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Nacionales E.Herria :: 19/05/2017

La mentalidad criminal detrás del ataque a Errekaleor

Borroka Garaia
El movimiento okupa ha sido uno de los pocos que en tiempos de repliegue y retroceso de casi todas las luchas ha mantenido las banderas en alto

Errekaleor, por ahora, y espero que eso haya sonado a amenaza, ya que habría que avanzar en la línea no solo de liberación de edificios sino de pueblos enteros, es el único barrio de todo nuestro país que pertenece a la Euskal Herria independiente.

Ni el estado español ni las autoridades autonómicas y municipales dependientes de éste tienen jurisdicción. Es la legitimidad popular alcanzada a través de la ocupación y el modelo colectivista y asambleario de funcionamiento del barrio basado en la ayuda mutua lo que rige. Debido a ello, este barrio de Gasteiz se ha convertido en uno de los iconos para todos y todas aquellas que acertadamente piensan que para ser felices no nos hace falta el capitalismo ni sus instituciones.
Eso al mismo tiempo convierte a Errekaleor en objetivo a derribar para aquellos que mediante el capitalismo y sus instituciones hacen negocio de la vida ajena. Se autodenominen Iberdrola, PNV o ertzaintza. Aunque su verdadero nombre sea el mismo, independientemente de su papel: Burguesía vasca.

Esta mañana, esa burguesía ha decidido que era un buen día para invadir policialmente,  llenar de uniformados armados un barrio pacífico y soberano, dar unas cuantas ostias, impedir a los medios de comunicación populares realizar su trabajo, reventar caras y arrastrar como perros a los vecinos y vecinas, detener a algún joven e intentar quitar la luz de todo un barrio libre. Será que los hijos e hijas de esa burguesía necesitan energía para encender las playstations y por eso echan mano de los hijos e hijas de la clase obrera que viven en Errekaleor.

 

Era agosto del 2016. 20 jóvenes humildes de clase trabajadora iban a dormir en las calles de Iruñea. Y no es porque fueran sanfermines, que ya pasaron. Estaban en la calle porque las instituciones navarras así lo decidieron, desalojando un espacio ocupado que daba cobijo a las vidas de decenas de jóvenes. Mientras eso ocurría, los hijos e hijas de gran parte de los parlamentarios navarros estaban de vacaciones o haciendo cursos de inglés en Irlanda.

Ese fue el inicio de una ofensiva en la que esta mañana hemos conocido su último capítulo. La mentalidad criminal de la burguesía realizó este proceso mental y estratégico: Si por primera vez la izquierda institucional vasca es capaz de justificar un desalojo bajo promesas en el aire, como así fue, tenemos campo libre para llevar a cabo uno de nuestros sueños. Cooptar e integrar en servicios municipales al movimiento okupa vasco o en caso contrario atacar y desalojar al menor coste social posible. Ni que decir tiene que el movimiento okupa ha sido uno de los pocos movimientos que en tiempos de repliegue y retroceso de casi todas las luchas ha mantenido las banderas en alto y por tanto uno de los objetivos prioritarios para la burguesía vasca en su intensificación del intento de normalización de la opresión en plena crisis que golpea a la clase trabajadora.

El primer paso fue poner a prueba esa debilidad detectada en la izquierda institucional vasca. Y el resultado fue mejor del esperado. Ni se lo creían. Bastaron unas simples presiones para que el Gaztetxe de Iruñea fuera desalojado bajo falsas acusaciones y mentiras realizadas por la propia izquierda institucional vasca.

A partir de ahí, barra libre pensaron. Desde ese desalojo ocurrido en noviembre del año pasado hasta el ataque de esta mañana, la burguesía vasca en este medio año ha atacado, desalojado o iniciado procesos judiciales en al menos 10 gaztetxes y casas ocupadas por toda Euskal Herria.

Este último ataque realizado en Errekaleor, en el asedio que tiene como objetivo que el capital tome el barrio, ha sido realizado concretamente por la que es la tercera fuerza en el ayuntamiento de Gasteiz y “milagrosamente” gobierna. PNV. Ese que no pone incineradoras en sus barrios residenciales. Ese que pacta con el PP porque a parte de ser muy abertzale tiene sensibilidad social. Ese que está en contra de que jóvenes hagan pintadas mientras intenta destruir barrios enteros para especular o piensa que la juventud vasca le pertenece para explotarla mientras no le permite que tenga vida propia. Y que ni mucho menos la haga en un barrio fuera de su control.

Está muy bien y se agradece que la izquierda institucional vasca denuncie los desalojos cuando éstos no se producen en zonas donde sus ayuntamientos no gestionan el estado y se encuentran en la oposición, pero la verdadera prueba es en el caso contrario.

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/fG1e