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Estado español, Nacionales PP.Catalans :: 13/01/2016

El apoyo a Rajoy sería una sentencia de muerte a mediano o largo plazo del PSOE

Mario Hernández
Entrevista con José Luis Carretero, miembro del ICEA (Madrid) :: Felipe González y el ala derecha del PSOE reclaman favorecer la investidura del PP

Mario Hernández: En comunicación con José Luis Carretero desde Madrid. Hay una situación de trabazón política importante no solamente en el Estado español sino también en Cataluña.

José Luis Carretero: Sí, se trata de una situación muy difícil de resolver porque el resultado de las elecciones del 20 de diciembre ha sido el de un equilibrio bastante inestable entre cuatro fuerzas políticas: el Partido Popular, el Partido Socialista, Ciudadanos y Podemos; y no parece que se pueda armar un bloque lo suficientemente grande como para poder investir presidente en estos momentos. El Partido Popular que tiene el apoyo de Ciudadanos no tiene los suficientes votos como para poder investir Presidente y el Partido Socialista no parece capaz de generar en la izquierda un bloque político capaz de ocupar la presidencia tampoco.

En Cataluña ha sucedido algo muy similar. Las elecciones fueron el 27 de septiembre y las fuerzas nacionalistas que persisten con la plataforma independentista, no han conseguido generar la suficiente mayoría para conseguir un gobierno y, por lo tanto, para llevar adelante su proceso; le ha fallado el apoyo de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), una fuerza anticapitalista de izquierda que ha puesto por encima del tema nacional el tema social.

M.H.: Decís que ha puesto por encima el tema social, sin embargo, la prensa en Argentina apunta centralmente al veto a la figura de Artur Mas.

J.L.C.: Sí, es que está relacionado. El tema de la negativa de la CUP a entrar al gobierno catalán o a favorecer la envestidura de Artur Mas viene marcada por tres elementos centrales. En primer lugar, Artur Mas es una figura muy relacionada con la corrupción, una persona acusada de tener cuentas en paraísos fiscales, muy relacionado con la familia Pujol que ha sido la que ha tenido el poder en Cataluña los últimos 30 años y que también está salpicada por numerosos casos de corrupción.

En segundo lugar, Artur Mas ha sido la persona que ha realizado más recortes sociales en los últimos años en el Estado español, ha hecho recortes en sanidad, en educación, en servicios sociales, etc.

En tercer lugar, Artur Mas es un independentista de ocasión, es una persona que teniendo una perspectiva catalanista, sin embargo, ha tratado de permanecer en el Estado español teniendo una fuerza propia para Cataluña, pero entrando en el llamado consenso de la transición del régimen del '78, y sólo ahora ante el empuje de las movilizaciones ciudadanas de independencia se ha vuelto independentista, pero con la condición que él tiene que encabezar ese proceso.

M.H.: ¿Sería inevitable la convocatoria a un nuevo proceso electoral en Cataluña?

J.L.C.: Es inevitable siempre y cuando no se produzca ningún tipo de fuga en torno de la CUP. Tal como están las cosas en este momento la CUP no va a apoyar la presidencia Artur Mas. Hay que tener presente que en la CUP el resultado ha sido del 50% a favor de envestir y 50% a favor de no investir a Mas, o sea, ha habido 36 votos en el Consejo nacional de la CUP en contra de Mas, contra 30 a favor. Si las cosas siguen como van y los diputados de las CUP obedecen lo decidido por el partido, obviamente tendrá que haber elecciones.

M.H.: ¿Qué posibilidades hay de que el Partido Popular llegue a un acuerdo con el Partido Socialista y Ciudadanos?

J.L.C.: Eso es lo que están reclamando los “barones”, es decir, quienes tienen poder a nivel orgánico, a nivel territorial, y las figuras históricas del Partido Socialista, a Pedro Sánchez que es el líder del partido. En el marco de su partido, tiene un ala derecha conformada por esos barones territoriales y también por las figuras históricas como Felipe González, entre otros, que le están reclamando que de una manera u otra favorezca la investidura del Partido Popular, ya sea absteniéndose de votar en la segunda votación, en la que va a salir la mayoría simple para investir al Partido Popular, o formando una gran coalición a imagen de lo que sucede en Alemania, entre el Partido Socialdemócrata y el partido de Angela Merkel. Por cualquiera de esas dos vías está tratando de forzar a Pedro Sánchez el ala derecha del Partido Socialista.

Ese ala tiene mucho poder y además tiene una figura que pretende plantear como alternativa a Pedro Sánchez, la presidenta de Andalucía, Susana Díaz. Está en discusión si se va a llevar a cabo un congreso del Partido Socialista en febrero o si se va a retrasar, que es uno de los momentos en los que podría colocarse a Susana Díaz y quitar a Pedro Sánchez. Lo cierto es que cualquier cosa que pase en el PSOE por investir a Rajoy, sería una especie de sentencia de muerte a mediano o largo plazo del Partido Socialista, porque implicaría un camino muy parecido al del PASOK, el partido socialdemócrata griego que lo llevó a la desaparición parlamentaria.

