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César María Muñoz Arconada como parte del realismo socialista en España
Antorcha

César María Muñoz Arconada es uno de los escritores más representativos del realismo socialista en España. Nació en Astudillo (Palencia) el 5 de diciembre de 1898.

Publicó en 1928 su primer libro de poemas, "La Urbe", uno de los logros poéticos del Ultraísmo. Además Arconada colaboró de forma continua con reseñas, notas críticas y crónicas de las asambleas sindicales en Comunicaciones, uno de los boletines editados por los trabajadores de Correos.

Con la crisis de la monarquía oligárquica, que pone al descubierto la miseria, la explotación y la opresión padecidas por las masas populares, así como sus condiciones de vida semifeudales, muchos escritores de la época descubrieron que su posición en la sociedad en que vivían, exigía de ellos algo más que el puro juego de palabras en el alambique de sus refinados libros. Era necesario responder a la realidad, a sus contradicciones, mil veces más sugestivas y apasionantes que las especulaciones vacías, cerradas sobre sí mismas, de los eruditos, siempre cuajadas de un individualismo insolidario.

A partir de 1930 la obra de Arconada adquiere una orientación política progresista y nos sorprende con tres novelas casi sucesivas. "La Turbina" es la primera de ellas, en la que relata las transformaciones que provoca la técnica, la industrialización, en las comunidades campesinas patriarcales cerradas, prisioneras de atavismos ancestrales.

Poco después del advenimiento de la II República, en junio de 1931, ingresa en el Partido Comunista de España. Entonces eran muy pocos los escritores e intelectuales que pertenecían al PCE.

En 1932, Arconada publica en las "Ediciones de Izquierda" sus siguientes dos grandes novelas: "Los pobres contra los ricos" y en 1934 "Reparto de tierras", que son crónicas de las luchas de clases en el campo español, reflejo y testimonio de una época de agudas luchas campesinas.

En 1934, al reanudarse la publicación de Mundo Obrero tras el bienio, ocupa el puesto de redactor literario.

En 1936, el comienzo de la guerra antifascista le lleva de corresponsal de Mundo Obrero a Asturias, permaneciendo varios meses en las cercanías de Oviedo. En 1938 escribe en pocos meses "Río Tajo", comienzo de una trilogía que recibe el Premio Nacional de Literatura en 1938.

La novela de la guerra civil española, las características de la contienda, la naturaleza del levantamiento fascista contra la República, la reacción popular, los cambios que se originan en el seno del pueblo, su capacidad de resistencia y organización, son otras tantas fuentes que influyen, en Arconada para la redacción de su "Río Tajo". La novela está escrita en plena contienda e impregnada del fragor de la lucha que libra el pueblo español contra las fuerzas fascistas.

Es una novela escrita además desde el campo republicano en el que Arconada se siente comprometido y combatiente. Es una obra literaria mitad testimonio, mitad movilización. En sus páginas palpita un espíritu de rabia y de orgullo por el comportamiento del pueblo. Responde a las necesidades de consolidación del poder republicano, de creación del Ejército Popular, de organización y consolidación, de relanzamiento de !a iniciativa.

La esperanza de Arconada en el futuro es algo más que una afirmación programática. Frente a tantos políticos marrulleros, chaqueteos, transformistas, intelectuales encastillados en sus escépticas frustraciones, insolidaridades permanentes, moralidades que no tienen más frontera que la del individualismo y la propiedad, miedos conscientes o inconscientes a cualquier cambio: preciosa herencia que el franquismo ha dejado a la sociedad española, sigue siendo posible creer en el futuro. Sigue siendo posible esa sociedad sin clases que Arconada quiso poder vivir en España.

Pocos días antes de caer Barcelona en manos fascistas Arconada abandonó definitivamente España. Vino la derrota y, con ella, la huida y el exilio. Como tantos otros, Arconada pasó por un campo de concentración francés, partiendo luego hacia la URSS.

Un trabajador infatigable como Arconada, vio truncada su capacidad creadora por el exilio y se volcó en tareas más oscuras y silenciosas, en traducciones de los clásicos rusos antiguos y modernos. Tradujo a Puskin, Lermontov, Nekrasov, Maiakovski, Blok, etc. Escribió algunas obras teatrales, la más conocida "Manuela Sánchez" (1949), estrenada en 1952.

De 1945 es su largo poema "Dolores". En 1942 editó su libro de narraciones "Cuentos de Madrid" y posteriormente otro titulado "España es invencible". Además novela la vida de José Díaz, secretario general del Partido Comunista de España durante la guerra.

Arconada murió en Moscú, en el exilio, el 10 de marzo de 1964.

Como en el caso de tantos otros escritores, poetas, pintores, arquitectos, hombres de la cultura que vagaron sonámbulos por la paramera anonadada del exilio, sólo un puñado de españoles le recordaba en el instante de su muerte. Parecía que el fascismo había alcanzado uno de sus objetivos: barrer las tradiciones de nuestra cultura revolucionaria, desarraigar del recuerdo popular los nombres y las obras de quienes lucharon contra él con las armas en la mano. El aplastamiento cultural posterior a la guerra civil, la persecución a los republicanos, se convirtió en una purga contra todos los escritores antifascistas. Unos huyeron hacia un exilio interminable; otros sucumbieron, muertos ante los pelotones de fusilamiento; de otros sólo quedó un recuerdo nostálgico y minoritario.

Nuestra historia literaria y las nociones que de ella han llegado a la totalidad del pueblo español, se han visto lastradas por estas contingencias. Los nombres de Enrique Gaspar, Benjamín Jarnés, Felipe Trigo, López Pinillos, Ciges Aparicio, Carranque de Ríos, Díaz Fernández, Joaquín Arderius, Antonio Espina, Juan Rejano, Herrera Petere, etcétera, han sido ignorados por completo.

Como todos ellos, Arconada es también un escritor olvidado. Sólo rescatando sus olvidadas obras, reconstruyendo la continuidad con el pasado, podremos rescatar la memoria, que es tanto como decir, volver a ser nosotros mismos.

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