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Madrid :: 13/05/2017

Cómo las políticas neoliberales del Partido Popular han asolado la región de Madrid

Xavier Caño Tamayo
Políticas en las que lo privado pasa por encima de todo, se rebaja lo público y se saquea, convertido en negocio en aras del beneficio privado de unos pocos

En Madrid, en un agitado escenario de corruptos, corruptores y juicios a cargos públicos del Partido Popular o que lo fueron, dimitió de todos sus cargos Esperanza Aguirre, líder histórica de ese partido neoliberal en la capital del Reino de España, ex-ministra con Aznar, ex-presidenta de la comunidad autónoma de la región de Madrid y concejal y portavoz del grupo Popular en el Ayuntamiento de la capital hasta esa dimisión. Hecho que marca un antes y un después en la crónica del saqueo neoliberal de la capital del Reino y región.

Mirando hacia atrás con lucidez y rigor, cabe afirmar en honor a la verdad que hoy, en la región de Madrid, hay más empleo precario y miserable, aún demasiados parados, más deuda pública, menos acción social, más pobreza, peores servicios públicos y mucha más desigualdad que cuando empezó a gobernar el Partido Popular hace catorce años. Eso han logrado las políticas neoliberales de las que Esperanza Aguirre ha sido implacable hacedora. Las políticas en las que lo privado pasa por encima de todo, se rebaja, se reduce lo público y se saquea, convertido en negocio en aras del beneficio privado de unos pocos.

Menos impuestos a los ricos

Esa política neoliberal depredadora de Aguirre, luego del hoy encarcelado Ignacio González y ahora de Cristina Cifuentes, actual presidenta de la Comunidad, empezó con la tradicional y sistemática rebaja de impuestos de la derecha a los sectores y personas más pudientes. Así el gobierno de la región de Madrid renunció a impuestos por importe de 2.800 millones de euros reduciendo el tramo autonómico del IRPF, eliminando el impuesto de Sucesiones y Donaciones y el de Patrimonio. Mientras el presupuesto regional devenía herramienta óptima para proteger el pago a las empresas privadas por servicios que debían ser públicos en tanto se urdían mecanismos para transferir dinero público al sector privado con privatizaciones que se cebaron en la sanidad y la educación.

De tal modo lo que es de todas y todos paso a unas pocas manos privadas. La Comunidad de Madrid renunció así a servir a la ciudadanía y defender sus derechos, pues lo cierto y documentado es que Esperanza Aguirre y sus sucesores han puesto a seis millones y medio de ciudadanos y ciudadanas al servicio de apenas unos veinte mil asaltantes o saqueadores que conforman la minoría rica de esta región.

Hoy, mientras siguen las detenciones y acusaciones por corrupción en el Reino de España, en Madrid se descubren más corrupciones, como la urdida en el Canal de Isabel II. En ese escenario pútrido, Esperanza Aguirre ha sido la máxima exponente de una política neoliberal beligerante y destructora que ha dejado la región y ciudad de Madrid en un estado de necesidad, desigualdad y pobreza como nunca en el último tercio de siglo. Así lo indican cifras y estadísticas, más allá de retóricas vacuas y discursos embaucadores.

Demasiada ciudadanía empobrecida

El resultado del maltrato social a la ciudadanía por la política neoliberal del Partido Popular es que hoy, algo más del 20% de la población (1.300.000 personas) está en riesgo de pobreza. Y eso es nada menos que la quinta parte de la población de la región de Madrid. Y, aunque alardeen de reducir el paro, los desempleados aún son más de 400.000 y, de ellos, unos 300.000 no tienen ingreso alguno. Al mismo tiempo, el desempleo entre la juventud de menos de 25 años alcanza al 40% y campan a sus anchas la precariedad, la más indecente temporalidad y salarios muy bajos que privan de presente y futuro a la gente joven. Por cierto, cuando se pavonean de crear empleo, no dicen nunca que muchos de esos empleos pueden ser solo de pocos días e incluso de horas. Por lo que no es de extrañar que el último informe de Caritas concluya que en Madrid la pobreza es intensa, muy extendida y más crónica que nunca.

Y, aunque en apariencia pareciera otra cuestión, no hay que olvidar que la quiebra de Bankia (banco de origen regional, muy ligado al PP) ha costado 23.000 millones de euros a la ciudadanía, importe del rescate que evitó su hundimiento. Bankia es y ha sido puro neoliberalismo, burbuja inmobiliaria y pelotazos incluidos. Citamos el rescate porque en el terreno de los dineros pasa como con la materia y la energía. Como decía Einstein, la materia no se crea ni se destruye, se transforma. Y el dinero que enriquece a unos pocos también se transforma pues es el que se ha desvalijado a muchos pisoteando sus derechos Si unos pocos se enriquecen a lo bestia, muchos se empobrecen de verdad.

Y una sanidad mucho peor

Y, para rematar, si nos fijamos en la imprescindible atención a la salud, el Observatorio Madrileño de Salud aporta un demoledor informe sobre la gestión privada de los hospitales inaugurados por Esperanza Aguirre. Tras una década de inauguraciones a bombo y platillo, siempre con cámaras de televisión, Madrid tiene hoy 300 camas de hospital menos, ha perdido más de 6.000 profesionales sanitarios (con lo que supone de deterioro cotidiano en atención a la salud) y aumentado las listas de espera para ser intervenido quirúrgicamente. Hoy la ciudadanía en lista de espera quirúrgica, ha pasado de 27.672 pacientes en 2005 a 84.000 en 2016. Sin olvidar que los últimos años se han caracterizado por el notable aumento del gasto en conciertos económicos con empresas sanitarias privadas, mientras disminuía la inversión en centros públicos.

La puntilla de tal desgobierno es que durante años la presunta financiación ilegal del PP madrileño, que ahora investigan los jueces, alimentó los gastos electorales y otros del Partido Popular, además de enriquecer a algunos dirigentes. Así ganaron varias elecciones (cuya legitimidad cabría analizar por esa presunta financiación irregular), mientras sanidad, educación y políticas sociales iban de capa caída, porque parte de los recursos públicos iban en gran medida a parar a pecadoras manos privadas.

Ese es el saldo de “la gestión de los neoliberales del PP, de su pretendida gestión eficaz echando mano al sector privado y enriqueciéndolo. Lamentablemente, no es una cuestión local ni la excepción, sino la regla. Es el escenario habitual que arruinan los gobiernos neoliberales, los que perpetran el llamado Consenso de Washington: privatizar lo público, reducir lo estatal (salvo ejército y policía), rebajar impuestos a los ricos y grandes empresas y eliminar normas de regulación del sector financiero. Hasta disparar la desigualdad a extremos obscenos y asolar en este caso no solo Madrid y su región sino cualquier espacio de España donde gobiernen.

El Salmón Contracorriente

 

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