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Madrid, Estado español :: 15/12/2014

De la violencia futbolística o cómo enmascarar el fascismo galopante

Iratxe, militante de Red Roja
Hay veces que se hace necesario decir “apaga y vámonos”. Esta es una de ellas. Cuando se ocultan los asesinatos políticos, se justifican y se tergiversan, es el momento

Hay veces que se hace necesario decir “apaga y vámonos”. Esta es una de ellas. Cuando se ocultan los asesinatos políticos, se justifican y se tergiversan, es el momento de apagar la luz y pelearse con la almohada (cuanto menos) para poder dormir tranquila.

En primer lugar, he de decir que quien escribe estas líneas es atlética (o más bien, profundamente atlética) y que, sin lugar a dudas, me parece vergonzoso que se jugara el partido. Independientemente de la ideología que puedan o no tener los mandamases, me parece de todo orden irrespetuoso saber de un asesinato (porque se sabía) y saltar al terreno de juego, por mucho que diga la LFP o la misma policía. Irrespetuoso y lamentable, claro, puesto que es una manera de no denunciar los hechos. Si este es el camino para acabar con la violencia, deja mucho que desear; más incluso que la propia violencia que pueda darse en los campos de fútbol o en el seno de las aficiones de los equipos. Dicen que quien calla, otorga, y este es un buen ejemplo.

En segundo lugar, he de decir que me parece esperpéntico que de “la mañana a la noche”, lo que es un asesinato político se convierta en una disputa entre hinchas y todo el mundo ande asistiendo con la cabeza.

Estos “hinchas” del Frente Atlético estaban esperando la llegada de los Riazor Blues, y lo hacían con palos y puños de hierro entre los “objetos contundentes” de los que se jacta la prensa. Los mismos que portan banderas franquistas. [1] Los mismos que no pueden ocultar que entre sus filas hay un grupo de terrible orgullo fascista como es (sin ser el único) el escuadrón rojiblanco [2]. Estos son los que esperaban a los Riazor Blues, que portan pancartas contra la represión o en apoyo de los trabajadores en lucha[3] y se definen públicamente como antifascistas, nada más y nada menos que un domingo a las 9 de la mañana.

Pero, efectivamente, es obvio –nótese la ironía- que se trata de una “batalla campal entre violentos hinchas”.

Sin embargo, me interesa más el tercer capítulo de la historia, crucial para entender lo que ocurre más allá de la violencia en los campos de fútbol.

Ocurre, que entre los detenidos (21 hasta el momento), doce de ellos pertenecen a los Riazor Blues y sólo seis al Frente Atlético. Ocurre que además, hay un detenido de Alcorcón y dos de Bukaneros. En total, quince detenidos de izquierdas frente a seis fascistas. Cabe señalar aquí la criminalización que sufren los Bukaneros y que no debemos dejar escapar.[4]

Ocurre también que durante el encuentro, el Frente Atlético reivindicaba el asesinato, hace dieciséis años, de Aitor Zabaleta (seguidor de la Real Sociedad) y que hasta hoy, “salvando” el asesinato policial de Íñigo Cabacas, era el acto violento más grave cometido en torno al “mundo futbolístico”.

Ocurre que el centro de atención de la noticia, lejos de ser este contenido político de primer orden, es la violencia y el trato de la misma por parte de los Clubes (que efectivamente requiere de mayor esfuerzo y convicción).

Ocurre, además, que la Jefatura Superior de Policía no estaba “al tanto” de que esto pudiera ocurrir, la delegada del gobierno no vio riesgo alguno y la misma policía tardó más de una hora en llegar mientras se sucedían los acontecimientos.

Sorprende entonces, que la estadística de detenciones (15-6), favorezca “por goleada” a los asesinos de Francisco Romero Taobada; que caiga en el olvido el “haber” del mismo grupo; que las noticias sólo hablen de “polos opuestos y enfrentados”, de la misma manera que sorprende que la policía esté completamente enterada de una charla de militantes antifascistas a los que posteriormente detiene[5], y no supiera “absolutamente nada” de lo que podía ocurrir por parte de este grupo fascista que, claramente, lo tenía preparado.

Y digo que “sorprende” sabiendo que más que una sorpresa, es un hecho consumado más del avance permitido –y propiciado- del fascismo en el Estado Español; donde se persigue, controla y castiga incesantemente a todas aquellas voces contrarias al mismo y se oculta tras un tupido velo el germen de la dictadura que no solamente no se erradicó, sino que avanza intempestivo.

Si se prestara la misma atención a las redes sociales de estos grupos fascistas -como lo que son, terroristas- que se le presta a las de los 40 detenidos por la “operación araña”, otro gallo cantaría. Si, acaso, aceptáramos el pretexto de que la violencia debe ser perseguida “sea del signo que sea”, ya estarían detenidos los nazis que “campan a sus anchas” pegando palizas[6].

“De aquellos lodos, estos barros”. Debemos gritar basta de criminalización, basta de persecuciones a quienes luchan por un sistema distinto, basta de silencio y leyes de punto y final. No permitamos el avance del fascismo, no dejemos de denunciar esa “transacción” del 78 que cada día sufrimos más en nuestras carnes; y sobre todo, sigamos luchando porque se derrumbe, en lugar de repetirse o consolidarse. Seamos conscientes de que ningún hecho está aislado de la realidad social en la que vivimos. Empezando por la denuncia, contra el fascismo, ni un paso atrás.


Iratxe, militante de Red Roja

 

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