Felipe González, derechos humanos y la pedagogia del millón de muertos

 Ayer cuando leí las declaraciones de Felipe Gonzalez, diciendo que "Pinochet respetó mucho mas los derechos humanos que Maduro", me vino a la mente la "pedagogía del millón de muertos". La "pedagogía del millón de muertos" o "pedagogía del capital" es ese puñetazo en la mesa que el capitalismo siempre ha dado cada vez que un proyecto político que intentaba circunvalarlo llegaba al poder. Cada cuarenta años más o menos se mata a casi todo el mundo y luego se deja votar a los supervivientes. Esto es lo que normalmente se conoce como “Democracia”.

La llamada "transición democrática española” fue el resultado de un golpe de Estado fascista, una guerra civil con su millón de muertos y una dictadura de cuarenta años con sus cadáveres enterrados en las cunetas, sus desaparecidos, sus represaliados, y sus miles de exiliados y torturados. La violencia terrible que los pueblos del Estado español soportaron durante cuarenta años sirvió para que los sucesores de Franco pudieran instaurar la "democracia" pues se hallaban ante un pueblo manso, un pueblo domesticado que había aprendido a temer la libertad, un pueblo que estaba preparado para someterse a los dictados del capital.

Felipe González, el Sr X, el creador de los Gal, el rey de las cloacas y señor de las alcantarillas, fue el hombre que los aparatos del Estado español en conminencia con el Pentágono designaron para que llevara a cabo los planes del Gran Capital. Con Felipe Gonzalez, el Estado español culminó su integración en la OTAN, entró en la CE (ahora UE) y se adhirió plenamente a las doctrinas económicas imperantes en los organismos internacionales del ramo: FMI, OCDE, Banco Mundial, etc.

Mientras los ciudadanos del Estado español habían aprendido ya a votar "correctamente", sin poner en peligro la soberanía natural del capitalismo y la gestión del imperialismo estadounidense, el pueblo chileno eligió a Allende como presidente y pusieron en marcha la "vía chilena hacia el socialismo"

Allende era un marxista convencido de que por la vía pacífica se podía llegar al gobierno, y, desde ahí, darle un vuelco a las estructuras del Estado en beneficio de las mayorías empobrecidas. Expresaba que para lograr tal objetivo se debía nacionalizar las grandes industrias, priorizando las que estaban en manos estadounidenses, al ser éstas las que explotaban los recursos estratégicos. Estos, y otros ideales sociales, lo convirtieron en un indeseable para Washington pues podría servir de ejemplo para los pueblos de otras naciones latinoamericanas y no estaban dispuestos a permitirlo por lo cual decidieron aplicar con el pueblo chileno la "pedagogía del capital"

El hombre elegido por los aparatos del Estado chileno en conminencia con el Pentagono para llevar a cabo los planes del Gran Capital fue Pinochet. En Chile, entre 1973 y 1988, el régimen fascista de Pinochet hizo desaparecer a miles de personas y torturó a decenas de miles. Los propósitos “pedagógicos” del dictador, y los límites de la democracia restaurada por él mismo, fueron explícitamente expresados en una famosa declaración en vísperas de las elecciones de 1989: “Estoy dispuesto a aceptar el resultado de las elecciones, con tal de que no gane ninguna opción de izquierdas”.

Cada vez que algún pueblo ha hecho el amago de operar al margen de los dictados del capital, los gestores del imperialismo han dejado bien claro a la población de quién tiene la sartén por el mango plantando un millón de muertos encima de la mesa. Ejemplos de cómo se hace eso hay muchos, sobre todo en Latinoamérica: golpes militares, represión brutal, gobiernos dictatoriales e implantación de los principios de la escuela de Chicago

Sin embargo, el 4 de febrero de 1992, el Comandante Chávez lideró luna rebelión cívico-militar que fue el preludio y punto de partida de la Revolución Bolivariana que hoy se vive en Venezuela.
Dicha acción marcó un antes y un después en la vida política, no sólo venezolana sino de toda Latinoamérica. La Revolución Bolivariana demostró que era posible romper con el bipartidismo de los partidos burgueses y tomar la maquinaria estatal para redistribuir la riqueza y mejorar las condiciones de vida de las clases populares. La Revolución Bolivariana demostró que cuando los pueblos se empoderan pueden vivir al margen de los dictados del capital.

Por todo ello, y al igual que ocurrió con el gobierno de Allende, la Revolución Bolivariana representa una amenaza para EEUU y el Gran Capital, y es por todo ello por lo que hay una estrategia golpista y desestabilizadora destinada a romper la voluntad popular del pueblo venezolano. La campaña mediática contra el gobierno de Nicolás Maduro nadie la puede negar, está a la vista de todos. En las redes sociales se miente, se tergiversa, se engaña y se va construyendo la idea de que en Venezuela hay una dictadura que es necesario derrocar.

Y es en ese contexto en el cual aparece Felipe Gonzalez dispuesto una vez mas a cumplir los designios del Gran Capital con la vista puesta en el régimen fascista de Pinochet ya que es evidente que el intento de sabotaje que vive Venezuela es el mismo que vivió Chile en 1973: Inflación inducida, desabastecimiento, acaparamiento son solo algunos hechos producidos intencionadamente por la oligarquía que los venezolanos vienen siendo victimas en estos últimos años.

Si estos fascistas llegaran a tener éxito, sería el comienzo de una negra noche para nuestros hermanos venezolanos. El fascismo llevaría a cabo su pedagogía del millón de muertos, aplastando y aniquilando al pueblo de Venezuela. Las violaciones a los derechos humanos no tendrían límites ni éticos ni legales.