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Madrid :: 02/06/2017

Continúan las deficiencias en la residencia de mayores de Aranjuez

Carlos Martín - Homer
Las personas afectadas no se asocian porque sí ni se manifiestan para pasar el rato, deberían ser escuchadas sino más que los representantes y políticos del todo va bien.

 

La Plataforma por la Dignidad de las Personas Mayores de la residencia de Aranjuez, formada por residentes y trabajadores se constituyó en consonancia con otras residencias de la Comunidad de Madrid que estaban expuestos al problema de los recortes. La asociación de Aranjuez formuló varios planteamientos y se movilizaron en varias ocasiones llegando incluso a presentarse en plenos del ayuntamiento para visibilizar la falta de atención. Sin embargo, al contrario de lo que cabría esperar, las reivindicaciones de los afectados tocaron techo con los partidos y sindicatos que guardan relación con la representación en los centros, y de alguna manera han sido objeto de presiones para mermar en sus intenciones. El ninguneo constante y las presiones desde arriba han causado que la asociación haya sufrido una gran decaída que veremos si se repone. Para que pueda entenderse, hay que saber que por encima de una plataforma de afectados están los comités de empresa, la dirección del centro y la administración de la Comunidad de Madrid que como indica la palabra son empresa. Por consiguiente sacar a relucir los problemas existentes en una red clientelar de distintos signos políticos que cierran filas ante las injerencias se torna complicado. Luego está la administración de la Comunidad de Madrid que no reconoce los recortes y pone toda clase de impedimentos políticos.

En varias ocasiones los residentes del centro presentaron su inconformidad ante la dirección, a lo cual, terminan contrariadas cuando llegan a oídos de sus familiares que en muchos casos obran por acallarlos. ¿Qué caso se les va a hacer si hasta los familiares por recelo acatan lo que viene de arriba? Lo mismo ocurre con el personal laboral, que además de toparse con los gerentes han de batirse el cobre con los comités de empresa que no dan la cara y lidiar en un ambiente laboral de discusiones por los turnos o por las funciones a desempeñar. “falta personal y tienes que hacer los turnos que crean convenientes y no te puedes negar. Externalizaron la lavandería y ahora el servicio es peor y más caro para la residencia; Las chicas de la lavandería salen cuando no hay personal de hostelería a dar de comer a los residentes con la misma ropa que están lavando. Por la noche estamos bajo mínimos" expone una trabajadora de la residencia Santiago Rusiñol que participó de la plataforma.

Algunos medios de comunicación de Aranjuez hipotecados por los partidos políticos pusieron en cuestión la veracidad de la plataforma y alguno en concreto los tachó de irresponsables. Tras la negligente muerte del pasado mes de abril de un anciano en la Residencia de Mayores de Alcorcón, los medios de comunicación han vuelto hacerse eco de la noticia y han sacado a la luz varios problemas producidos en las Residencias de la Comunidad de Madrid. Es decir que la desatención y la falta de recursos no era algo tan descabellado. El pasado 6 de mayo La Plataforma por la Dignidad de las Personas Mayores en las Residencias se concentraron a las puertas de la residencia de Alcorcón para continuar con sus demandas. Pedían que se modificaran los ratios y se ampliase el número de personal necesario en todas las residencias públicas y privadas. El comunicado titulado dignidad y transparencia citaba la residencia de Santiago Rusiñol, sin embargo ya no había representación arancetana y ningún medio de por aquí oyó las reclamaciones. Por megafonía, se escucharon cosas escalofriantes sobre los errores en la atención y pedían responsabilidades por el fallecimiento de don Miguel. Además decían que ni la dirección ni la consejería se habían puesto en contacto con la plataforma.

Con sus más y sus menos aciertos hay que considerar lo esencial de todo esto. Las personas afectadas no se asocian porque sí ni se manifiestan para pasar el rato, deberían ser escuchadas sino más que los representantes y políticos del todo va bien. Al final se trata de centros donde hacinar a los ancianos y a nadie le importa los viejos. Este tipo de sociedad es así, vive con demasiadas prisas y preocupaciones para dedicarle una atención digna a quienes cierran su ciclo de vida. Los ancianos ya no son productivos y si me apuras, tampoco consumen, pero siguen siendo objeto de pingües dividendos para los grupos de inversión que controlan el sector.

Una sociedad que no cuida a sus mayores, es una sociedad enferma.

Carlos Martín

 

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