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Brasil :: 29/04/2015

En Brasil la ley de tercerización ha desatado una oposición popular muy intensa

Mario Hernández
Entrevista con Ricardo Antunes, sociólogo brasileño del trabajo. La situación del PT es la de todos los partidos que se mantienen a través de la corrupción

El jueves 23/4 fue votada en la Cámara de Diputados el PL (Proyecto de Ley) 4330 [llamada ley de tercerización]. Fue sancionado con 230 votos a favor y 203 en contra. Gremios y movimientos sociales se han mantenido movilizados en todo el país para rechazar la medida. La Cámara de Diputados de Brasil aprobó en segunda instancia el proyecto de ley para la tercerización laboral en todas las actividades productivas que desarrolla el país, pese al rechazo mayoritario de la clase trabajadora.

Mario Hernández: Un artículo de Emir Sader señala que confiada en las movilizaciones desde hace un mes la oposición convocó a nuevas manifestaciones pero ha fracasado. “El fracaso fue rotundo, no hubo nada que se pareciera a lo de hace un mes, en ciudades donde decenas de miles se habían movilizado, como Brasilia, Belo Horizonte o Río de Janeiro, poca gente se ha dispuesto a hacerlo de nuevo. La agencia Reuter calculó en 140.000 personas los manifestantes del domingo, la repercusión general demuestra que el momento más fuerte de la oposición ha quedado atrás”. ¿Cuál es tu visión acerca de este tema Ricardo?

Ricardo Antunes: La primera manifestación, la del 15 de marzo, fue de las múltiples derechas liberales más conservadoras, autoritarias y dictatoriales. Sumaron muchas personas porque fue un movimiento de las clases medias urbanas más ricas, conservadoras, tradicionales, especialmente en San Pablo. La manifestación del 12 de abril fue distinta, no consiguió aglutinar más gente, por el contrario, hubo una reducción significativa, por ejemplo, en San Pablo, en la primera manifestación hubo 210.000 personas, en ésta había la mitad.

Aunque Emir Sader hace una defensa oficialista del gobierno, porque es un intelectual del gobierno, es cierto que fueron manifestaciones menos fuertes que las primeras, es importante entender el por qué. En la primera hubo muchos movimientos de derecha despolitizada, muy conservadora, muy ideologizada, claramente en contra de Dilma, pero no porque sea de un gobierno de izquierda fracasada, sino porque es un gobierno corrupto y también porque, según la derecha, es un gobierno de izquierda.

Nosotros sabemos que Dilma no hace un gobierno de izquierda, en el mejor de los casos podríamos decir que es un gobierno de centro, moderado, con algunos sectores volcados hacia la izquierda, y amplios sectores volcados a la derecha, basta decir que el Ministerio de Finanzas y Economía está en manos de un gran gestor de una banca brasilera.

Lo importante es que por un lado la derecha no consiguió movilizar la cantidad de personas que lo hicieron en marzo en todo el país, intentaron duplicar y no llegaron ni a la mitad. En este sentido hay una retracción del movimiento de derecha, por otro lado, está en debate en la Cámara de Diputados un Proyecto de Ley que provocaría una profunda regresión social sin equivalente en la historia moderna del Brasil en las leyes de trabajo.

Como he dicho en muchos periódicos, en mi opinión significa una regresión comparable con el trabajo esclavo, aunque sea una esclavitud moderna, porque es un Proyecto de Ley que cambia toda la legislación laboral, que permite la tercerización de todas las actividades tanto en empresas privadas como públicas. Podemos imaginar qué sucedería si todos los trabajos cambiaran de trabajos reglamentados bajo una ley laboral protectora a una legislación que dice que va a proteger al trabajo pero que desata una profunda desprotección.

Ayer fue un día de muchas movilizaciones y manifestaciones, no manifestaciones de masas en las calles pero sí de mucha actividad, de paralizaciones de una o dos horas, cortes de rutas, manifestaciones de muchos sectores sindicalistas un poco más críticos, de la izquierda, de los movimientos sociales como los Trabajadores sin techo, Sin tierra y otros.

Brasil está en una ola de polarización acentuada, por un lado las derechas, por otro los que defienden el gobierno de Dilma como Emir Sader y, además, los descontentos pero que están en contra de las reacciones de la derecha y también en contra de muchas de las acciones del gobierno de Dilma.

Este Proyecto de Ley fue aprobado por la Cámara de Diputados, está pasando a debatirse en el Senado y podría volver a Diputados si sufre cambios. Queremos saber qué va a hacer Dilma con esta Ley que es tan negativa para los trabajadores.

