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Brasil :: 18/09/2014

Desafiando la hegemonía lulista

Ruy Braga
Marina Silva disputa con el lulismo, esta es la gran novedad del momento político actual: el consentimiento pasivo de los subalternos

Si confiamos en las actuales encuestas, Marina Silva tiene buenas chances de derrotar a Dilma Rousseff en un eventual segundo turno. Una giñada política de esta magnitud en la escena política no se improvisa. ¿Pero cómo interpretarla? Hace tiempo, vengo insistiendo que la hegemonía lulista resulta de la convergencia entre dos formas distintas de consentimiento. Por un lado, el consentimiento activo de las direcciones de los movimientos sociales, teniendo a los sindicatos al frente, que se acomodaron al aparato del Estado y a los fondos de pensión de las empresas estatales. Por otro, el consentimiento pasivo de las clases subalternas que seducidas por las políticas públicas redistributivas implementadas por el gobierno federal, permanecían al lado del Partido de los Trabajadores (PT). Vale siempre destacar que el adjetivo “pasivo” califica el sustantivo “consentimiento” y no a los propios subalternos

En tanto, la actual desaceleración económica, recurrente de la profundización de la crisis internacional y de la disminución de las inversiones domésticas, amenaza el régimen hegemónico lulista. Al final, una economía en compás de espera castiga el mercado de trabajo. Además, el aumento del endeudamiento de las familias trabajadoras combinado a la profundización de la precarización del trabajo, amplifica el descontento popular con el actual modelo de desarrollo. Percibiendo los riesgos inherentes a la desaceleración de la economía, las clases subalternas brasileras se colocan en alerta.

Mientras los sectores organizados protagonizan huelgas y el subproletariado sigue firme con el gobierno, una masa de aproximadamente 45 millones de ciudadanos formada por jóvenes entre 16 y 33 años y más escolarizada que la generación anterior, percibiendo un ingreso individual semejante al de los padres, se desprende de la hegemonía lulista, acercándose a Marina Silva. Según datos divulgados recientemente por el Instituto Datapopular, siete de cada diez jóvenes brasileros estudiaron más que sus padres, 65% de ellos trabajan y cuatro en diez trabajan y estudian. Además de eso, en los hogares donde viven esos jóvenes trabajadores, de cada R$ 100,00 que un padre inyecta en las finanzas familiares, el hijo pone R$ 96,00. Sin experiencia política y sindicalmente desorganizados, no es de extrañar que 59% de ellos crean que el país estaría mejor si no existiesen partidos políticos. (1) Políticamentea pesar de reconocer cierto progreso socio-ocupacional en la última década y media, esa masa se hartó del modelo

Ni Aécio Neves, ni Eduardo Campos lograron seducirla. En definitiva, ambos son políticos tradicionales, o sea, totalmente identificados con el sistema partidario criticado por los jóvenes. ¿Pero qué decir de la líder de un partido que es una “red”, una mujer que no es “ni de izquierda, ni de derecha”, oriunda de un lugar olvidado del país, cuya trayectoria de vida es ligada a la preservación ambiental y que habla todo el tiempo de “nueva política”?

Marina Silva surfea cómodamente en la onda “cambista”. De golpe, ella absorbió parte del voto de las clases medias tradicionales animadas con la posibilidad de derrotar a Dilma Rousseff. De hecho, la encuesta del Instituto Datafolha que cruzó datos electorales con el perfil político de los brasileros muestra que, en probable segundo turno contra Dilma, Marina sería la elegida por los electores de derecha (49% contra 35% de Dilma) y de centro-derecha (50% contra 38% de la actual presidenta). Según Datafolha, parte importante de estos electores apoyan a Aécio Neves, el candidato más asociado a las opiniones derechistas. (2)

A pesar que la presidenta vence a Marina Silva por un buen margen entre los electores identificados con opiniones a la izquierda (50% a 43%), lo que llama la atención en esta encuesta es la ventaja obtenida por la ambientalista entre los electores de centro-izquierda (47% a 45%) y de centro (48% a 43%).
Se trata de prácticamente la mitad del electorado brasilero (48%) y a pesar de que la encuesta no cruza datos relativos a la edad, es razonable suponer que esta franja acoja parte considerable de los 45 millones de electores entre 16 y 33 años. En este sentido, al contrario de lo que afirman los dirigentes petistas, simplemente no hay como concluir que la mayoría de los jóvenes que simpatizan con Marina Silva voten a la derecha (3)

