadanos de segunda clase en Francia y, por tanto, más fácilmente sujetos a las depredaciones nazis. El régimen fascista de Vidkun Quisling en Noruega también fomentó la participación en las divisiones locales de las SS, ayudó a deportar a los judíos y ejecutó a los patriotas noruegos.

El rey danés Christian X pudo ser amigo de la comunidad judía, pero no se enfrentó a los nazis. A menudo se afirma falsamente que el rey Christian "se puso la estrella de David en solidaridad con los judíos daneses". Esto es bastante falso. En realidad, el régimen danés se opuso a las actividades de la resistencia y compartió información con los nazis. Uno de los factores de esta colaboración fue que Dinamarca era "técnicamente un aliado de Alemania". Bajo presión, habían firmado el Pacto Anti-Comintern [III nternacional Comunista]. A pesar de los grandes esfuerzos por sanear esta historia, en 2005 el primer ministro danés Rasmussen se disculpó en nombre de Dinamarca por la extradición de minorías y figuras de la resistencia a la Alemania nazi, muchas de las cuales fueron enviadas a la muerte.

En todos los Estados bálticos hubo una importante colaboración nazi: Letonia, Lituania y Estonia tenían divisiones de las Waffen SS. Éstas, junto con los colaboradores nazis ultranacionalistas de Ucrania, liderados por Stepan Bandera, recientemente declarado héroe nacional, desempeñaron un papel clave en las masacres locales de comunistas, judíos y gitanos. 

Entre 1941 y 1944, cientos de miles de personas fueron masacradas en Ucrania, la mayoría de ellas por colaboradores nazis ultranacionalistas locales como Stepan Bandera. El historiador ruso Lev Simkin dice: "En la práctica, el holocausto de los judíos comenzó en Ucrania", con la invasión de la Unión Soviética en junio de 1941. Los asesinatos en masa estaban relacionados con la visión paranoica de Hitler sobre los peligrosos judíos bolcheviques. Los asesinatos en masa de judíos en Kiev, Lvov, Kherson y otras partes de Ucrania han sido bien estudiados. Estos son algunos de los sitios de los actuales combates rusos con los neonazis de Ucrania que tienen a Bandera como símbolo. Durante la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de la población judía ucraniana de antes de la guerra, que era de aproximadamente 1,5 millones, "fue eliminada". 

Estudios académicos han demostrado una "participación masiva de ciudadanos bálticos en el asesinato de judíos en el holocausto". Muchas decenas de miles de judíos fueron asesinados en Letonia, Lituania y Estonia, en gran parte por manos locales. Ha habido una fuerte reacción a la exposición de esta fea historia de colaboración fascista. Lituania, por ejemplo, quiere ocultar su historia de colaboración nazi acusando a los partisanos judíos de crímenes de guerra.

En toda Europa hubo una participación a gran escala en la matanza fascista. En Hungría, el líder nazi Adolf Eichmann "contó con la colaboración de las autoridades húngaras" para deportar a más de 400 mil judíos húngaros a los campos de exterminio. 

Todo esto subraya el hecho de que la II Guerra Mundial, desde el lado europeo y norteamericano, no fue fundamentalmente una lucha contra el fascismo, aunque esos estados lucharan contra un "Eje" fascista. La guerra fue más bien una competición entre bloques imperiales, con la coalición liderada por Hitler decidida a colonizar el "espacio vital" ('lebensraum') en el este. La lucha de los patriotas en Europa del Este y Rusia, así como gran parte de la resistencia occidental, fue ciertamente antifascista. Sin embargo, los líderes de los estados occidentales no eran idealistas.

Después de la II Guerra Mundial, EEUU trató inmediatamente de aprovechar la ciencia y la tecnología nazis en su posterior "guerra fría" contra el emergente bloque socialista. Las potencias aliadas aplastaron a las fuerzas antifascistas en Grecia e Italia y ocuparon militarmente Alemania occidental. La Unión Soviética, por su parte, se aseguró de dominar a sus vecinos más cercanos, que habían estado más profundamente vinculados a sus enemigos fascistas: en particular los estados bálticos, Ucrania y el este de Alemania.

EEUU inició un proyecto de reclutamiento secreto de científicos nazis para su maquinaria de guerra. A menudo se cita el uso norteamericano del especialista alemán en cohetes Werner Von Braun en referencia al proyecto espacial Apolo. Sin embargo, Von Braun era un oficial de las SS que había reclutado mano de obra esclava de los campos de concentración. El ejército estadounidense lo quería por su experiencia en cohetes y misiles. En la secreta, pero ahora tristemente célebre, "Operación Paperclip" se reclutaron miles de científicos nazis y se les dio refugio y dinero en los EEUU, por su valor en la construcción del ejército estadounidense. El Pentágono estaba especialmente interesado en el desarrollo por parte de los nazis de "todo un arsenal de agentes nerviosos" y en el trabajo de Hitler para conseguir "un arma contra la peste bubónica". 

