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Bolivia :: 02/10/2015

Bolivia: “Sin movimientos sociales no hay proceso de cambio”

Rider Mollinedo
Entrevista con Alfredo Rada Vélez, viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales y Sociedad Civil

Cuando el presidente Evo Morales concluya su presente mandato, el 22 de enero de 2020, habrá sido el hombre que más años ha gobernado Bolivia de forma continua. Este hecho no es de ninguna manera irrelevante o fortuito.

Evidencia el liderazgo histórico de una persona que, con virtudes y errores, concentra las esperanzas de un mejor mañana para inmensas mayorías que habitan el territorio patrio en el momento presente.

El jueves 17 de septiembre de 2015 los representantes de diversas organizaciones sociales aglutinadas en torno a la Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM), tras una multitudinaria marcha, entregaron a los representantes de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia un proyecto para la reforma de la Constitución Política del Estado, con el objetivo de conseguir la habilitación para una nueva repostulación tanto del primer mandatario del país como del segundo, Álvaro García Linera, en las elecciones nacionales de 2019, para que así completen lo que se ha venido a denominar la Agenda Patriótica en pos del desarrollo nacional. El semanario La Época le preguntó sobre éste y otros importantes temas a Alfredo Rada, viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales y Sociedad Civil, innegable defensor del proceso de cambio.

Rider Mollinedo (RM).- A manera de preámbulo, ¿cuánto ha cambiado Bolivia en los últimos 10 años con relación a las décadas anteriores?

Alfredo Rada (AR).- El proceso constituyente encabezado por los movimientos sociales indígenas, obreros y populares, cambió al Estado boliviano, que pasó de la vieja forma republicana monocultural y centralista a uno plurinacional, comunitario y con autonomías. Cabe aclarar que es un nuevo Estado Plurinacional que se está construyendo de manera dificultosa, desde los cimientos fijados por la última Asamblea Constituyente.

También la economía fue transformada por el proceso de nacionalización de varios sectores estratégicos. La nacionalización de los hidrocarburos del año 2006 generó un enorme flujo de ingresos para el país, resultado de la retención del excedente económico originado en este sector. El Estado, por la vía de nacionalizaciones del capital transnacional, estatizaciones del capital privado nacional y la apertura de nuevas empresas públicas productivas, se ha fortalecido y hoy controla el 35% del producto interno bruto del país. Así hemos dejado atrás el modelo neoliberal en el que, como sabemos, cuanto menos Estado mejor para los capitalistas; hemos pasado a un modelo con decisiva presencia reguladora y redistributiva estatal, aunque todavía dentro del sistema capitalista.

Creo que aquí radican las tareas, en lo económico, que deben llevarnos a la profundización de este proceso: seguir fortaleciendo al Estado con nuevas nacionalizaciones, al mismo tiempo que potenciamos al sector social y comunitario de la economía transfiriendo hacia él una parte del excedente recuperado. Ésta será la vía para salir del capitalismo y comenzar la construcción de un nuevo socialismo comunitario y el Vivir Bien.

En cuanto al proceso democrático, estamos pasando de un régimen formal y representativo, hacia uno democrático participativo en el que con la acción unitaria de los movimientos sociales podría construirse un nuevo tipo de poder, el poder social comunitario.

RM.- ¿Cuánto ha valido la lucha emprendida por los movimientos sociales esta última década?

AR.- Le respondo con una frase: sin movimientos sociales no hay proceso de cambio, esto lo explico en dos sentidos: el primero, es que fue su lucha organizada que derrotó al neoliberalismo y abrió este proceso; el segundo, es que en el momento en que los movimientos sociales se replieguen, se burocraticen, se corrompan o se fracturen, este proceso de cambio llegará al punto de estancamiento y de reversión.

No faltaron algunos intelectuales que apoyaron al proceso por algún tiempo y después se declararon disidentes, que pensaron que luego del gasolinazo del 2010 o del conflicto por el TIPNIS del año 2011 habíamos llegado a ese punto de inflexión y se apresuraron en pronunciar el epitafio del proceso de cambio. Hoy los vemos al lado de la derecha o, a los más honestos, marginados totalmente de la acción de masas.

RM.- ¿Cuáles son las falencias que tienen las organizaciones que acompañan el proceso de cambio?

AR.- Entre las falencias cabe destacar que por varios años las organizaciones sociales descuidaron el debate ideológico y la iniciativa política. He visto que recién, luego del reencuentro entre la Central Obrera Boliviana (COB) y el Gobierno, de noviembre de 2013, y particularmente, desde la Cumbre Antiimperialista realizada en Cochabamba en junio de 2014, volvieron los debates estratégicos al interior de las organizaciones, en especial las obreras.

