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Mundo :: 21/09/2016

Aprender a sobrevivir en el desierto

Ana Barradas
Debemos hacer la travesía del desierto, pero es la única manera, no hay otra

Hoy en día, muchos de los que ellos mismos se designan marxistas-leninistas o comunistas se alinean con las fuerzas reformistas, sin se preguntar sobre los resultados de tales alianzas estratégicas.

Les encantan todas las innovaciones pseudomarxistas que tiran la clase obrera abajo y la pequeña burguesía más alto. Alineanse con la domesticación y la institucionalización de las organizaciones obreras, no se indignan con su criminalización y la sumisión a las leyes capitalistas que los sindicatos reformistas tratan de combatir en vano. Los "iluminados" marxistas de hoy no son conscientes o no están interesados en las luchas en las fábricas, reducidas a su más pequeña expresión gracias al aislamiento en que se les dejó caer.

Estos pseudomarxistas piensan que los trabajadores de la producción, la clase proletária, ya no son la clase verdaderamente interesada en la revolución, la única que la puede dirigir, y ven en ella signos de aburguesamiento, de analfabetismo político, abandono de las doctrinas que los intelectuales -nunca han trabajado en la fábrica - hoy elaboran y que quieren ver adoptadas por las masas de los trabajadores, sin distinción de clase, para de ese modo la "reeducar" por su estrategia anti-revolucionaria. Dicen: "La clase obrera está dormida, no tiene conciencia de clase, no quiere la revolución, no hay manera de la despertar."

Olvidan estos doctrinarios que la obligación de todo revolucionario es precisamente centrar la acción y el enfoque en las dificultades de la masa proletaria alienada por el capitalismo y ayudarla a elevarse por encima de su sumisión al sistema económico que la explota.

El comunismo va a terminar?

Luego están los que resisten y no se rinden, los últimos mohicanos del comunismo, tribu en extinción que encuentra cada vez más difícultad a afirmarse.

El comunismo no va a terminar, pero está muriendo. La inmensa mayoría de los "viejos" abandonó la lucha en los últimos años de reacción. Se cuentan con los dedos da la mano los que buscan líneas de demarcación políticas, definición de ideas, planes estratégicos. Los jóvenes no sienten el poder de atracción del marxismo y de la lucha por la revolución, no hay traspaso a la generación más joven. No tiene futuro ninguna teoría, por más bella que sea, que no encuentra su aplicación y rejuvenecimiento en la práctica de la lucha anti-capitalista de la clase obrera para imponer su dictadura sobre los explotadores. Corremos el riesgo de que se sumerja toda la herencia de casi 150 años. La idea del comunismo podría surgir de nuevo más tarde, pero hoy en día está desapareciendo. No ayuda a nadie hacer la vista gorda, haciendo caso omiso de la gravedad de los hechos y buscando falsas alianzas con parceros reformistas.

A pesar de todos los defectos que se pueden señalar a los partidos comunistas antes de 1935, lo cierto es que ellos se esforzaron para educar al comunismo los obreros más valientes en la lucha anticapitalista para los llamar al liderazgo como los más adecuadosa para su ejercicio. La regla de la mayoría obrera en la dirección, establecida por la 2ª Internacional todavía en la época de Lenin, era verdaderamente para satisfacer.

Fue así que entre los líderes del Partido Comunista portugués se destacarón el secretario general y obrero metalúrgico Bento Gonçalves en los anos 20-30; el obrero vidriero José Gregorio, que jugó un papel decisivo en la revuelta de Marinha Grande en 1934; Militão Ribeiro, obrero textil que dirigió numerosas huelgas y murió a manos de la PIDE en 1950; Chico Miguel, ex zapatero que en las penitenciarias fascistas ministraba cursos de marxismo a sus compañeros de prisión; el joven Alfredo Diniz (Alex), trabajador del metal, organizador de luchas reivindicativas asesinado por la policía política en 1945, etc.

Esta tradición se perdió cuando fue inflectida la línea de los partidos comunistas para incluir en sus luchas todas las aspiraciones de las clases que constituían los frentes antifascistas. Así es como hoy, en este enfoque interclasista, son elegidos para las direcciones politicas una mayoría de pequeñoburguesas y emergen como teóricos dichos marxistas profesores y otros intelectuales.

Se ven muy aislados aquellos que quieren separar de las corrientes intermedias que interpretan los deseos de la pequeña burguesía en nombre de la lucha por el socialismo. Con poco o ningún apoyo, se alejan de la gran masa de los que se entusiasman con el supuesto potencial revolucionario de la colaboración de clases y por lo tanto se encontran en un desierto que carece de militantes convencidos y listos para la dureza de la travesía, obreros conquistados para la perspectiva de organización del partido comunista, para la conquista del poder proletario, masas intermedias semiproletarias decididas a poner se al servicio de esta causa.

Esta es la situación real. No hay que engañarnos a nosotros mismos. Nada más se puede ofrecer. Mete miedo como somos muy pocos. Debemos hacer la travesía del desierto, pero es la única manera, no hay otra. La hermosa utopía de los proletarios del mundo unidos para establecer su orden en contra los que los oprimen ése es el objetivo a alcanzar

 

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