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Ley de Extranjería, comida para los explotadores y la mafia
Begoña Zabala - SOS Racismo

Hay un conocido aforismo que persigue y maldice al poder judicial que dice que «la justicia, cuando es lenta, ya no es justicia». ¿Será ésta la suerte que correrán nuestras amigas? Esperemos que se llegue a tiempo para hacer justicia a unas mujeres que han demostrado un coraje y una valentía extraordinarias, y hasta el momento se han encontrado con una justicia lenta e ineficaz. Ya empieza el juicio tan esperado y tan retrasado por argucias procesales hábilmente utilizadas por la defensa.

Recordemos la historia de hace dos años y tres meses, exactamente. Era en el mes de octubre de 1998 cuando se desarticuló en Buñuel una red de prostitución e inmigración ilegal. Según la versión de la Policía, fueron localizadas diez mujeres de nacionalidad extranjera, sudamericanas, secuestradas en un club de alterne de Buñuel por su propietario, Adolfo Labarga, quien las obliga a prostituirse, las ha agredido en varios ocasiones, ha violado a algunas de ellas, no les paga para así compensar el billete de avión que dice haber pagado él, les retira los pasaportes...

El resultado de toda la investigación culmina con el procesamiento de este individuo y de su mujer por los delitos de obligar a la prostitución, agresiones sexuales, secuestro, lesiones, explotación laboral... La petición fiscal asciende a 106 años para él y casi otro tanto para ella, y peticiones similares por parte de la acusación particular y la acción popular, ejercida por SOS Racismo y apoyada por el Ayuntamiento de Tudela y la Asamblea de Mujeres.

A pesar de los intentos de la investigación nadie más ha resultado procesado, cuando es evidente que este hombre es el que realiza el trabajo aquí, pero alguien tiene que haber en los países de origen de las afectadas ­Venezuela y Colombia­ que se encargaba de localizarlas y enviarlas aquí.

El caso es que a los dos años y pico de los hechos, los dos procesados campan libremente a sus anchas y, aunque parezca increíble, a pesar de las peticiones tan altas, están en libertad provisional. Lógicamente, en esta situación, estos no tienen ninguna prisa en que se celebre la vista oral, y han conseguido hábilmente el retraso de la misma con el sencillo truco de cambiar cinco veces de abogado. El último señalamiento en el mes de octubre fue suspendido por esta causa.

Pero, de verdad, a nosotras quienes nos importan son ellas: las mujeres afectadas, inmigrantes sin papeles, mujeres secuestradas por un tipo sin escrúpulos, que hace más de dos años tuvieron la osadía de denunciar esta situación, aunque con ello sabían que se jugaban incluso la ansiada residencia en nuestras tierras. ¿Van a ver satisfechas sus demandas de justicia?

Cuando sucedieron los hechos, fue una carrera contra reloj y contra la ley de extranjería el conseguir que estas mujeres, que tenían visado de turismo para tres meses, no fueran expulsadas de forma expedita por las autoridades policiales. Acudimos al Parlamento Foral, al juzgado que instruía la causa, al Delegado del Gobierno, vía Comisión de derechos humanos, al Ayunta- miento de Tudela, a la solidaridad de la gente... para conseguir un permiso de residencia con derecho a trabajar, por lo menos mientras se seguía la causa en la que ellas aparecían como víctimas, para que en su día, hoy mismo, pudieran intervenir como testigos en el juicio y para que pudieran ejercer la acusación particular y así poder exigir la reparación de los daños y perjuicios.

Pasado tanto tiempo, y vividas tantas cosas, algunas de ellas no van a venir al juicio oral; quizá hayan tenido que volver a su país por no encontrar trabajo en condiciones. Alguna otra ha sido amenazada directamente por el agresor y su gente y ha preferido no comparecer. Otras quizá hayan estabilizado su situación de residencia y prefieren no venir, pues después de tanto tiempo volver a revivir aquellos malos momentos, ante una sala llena de público extraño, cuando no hostil, no es la mejor terapia.

Por eso estamos, desde Sos Racismo y otras organizaciones, ejerciendo la acción popular para demostrar nuestra solidaridad y apoyo a estas mujeres y para dar voz a las que ahora, por diferentes dificultades, no pueden usarla. Pero, sobre todo, queremos estar en este espacio público para acusar y señalar con el dedo a los culpables: el señor Labarga y su mujer (y quienes sin duda les ayudaron aunque no estén procesados), con la complicidad de la Ley de Extranjería y sus fieles ejecutores.

¿Cómo mujeres que son víctimas de estas atrocidades van a denunciar a sus agresores si pende sobre ellas la amenaza de la expulsión sin más trámite ni posibilidad de defensa? Sólo por el hecho de ser persona extranjera, sin papeles, el único destino es la vuelta a su país. Con esta amenaza solamente, los proxenetas y explotadores de mujeres tienen en su mano el mejor instrumento para ejercer su oficio. Y no sólo ellos, también los patrones y empleadores, se animan a pagar sueldos de miseria a trabajadores sin permiso de residencia. Lógicamente, y con la complicidad de la ley, también se ahorran los gastos de la Seguridad Social. Tampoco hay por qué respetar la jornada máxima, ni los descansos en festivos, ni las vacaciones... Y ya, puestos a abusar de gente que no va a protestar, se les alquilan unos pisos, que no cumplen muchas veces las condiciones de habitabilidad, por unos precios desorbitados, obligándoles así a compartirlos entre varios.

Se ha creado con la ley de Extranjería, con la actual y con las anteriores, un nuevo sujeto en el ámbito jurídico: el sujeto sin derechos. Con la cínica excusa de proteger a las personas sin papeles de las mafias, se les niegan los derechos mínimos que les permitan sobrevivir. Sólo tienen el derecho a ser repatriados, aunque a veces sólo sean sus cadáveres, como en el caso de los doce ecuatorianos muertos en el accidente de Lorca. Pero las mafias y los patrones sin escrúpulos no son la causa de lo anterior, sino más bien la consecuencia de una ley que propicia estas situaciones.

Nuestra presencia en el juicio estos días será una muestra de solidaridad para con las mujeres víctimas de estos abusos y también de rechazo hacia estas leyes de Extranjería que son las que crean y alimentan a estos explotadores mafiosos.

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