(Y víctimas asimismo de sus propios sesgos). En la década del ‘80, los magos y mentalistas todavía usaban sus trucos para engañar a científicos. Y los científicos se los creían. Harry Houdini, el gran escapista estadounidense de principios del siglo XX, ya se había encargado de desenmascarar a los médiums que decían hablar con personas muertas. Houdini había mostrado lo fácil que era hablar con los muertos y, al mismo tiempo, que lo realmente difícil era que contestaran.