A pesar de todas sus quejas posteriores sobre la posesión de armas de destrucción masiva (ADM) por parte de otros Estados, el ejército estadounidense quería disponer de todo tipo de ADM. Y estaban preparados para utilizarlas contra la población civil, como demostraron sus ataques biológicos y químicos en Corea y en Vietnam, y como demostraron los horrorosos y gratuitos ataques de "demostración" nuclear contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Maestros del doble lenguaje, y con una doctrina de "negación plausible", los funcionarios estadounidenses ocultan sus propias atrocidades en la medida de lo posible.

Al convertirse en la potencia dominante después de la II Guerra Mundial, Washington, que había utilizado tácticas fascistas -invasiones, golpes de estado, guerras sucias- para intervenir en la mayoría de los países de América, comenzó a emplear estos mismos métodos en otros continentes. Así, la terrible guerra de Corea condujo a una ocupación militar permanente de EEUU en el sur de la península, el gobierno democrático de Irán fue derrocado y sustituido por una dictadura en 1953 y la siguiente terrible guerra "anticomunista" de EEUU contra el pueblo de Vietnam fracasó sólo después de que millones de personas fueran masacradas.

En el siglo XXI, Washington respaldó múltiples intentos de golpe de Estado contra Venezuela, el mayor productor de petróleo de América e históricamente importante para alimentar la maquinaria bélica estadounidense. En 2002, los golpistas respaldados por EEUU y España secuestraron al presidente electo Hugo Chávez, afirmaron falsamente que había dimitido, rompieron la constitución, destituyeron a la Asamblea Nacional elegida democráticamente y anunciaron al jefe de la Cámara de Comercio, Pedro Carmona, como presidente. Carmona sólo duró dos días, pero le siguieron múltiples intentos de golpe de Estado. Esto era fascismo puro. Venezuela decidió que era necesario un Estado fuerte, con una gran milicia civil, para defenderse del implacable fascismo respaldado por EEUU.

Al mismo tiempo, temiendo la pérdida de su papel dominante en el mundo, Washington lanzó múltiples guerras en Oriente Medio, en intentos inútiles de contener la creciente influencia de Irán, la Rusia postsoviética y China. Las guerras contra Palestina, Afganistán, Irak, Líbano, Libia, Siria y Yemen no son objeto de este artículo. Sin embargo, debemos observar el uso por parte de EE.UU. y la OTAN de ejércitos 'proxy' masivos, al estilo de Al Qaeda y el ISIS, infundidos con la ideología sectaria saudí, a través de la región de Asia Occidental y en África, por ejemplo en la forma de "Boko Haram". 

En la guerra de represalia de 2022 de Rusia contra Ucrania -provocada por una guerra posterior a 2014 contra la población de habla rusa del este de Ucrania y por una acumulación militar de la OTAN, destinada a desestabilizar y debilitar a Rusia- vemos como contraataque una combinación del método fascista de EEUU y la antigua mentalidad colonial europea. EEUU mantiene su doble discurso sobre la "libertad", mientras que los europeos hablan de clases humanas inferiores. En Ucrania, neofascistas como el Batallón Azov y Pravy Sektor, integrados en el Ejército ucraniano, se describen a sí mismos como nazis que quieren matar a rusos, judíos y polacos. La OTAN y sus medios de comunicación incrustados tratan de ocultar esta fea realidad.

La funcionaria alemana y de la Unión Europea Florence Gaub, por ejemplo, utiliza una retórica racista para deshumanizar a los rusos: "Aunque los rusos parezcan europeos, no son europeos, en un sentido cultural. Piensan de forma diferente sobre la violencia o la muerte. No tienen el concepto de una vida liberal y posmoderna, un concepto de vida que cada individuo puede elegir. En su lugar, la vida simplemente puede terminar pronto con la muerte". Los críticos calificaron esto como una reversión muy alemana del concepto nazi de "Untermenschen" o razas inferiores.

El fascismo del siglo XXI ha surgido en nuevas circunstancias, pero lleva los elementos clave del proyecto del siglo XX: un régimen imperial, fuertemente militarizado, profundamente antidemocrático y racista-colonial incrustado en una oligarquía privada y capitalista. Engendra un fascismo subordinado, tan venenoso como su progenitor: un proyecto imperial global que sigue siendo el principal enemigo de todos los pueblos democráticos.

Al Mayadeen / La Haine

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/fE9N