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Estado español, Anti Patriarcado :: 29/09/2014

#BesicoDisident contra el heteropatriarcado y por unas fiestas inclusivas

Purna
Las fiestas han de ser parte del conjunto de l@s zaragozanas, tod@s tienen derecho a verse integradas dentro de sus actividades y símbolos, sin que estos excluyan a nadie


#BesicoDisident contra el heteropatriarcado y por unas fiestas inclusivas

24 September, 2014

El hecho de que que vivimos en un sociedad heteropatriarcal no es nada nuevo: lo sufrimos cotidianamente por diversos comportamientos; lo escuchamos en gran cantidad de conversaciones y vemos cómo se materializa en muchos ámbitos de nuestra sociedad. De hecho, una de las características del heteropatriarcado es la maleabilidad que presenta; esto podemos observarlo en la facilidad con la que se adapta a todos los escenarios de la sociedad y uno de los contextos en los que pasa más inadvertido es en el festivo. Las fiestas son un caldo de cultivo perfecto que permite que el heteropatriarcado abra sus alas y nos envuelta más a todas, si cabe; de hecho, es en este ambiente donde más actitudes y agresiones machistas se registran, es decir, este contexto determinado es una auténtica situación de riesgo. Dentro de las fiestas, los mejores aliados para el heteropatriarcado son el alcohol y las drogas que no solo sirven de pretexto para muchas de las agresiones sexistas sino que además, en la mayoría de las ocasiones, las atenúan quitándoles la gravedad que en realidad tienen; es más, cuando, en un ambiente festivo, tiene lugar alguna actitud machista, esta se considera normal y se alude al alcohol y a las drogas para justificarla. Este es, pues, uno de los escenarios en los que el heteropatriarcado muestra una de sus caras más encarnizadas y contra la que más contundentemente debemos realizar nuestra lucha. Está en nuestra mano frenar este tipo de actitudes denunciándolas y reivindicando unas fiestas en las que sea posible divertirse fuera de los cauces que marca el heteropatriarcado; dicho de otro modo, debemos trabajar en pro de unas fiestas en las que la lucha contra el heteropatriarcado se integre en el marco de diversión, pues esta será la única manera de conseguir no solo unas fiestas sanas, sino una sociedad igualitaria.

Las fiestas han de ser parte del conjunto de los y las zaragozanas, todas las personas tienen derecho a verse integradas dentro de sus actividades y símbolos, sin que estos excluyan a nadie por ninguna razón. El cartel elegido para las fiestas del Pilar de este año ha resultado ser la expresión de un orden sexual muy determinado; que en su propia forma folclórica pasa inadvertido pero que de facto margina y excluye a razón de diferencias sexuales. El cartel de estos Pilares reproduce roles patriarcales asociados a la pasividad de la mujer y a los mitos del amor romántico que están en la base de la dominación machista. La imagen está, además, vinculada a la figura folclórica de lo baturro que en su significado transmite valores tradicionales y que busca hacer permanecer el orden de sexo-género imperante. Las personas con sexualidades diferentes a la heteronormativa se ven excluidas por este cartel de la misma manera que lo estarían los demás si solo apareciera una pareja homosexual. Que una institución pública y una fiesta que se supone es de todas y todos tenga como único referente un único beso heterosexual excluye a gran cantidad de zaragozanos y zaragozanas. Necesitamos un cartel y unas fiestas que respeten la diversidad y que no se ciñan a los modelos tradicionales imperantes. La disidencia sexual es nuevamente marginada de la esfera pública dando a entender que solo hay un camino posible y bueno, el de la sexualidad heterocentrada. No entramos en juicios estéticos sino en significados simbólicos derivados de la proyección pública que tienen este tipo de iconos. Las y los feministas que luchamos por derribar el orden heteropatriarcal no podemos dejar que se excluya la diferencia de un modo tan evidente.

Por ello nuestra propuesta ha ido encaminada a la subversión estética de esos cánones tradicionales. No queremos que se vea una única Zaragoza, rancia y heteronormalizada. Queremos que se vea el Aragón disidente, ese que lucha día a día por destruir las normas que nos oprimen y por acabar con la discriminación. La sociedad aragonesa debe aceptar con la misma normalidad “El besico” si es heterosexual que si es gay o lesbiano, si son dos baturros o dos baturras. Queremos construir un Aragón donde quepan todas las expresiones eróticas, donde la fiesta no se vincule exclusivamente a la relación hombre-mujer, donde la mujer sea pasiva y cortejada. Queremos unas fiestas que no proyecten el imaginario del amor romántico, que no idealicen el poder heteronormativo y que no sean el marco que propicia las agresiones sexistas. Dos chicos y dos chicas besándose supone estéticamente y ante la difusión masiva del cartel oficial, un acto de subversivo contra el orden heteropatriarcal. Porque denuncia la exclusión de la diversidad erótica y porque visibiliza opciones y realidades sexo-afectivas que el discurso oficial trata de extraer del ámbito público y el imaginario colectivo.

Hacia un nuevo sentido de lo baturro, que deje de tener ese significado peyorativo y en referencia al paletismo. Sabemos que en la cultura aragonesa lo baturro ha cumplido una función regionalizante que subsumía a nuestro pueblo bajo los tópicos ruralistas y la dependencia del Estado español. Y lo hacía mediante la potenciación de figuras folclóricas de acuerdo a la tradición patriarcal y heteronormativa. Lo baturro ha estado tradicionalmente vinculado a lo anticuado y a la cultura más machista que propugnó el franquismo. Haber conseguido vincular la identidad aragonesa a ese tipo de figuras cultural y socialmente reaccionarias es una gran victoria conjunta del poder español y patriarcal. Ambas, la opresión nacional y la opresión de la diversidad erótica, van unidas en el proyecto que ha configurado históricamente la oligarquía española. Es hora de recuperar nuestra identidad como aragonesas y como disidentes eróticas, podemos y debemos visibilizar que lo baturro no solo puede ser cavernario y casposo; puede articularse como un vector de transformación cultural y social. Dos baturros, dos baturras, besándose frente al pilar; nada hay más disruptivo y abierto a nuevas significaciones. Le damos un nuevo sentido, cambiamos el margen de lo socialmente imaginable y resignificamos así lo baturro y lo aragonés.

 

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