La manipulación como norma.

La mayoría de la prensa internacional ha destacado la victoria de las candidaturas independentistas en las elecciones del 27S en Cataluña. La prensa española por el contrario, salvo excepciones, siguiendo su trayectoria de manipular sin vergüenza alguna, considera que los resultados de las elecciones del 27S en Cataluña han demostrado que la sociedad catalana rechaza el proyecto independentista.

El Mundo en su edición del lunes 28 de septiembre publica la siguiente portada “La mayoría de los catalanes dice no a la independencia”. Por su parte El País también publica de forma destacada en su portada “Los independentistas ganan las elecciones y pierden su plebiscito”. Dos claros ejemplos, por no recurrir a otros más descarados, de lo que es la cultura de la perversión informativa entre los medios de comunicación defensores del Régimen del 78.

La mentira y la manipulación no suelen llegar muy lejos, aunque desde luego tienen sus utilidades desde el punto de vista ideológico y político.

Vayamos con los resultados reales de las elecciones del 27S en Cataluña: El bloque soberanista, Juntos por el Sí y las CUP han obtenido 1.952.482 votos es decir un 47,78% de los votos emitidos. El resto de las candidaturas han obtenido un total de 1.964.350, es decir el 48,06%. Lo que falta hasta el 100% son votos nulos, votos en blanco o a candidaturas irrelevantes.

Parecería demasiada osadía achacar estos a l@s contrari@s al proyecto independentista.

En esos 1.964.350 que significan el 48.06% de los votos emitidos se incluye a Catalunya Sí Que es Pot, que en ningún momento se ha declarado en contra del Derecho a Decidir y además ha expresado su deseo explícito de que no se les incluya en el bloque del NO. Por tanto, en el bloque del no quedarían exactamente 1.599.527 votos. Es decir el bloque soberanista ha ganado en escaños y en votos. Cuestión diferente es que esos votos no hayan superado el 50% del voto emitido. Y ahí entramos en la cuestión del plebiscito. Obviamente unas elecciones parlamentarias no son un plebiscito; cuando desde las candidaturas soberanistas se le daba esa caracterización era con una finalidad política, no administrativa. Ciertamente el Estado Español está a tiempo de facilitar una consulta plebiscitaria,  pero hasta ahora se ha negado reiteradamente. No se puede perder algo que no ha existido.

Otra cuestión en la que hacen especial hincapié los medios del régimen es en que la suma de los escaños de CIU con los de ERC en las elecciones autonómicas anteriores superan a los obtenidos por la candidatura de Juntos por el Sí. Estamos de nuevo ante una nueva falacia evidente. CIU se presentó en las elecciones autonómicas anteriores como una coalición autonomista y sin pretensión alguna de ir más allá de los límites que el Régimen del 78 impone. En esta ocasión Convergencia, ya sin Unió, se ha incorporado a una candidatura explícitamente independentista y por ello rupturista hacia el Régimen del 78. Desde el punto de vista político y electoral, el que Convergencia haya mantenido la mayoría de su apoyo socio-electoral, después de hacer esa travesía nada fácil, es lo que nos parece que hay que destacar. Y ellos “lo saben”.

En los próximos días haremos una editorial en la que desarrollaremos un análisis más amplio y detallado sobre las elecciones en Cataluña y las perspectivas que éstas abren, pero nos parecía urgente publicar unas primeras notas que sirvan para desenmascarar la estrategia mediática de un Régimen que ha perdido su legitimidad no sólo ante el Pueblo de Cataluña, sino ante la mayoría social del conjunto de los Pueblos del Estado Español.