La corrupción y lo que denomino el proceso de envilecimiento interno son también males que han dañado a algunas organizaciones, y esto lo podemos ver con el vergonzoso caso del Fondo Indígena, cuyo correlato nefasto es el hecho de que las organizaciones campesinas e indígenas que conformaron el Pacto de Unidad el año 2004 se debilitaron y han perdido autoridad política ante el resto de la sociedad. Recuperarla tomará años y exigirá una purga dirigencial en el que la posta la tomen las dirigencias jóvenes que no se contaminaron con los malos manejos.

RM.- Hasta la fecha, ¿qué rol ha jugado el presidente Evo Morales, como líder histórico de los movimientos sociales, en la construcción del Estado Plurinacional?

AR.- Evo es un referente de unidad de las fuerzas populares, indígenas y obreras. Su gran mérito consiste en haberse mantenido fiel a los principios antiimperialistas, anticolonialistas y anticapitalistas.

Evo nunca pronunció algún discurso en el que alabe el “modelo capitalista cruceño” o hable del “capitalismo andino”; nunca le escuchamos plantear un “tercer sistema” como, por ejemplo, hace hoy el nuevo Gobernador del departamento de La Paz, Félix Patzi, para posicionarse como el representante de la nueva burguesía aymara. Creo que esa coherencia de Evo explica que los movimientos sociales en el seno de la CONALCAM le sigan respaldando como el liderazgo revolucionario y busquen su reelección.

La multitudinaria marcha (jueves 17 de septiembre) con que CONALCAM hizo entrega a la Asamblea Legislativa Plurinacional de su propuesta de modificar la Constitución para tal efecto reeleccionario, realizando un referéndum para que el pueblo soberano decida en las urnas, fue una nueva expresión de la democracia participativa, de la acción de masas que irrumpe en la sede de los poderes públicos, en este caso llenando el edificio de la Vicepresidencia del Estado, para sellar unitariamente su voluntad de impedir cualquier posibilidad de retorno de la derecha.

RM.- Ud. considera que la CONALCAM es el gabinete de los movimientos sociales. ¿cuál la importancia de esta organización en el momento actual?

AR.- Para entender esto es necesario recapitular la todavía corta historia de CONALCAM.

Nace el 2007 para defender la Asamblea Constituyente que estaba amenazada por ese contrarrevolucionario grupo de prefectos y dirigentes cívicos de la denominada “Media Luna” que se agruparon en el Consejo Nacional de Defensa de la Democracia (CONALDE), un nombre por demás irónico para ese grupo de separatistas que en septiembre de 2008 intentaron derrocar a Evo con un golpe cívico-regional.

Derrotado ese intento golpista, CONALCAM inmediatamente realiza la marcha desde Caracollo (Oruro) hasta La Paz, en octubre de 2008, exigiendo la convocatoria al referéndum para aprobar la nueva Constitución Política del Estado. Estoy seguro que aquella movilización indígena-obrera-popular fue la más grande de nuestra historia.

Luego vino el reflujo. Las masas se desmovilizan y el gobierno comete el error de lanzar el “gasolinazo” que motivó la salida de la Central Obrera Boliviana de la CONALCAM el año 2011. La Coordinadora prácticamente deja de existir en los siguientes dos años pero recupera fuerzas con la decisión de la COB de volver a apoyar el proceso de cambio, para profundizarlo en base a la aplicación de medidas revolucionarias.

Hoy CONALCAM reúne a tres fuerzas sociales: 1) La de los sindicatos obreros estructurados en la COB, que es la que más influencia política tiene en la actualidad, donde resaltan los trabajadores mineros y metalurgistas, los petroleros, los fabriles, los constructores y los obreros del sector de energía; 2) La del Pacto de Unidad indígena campesino originario, que tiene la mayor presencia territorial y el mayor número de afiliados, pero que ha sido golpeado en el último tiempo por las denuncias de corrupción; 3) La de los sectores populares no sindicalizados, donde están las Juntas Vecinales urbanas, las Juntas de Padres y Madres de Familia de Colegios (también se denominan Juntas Escolares), los transportistas, los cooperativistas y los microempresarios.

Como se puede apreciar, CONALCAM es una expresión orgánica de lo que hemos denominado el Bloque Social Revolucionario. De ahí su importancia estratégica para el proceso boliviano.

En CONALCAM no está presente, ni debe estarlo en el futuro, ningún sector de la burguesía; ni siquiera de los cooperativistas mineros (tan cuestionados en el último tiempo) que son más de cien mil afiliados. No puede decirse que todos ellos son empresarios capitalistas ya que de esa cantidad la gran mayoría son trabajadores directos, a los que podríamos denominar proletariado no sindicalizado.