Brasil entró en una era de conflictos y confrontaciones sociales muy intensas

M.H.: Cuando hacías referencia a las actividades que se llevaron a cabo en el día de ayer, cuando varias centrales sindicales convocaron a un paro nacional en tu país, señalabas tres opciones, por un lado las dos que estuvimos analizando en relación a la derecha política y al gobierno. ¿Se podría considerar a esta entrada en escena de los trabajadores como una posible tercera vía, como una alternativa de izquierda al gobierno de Dilma?

R.A.: Solo parcialmente, porque es muy importante entender que las manifestaciones de ayer fueron en contra de un cambio profundo y radical, una verdadera contrarrevolución en la legislación social protectora del trabajo, hubo amplia participación de los sindicatos, como la Central Única de los Trabajadores (CUT), que son parte del PT y apoya a Dilma, también hubo manifestación de la CONLUTAS que está en oposición desde la izquierda, hubo manifestaciones de sectores que hacen un apoyo crítico a Dilma, pero también del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo que son un poco más independientes y críticos.

O sea, la manifestación que se dio ayer en muchas partes del país, con huelgas y cortes de ruta, fue llevada a cabo por dos grandes grupos, por un lado los que defienden el gobierno de Dilma pero tienen vínculos con las clases trabajadoras como la CUT, otros más o menos independientes como el MTST y sectores que se ubican más hacia la izquierda como CONLUTAS, trabajadores públicos, universitarios, la Asociación de docentes del nivel superior y otros. Hay manifestaciones también de un sindicalismo más moderado, pero que sabe que si se cambian las leyes todos los trabajadores brasileros perderán todos sus derechos y se convertirán en trabajadores tercerizados. Imaginen que de un día para otro en Argentina todos los trabajadores pasaran a ser tercerizados o ser sustituidos por trabajadores tercerizados, significaría un caos.

En Brasil hay cien millones de hombres y mujeres que comprenden nuestra población económicamente activa, alrededor de quince millones son trabajadores tercerizados, si esto se invierte imaginen la tragedia social que significaría. Por eso moviliza la oposición de muchos sectores, inclusive de aquéllos que están a la izquierda del PT y a la izquierda de Dilma que también participaron ayer.

Fue la primera manifestación porque este proyecto fue preparado en las sombras de la noche, abruptamente, por el señor Eduardo Cunha, un conservador muy vinculado con las derechas, lo puso a votación en un momento en el que el empresariado y las grandes fracciones del capital en Brasil quieren imponer una profunda derrota a la clase trabajadora.

Este es el cuadro de lo que sucede en Brasil, las manifestaciones de ayer fueron el inicio de muchas otras, hoy hay un debate nacional en Brasil, por un lado la crisis y el gobierno de Dilma, si hay o no 'impeachment', por otro, este cambio profundo de la legislación social del trabajo, la “tercerización total” que los capitales, la alta burguesía y los grandes medios de comunicación apoyan, pero que ha desatado una oposición popular muy intensa.

M.H.: Hoy ha tenido gran impacto en los medios de prensa televisivos de nuestro país la detención del tesorero del PT. ¿Qué podés comentar al respecto?

R.A.: Es un duro golpe, el más duro sufrido por el Partido de los Trabajadores (PT). Todos saben que Vaccari es el hombre de las finanzas del PT, que recogía el dinero de las grandes empresas, de los bancos, etc., para sustentar el proyecto y las campañas electorales del PT. Su detención se produjo porque hay evidencias muy fuertes de que a pesar de una aparente situación jurídico-legal, hay ilegalidad. Podemos imaginar que la estrategia del Poder Judicial es mantenerlo apresado durante muchos días y hacer presión sobre su familia. Podrá soportar una semana, quince días, un mes, pero hay una sensación de profunda tensión en el PT, porque si Vaccari empieza a hablar se dará una crisis muy grande.

Por otro lado, hoy los medios anuncian que está en curso avanzado la detención también de José Dirceu, es decir, la situación en el campo del PT empieza a tornarse mucho más grave que la situación actual que ya de por sí lo es. No creo que pueda sobrevivir como partido de izquierda con una moral política positiva, podrá mantenerse como partido, pero será un partido del orden que hará todo lo que sea necesario para quedarse en el poder al igual que todos los partidos de derecha y en cierto sentido peor, porque una cosa es la corrupción de la derecha, que es algo instalado, otra cosa es en un partido que nació siendo una nueva variante del socialismo del siglo XX para el XXI y llega hoy a una situación que es la común de todos los partidos que se mantienen a través de la corrupción. Es profundamente crítica la situación del PT porque no se sabe la capacidad de resistencia de Vaccari, si va a mantener el silencio y a asumir solo la culpa o va a hablar para reducir su pena.

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