En realidad, aunque desfigurada por el rebajamiento general de un debate político aprisionado por la polarización PT/PSDB, la aproximación entre la juventud trabajadora y la candidata ambientalista manifiesta electoralmente un deseo progresista de cambio social. Se trata de una ilusión, pues, ciertamente, Marina Silva haría un gobierno más neoliberal que el de Dilma Rousseff. Sin embargo, el deseo es legítimo y merece respeto. Los jóvenes trabajadores que viven entre un empleo sin futuro y una facultad privada nocturna de baja calidad, quieren aquello que el actual sistema político no es capaz de garantir, esto es, la ampliación de sus derechos sociales

Ellos presienten el riesgo de retroceso histórico en caso de victoria del candidato tucano. ¿Al final, no fueron los gobiernos del Partido de la Socialdemocracia Brasilera (PSDB) que produjeron el desempleo y deterioraron los servicios públicos? ¿Pero qué decir de una ex militante del Partido Comunista Revolucionario (PRC), compañera de Chico Mendes, senadora por el PT, y disidente (recordemos) por la izquierda del lulismo? La ex ministra del medio ambiente surgió a los ojos de la masa precarizada cómo una confiable alternativa confiable a la fatiga del lulismo

Personalmente, considero a Marina Silva como políticamente oportunista, ideológicamente conservadora y económicamente neoliberal. En suma, una pésima opción. No obstante, la imagen que estos jóvenes despolitizados -por más de dos décadas de neoliberalismo y de lulismo-, parecen tener de la candidata del Partido Socialista Brasilero (PSB) es bien diferente. Ella se identificó con la pulsión plebeya que anima el ciclo de luchas sociales inaugurado por las Jornadas de Julio, capitalizando el deseo de progreso ocupacional enraizado en una ampliación de los derechos ciudadanos. Es una estela viniendo directamente de la explosión en las calles el año pasado.

Evidentemente, Marina Silva jamás sería capaz de disputar la dirección de los movimientos sociales con el PT. O sea, el consentimiento activo de las direcciones permanece intocado. Esto garantiza al gobierno un enorme poder de reacción. Además, el subproletariado no se apartó un mísero centímetro de Dilma Rousseff. Luego, la elección sigue indefinida. Mientras tanto Marina Silva disputa con el lulismo, esta es la gran novedad del momento político actual: el consentimiento pasivo de los subalternos.

Es el joven precariado urbano, esto es, aquella masa precarizada de trabajadores del sector de servicios acantonada en las periferias de las principales ciudades brasileras, que puede garantir la victoria de la candidata pesebista.

Finalmente, no debemos olvidar que la amplia mayoría de los millones de jóvenes que fueron incorporados al mercado de trabajo en la última década, recibiendo poco más de un salario mínimo, es formada por mujeres no blancas. La identificación con una candidata mujer, negra, pobre y trabajadora, no es accidental. En verdad, Marina Silva es un tipo de liderazgo que encaja a la perfección en los sueños de esta masa en busca de alternativas. Aunque la frustración popular sea cierta, precisamos reconocer que su eventual victoria emerge directamente de las contradicciones del actual régimen hegemónico.

* Ruy Braga es profesor del Departamento de Sociología de la USP y director del Centro de Estudios de los Derechos de la Ciudadanía (Cenedic) de la misma institución. Es autor de “A política do precariado. Do populismo a hegemonía lulista” (Boitempo, Sao Paulo, 2012)

__________

Notas

1) Para más detalles sobre los datos de esta encuesta, ver Alan Rodrigues. “O que os jovens pensam sobre a política”. Istoé, N° 2336, 3 de setiembre de 2014.

2) Para más detalles, ver Ricardo Mendonça. “Centro-direita sustenta liderança de Marina no 2º. Turno, diz Datafolha”. Folha de Sao Paulo, 7 de setiembre de 2014.

3) Ver Valter Pomar. “Quem não sabe contra quem luta não pode vencer”. Blog de Valter Pomar. Setiembre de 2014.

Correio da Cidadania. Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

 

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