M.H.: ¿Cuál ha sido el papel de Podemos en esta crisis institucional?

J.L.C.: Podemos ha obtenido un muy buen resultado, 69 diputados contando con una serie de candidaturas territoriales en las que está junto con otras organizaciones. Sin embargo, ese buen resultado no ha sido suficiente como para superar al Partido Socialista, por lo tanto, para participar de un gobierno tiene que contar con el Partido Socialista, pero para que se forme un gobierno nucleado en torno a ellos, tiene que contar también con las fuerzas independentistas o nacionalistas, como Izquierda Republicana de Cataluña o como el Partido Nacionalista Vasco. Eso pone encima de la mesa una cosa que Podemos está recalcando en estos momentos, que el tema territorial tiene que ser solucionado.

Podemos dice que el Estado español es un Estado plurinacional y que eso es una realidad que tiene que ser reconocida por la Constitución y por las instituciones. Pero lo esta diciendo no solamente como una línea roja, que es más o menos de lo que lo acusa la derecha del Partido Socialista, no se trata de una línea roja que haya puesto Pablo Iglesias, sino que él es lo bastante lúcido como para saber que sin solución al problema territorial, sabiendo cómo está el equilibrio de poder en estos momentos en el Estado español, no cabe la posibilidad de poner en marcha un gobierno de izquierdas o un gobierno alternativo al Partido Popular.

M.H.: ¿Cuál sería la perspectiva de salida de esta crisis?

J.L.C.: La perspectiva de salida está complicada, en estos momentos se entrecruzan las dos crisis, la del Congreso Nacional con la de Cataluña y van a estar muy interrelacionadas en los próximos tiempos. La perspectiva de salida pasa o por la conformación de una gran coalición o por la envestidura del Partido Popular con el apoyo del Partido Socialista, por un lado, o lo que podríamos llamar la madre de todos los pactos entre el PSOE y Podemos que está bastante difícil, o por la repetición de las elecciones; esto último es algo bastante plausible. Otra de las alternativas que se está poniendo sobre la mesa cada vez más insistentemente es que el Partido Socialista se abstenga para que gane el Partido Popular, pero excluyendo a la figura de Mariano Rajoy como presidente, por sus relaciones directas con lo que podría llamarse el mundo de la corrupción.

La repetición de las elecciones sería una especie de segunda vuelta tanto a nivel nacional como a nivel de Cataluña, y el problema fundamental que vemos es que si no se produce una irrupción de un electorado nuevo, de la gente que se mantuvo en la abstención, porque al fin y al cabo se nos dijo mucho que iba a disminuir el porcentaje de abstención, pero ese efecto no se produjo el 20D. Si un electorado nuevo no interviene, lo que parece es que de una u otra manera se repita un resultado muy semejante, el Partido Popular obviamente obtendría muchos votos de Ciudadanos que se convertirían en voto útil hacia la derecha, pero la izquierda probablemente favorecería a Podemos, aunque también está más en cuestión en función de lo que pase en los próximos tiempos, pero en todo caso no parece que se moviera ninguno de los dos bloques en el sentido de que ninguno puede obtener la mayoría absoluta sin tener que contar con los nacionalistas y sin tener que resolver, por lo tanto, el problema territorial.

M.H.: ¿Cuál es el debate de los ciudadanos españoles frente a esta situación?

J.L.C.: El debate es muy variado, creo que una de las cosas esenciales es tener en cuenta que estas son contradicciones que se producen en el marco de un proceso que se arrastra previamente desde la movilización ciudadana, que es el proceso del 15M. Eso ha roto el bipartidismo, ha hecho que se hable más de política, aunque los movimientos sociales han abandonado la escena pública durante los últimos tiempos, para favorecer este asalto de las instituciones de una parte de los movimientos.

El debate está en que se plantea el fin del bipartidismo y quizás la apertura de un nuevo proceso constituyente que permita redefinir determinadas estructuras de cambio respecto de lo que ha sido el régimen del ´78. Este proceso de cambio, sin embargo, no consigue generar la suficiente fuerza para desterrar ese régimen definitivamente, por lo tanto, se está llegando a una situación de bloqueo que creo que solamente podría ser roto por un proceso de movilizaciones populares lo suficientemente fuertes para que subiéndose a él las fuerzas del cambio pudieran generar y empujar en esa dirección. El problema es que no se sabe si se quiere o no hacer este cambio tan profundo y, sobre todo, no se sabe cómo volver a revitalizar a los movimientos populares en las calles.

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