Evo ha mantenido incólume el principio de gestionar el Estado desde un Gobierno de los movimientos sociales. Fue en virtud de ello que me animé a calificar a la CONALCAM como un verdadero “gabinete de los movimientos sociales” que, en cuanto al debate ideológico, estratégico y político, está por delante del gabinete ministerial sobre el que recaen las tareas de una buena gestión gubernamental. Justamente una iniciativa estratégica de la Coordinadora ha sido plantear la necesidad de una reforma parcial de nuestra Constitución que permita la reelección del compañero Evo con un horizonte de tiempo hacia el 2025 (año del bicentenario de Bolivia), para lo que se debe realizar un referéndum en que el pueblo decida.

RM.- En días pasados, Samuel Doria Medina ha atacado la iniciativa de modificación de la CPE hecha por la CONALCAM, ¿qué busca el líder de la fuerza opositora Unidad Nacional con esta actitud?

AR.- Doria Medina es la prueba de que no basta tener dinero para ser líder. Lo que le sobra en plata, le falta en términos de intuición y cálculo político. Antepone su ambición personal a cualquier proyecto alternativo de la oposición de derecha. Su último error ha sido jugar sus cartas apostando al descalabro económico que según él vendrá el año 2016. Ha dicho, “se viene la debacle económica”, como si eso, de ser cierto, sólo afectara al Gobierno; no se da cuenta que un escenario como el que anhela afectará al pueblo y que al ciudadano de a pie no le gustan los malos augurios.

Las fuerzas de la derecha en Bolivia saben que para derrotar al gobierno de Evo primero deben derrotar a los movimientos sociales. La enorme campaña de desprestigio que han lanzado utilizando a varios medios de comunicación busca desmoralizar y debilitar al pueblo, pero el pueblo me parece que va a responder al llamado de CONALCAM que implícitamente le está diciendo: “movilicemos de manera unitaria todas nuestras fuerzas para derrotar democráticamente a la derecha en el próximo referéndum y así garantizar la continuidad y la profundización de este proceso de cambio”.

Sostengo que la derecha no se preparó para el escenario político que se viene. La iniciativa de los movimientos sociales la agarró desprevenida. Por eso es que improvisan argumentos en contra del referéndum: que vamos hacia una monarquía, que el autoritarismo, que el fraude, que la alternancia. Ninguno de sus argumentos resiste un debate político serio. ¿Cómo pueden hablar de monarquía o de autoritarismo cuando se está proponiendo realizar un acto tan democrático como es un referéndum?, ¿cómo pueden hablar de alternancia cuando no tienen ni proyecto político alterno, ni líder alterno, ni modelo económico alterno?

RM.- Algunos analistas sugieren que los resultados del referendo para la aprobación de estatutos autonómicos y cartas orgánicas en gran parte del territorio nacional este 20 de septiembre serán un indicio para establecer el grado de aceptación de la figura política que representa Evo Morales, ¿qué visión tiene respecto a este tema?

AR.- La derecha, de manera titubeante, está tratando de convertir la consulta sobre los Estatutos Autonómicos en una especie de plebiscito contra Evo. Para esto ya los hemos visto juntarse a Patzi, Costas, Revilla, Doria Medina. Todos ellos, obedeciendo a la consigna por el “no”, que desde Miami lanzó Manfred Reyes Villa. Dudo que tengan éxito pues recordemos que en las elecciones judiciales del año 2011 también intentaron este camino con la consigna “mayoría manda”, pensando que así acumulaban capital político, pero fracasaron tres años después, en las elecciones generales de octubre del 2014, cuando Evo volvió a ganar de manera contundente, con más del 61% de los votos.

La consulta autonómica de este domingo 20 tiene que ver con la aplicación práctica del régimen de autonomías en Bolivia. Se equivoca el que quiera convertirla en otra cosa que no sea eso. Se equivocan los opositores y se equivoca también el Comité Cívico de Potosí (COMCIPO) que en realidad lo que está pretendiendo es encontrar una válvula de escape a la presión interna en la propia ciudad de Potosí, cuyos pobladores se preguntan cada vez con mayor insistencia, ¿qué ganamos con el paro cívico de 23 días?

Volviendo a hablar de CONALCAM, creo que es muy auspicioso, para quienes estamos trabajando para construir el cambio revolucionario hacia el socialismo comunitario, que esa Coordinadora se fortalezca gracias a la iniciativa democrática que ha tomado. Si actuamos juntos el Gobierno y los movimientos sociales se vienen más victorias.

La Época

 

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