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Estado español :: 03/02/2016

Nosotros sí que podemos…

Isidro Santana
Los canarios sí podemos lograr nuestra independencia para convertirnos en un Estado digno, próspero y donde prevalezca la justicia social

Nunca es tarde para iniciar una estructura que propicie una lucha eficaz por nuestra liberación nacional, máxime cuando los acontecimientos nos coloca en una situación de grandes posibilidades, dada, vista y comprobada la corrupción sistémica en la que está inmersa la metrópoli y donde Canarias vuelve a tener otra oportunidad, ya que, históricamente, ha sido una convidada de piedra en los grandes asuntos que nos afectan, pero objeto de saqueo, rapiña, marginación y menosprecio por parte de la potencia colonizadora, España.

     Muchas han sido las organizaciones llamadas independentistas que han intentado, de forma particular, emprender programas de acciones contra el colonialismo, pero ninguna (excepto el MPIAC con el liderazgo de Antonio Cubillo) ha tenido capacidad ni trascendencia en el menester, sino que, por el contrario, se han convertido en parte de los intereses coloniales participando en el juego sucio de la metrópoli y hasta prestándose al soborno.

     Cada cual, por cuenta y riesgo, sin carisma, prestigio ni proyecto –carentes de una reconocida andadura de lucha práctica y objetiva que haya posibilitado la sensibilización del pueblo canario para tu toma de conciencia ni ayudarlo a organizar para la defensa de sus intereses colectivos y nacionales–, se han erigido, de forma mesiánica, seguidos por una caterva sin conocimiento político más allá del folklorismo ramplón, como los representantes y adalid de una empresa que les queda muy grande por lo que supone una lucha de Liberación Nacional…

      No obstante, en consecuencia, las grandes mujeres y hombres capacitados y honestos que podrían articular y mover un gran proyecto nacional, quedan relegados por estos incompetentes, o no entran en esos despropósitos, bien por vergüenza, porque saben que no es el camino o porque se lo impide el tufillo sectario y narcisista de los que quieren conducir una nave que ni, siquiera, saben arrancar. En treinta años, los grupúsculos “independentistas” no han sido capaces de buscar una convergencia –aún teniendo la coyuntura política y las contradicciones y debilidad de la metrópoli a favor– pues ningún iluminado quiere ceder ni renunciar a su trono de cartón, anteponiendo su megalomanía a los intereses generales de nuestra sometida nación.

     Mientras ocurre que Canarias se pudre cada vez más, mientras la metástasis llega al rincón más inhóspito de nuestra nación, no hay una estructura revolucionaria capaz de enfrentarse al colonialismo español y amputarle los tentáculos. Por el contrario, en vez de articular células anti-cancerígenas, comités y asambleas en todos los barrios y pueblos de Canarias; en vez de trabajar cercanamente al pueblo e involucrarse en sus problemas para hacerle saber, de forma didáctica, comprensible, que todo mal del canario es consecuencia del colonialismo español y de sus esbirros en la colonia, se montan irrisorios gobiernos en el exilio o Consejos de Transición, partiduchos que van a las elecciones coloniales a ver si sacan algún concejal de alcantarillado, estructuras todas ellas inocuas, inconexas con el pueblo canario y su realidad, ya que llevan toda la vida de reunión en reunión sin salir de las cavernas –excepto para sacarse alguna foto aparentando ser los futuros ministros de la patria liberada– muy útiles ellos al colonialismo mientras no tengan capacidad de movilización, reacción ni relación con nuestra gente.

     Esto no es un ataque, es un toque de atención a la cordura y al pragmatismo, además de un llamado a que se articule un Movimiento de Liberación Nacional –funcional y no en teoría– que siga los pasos de nuestro fenecido líder Antonio Cubillo, pues lo existente no da respuesta a nuestra situación colonial y no hace mella alguna en el colonialismo depredador español; asunto por el que hay que sacar a antiguos elementos ya viciados en este menester del independentismo, pues, más que un acicate para nuestro pueblo y nuestra liberación, son una rémora que anquilosa el proceso o no lo deja arrancar.

    Piensan estos ilusos, que si Catalunya logra la independencia España se desintegra y Canarias será independiente por carambola: actitud indolente, necia y oprobia, esperar a que un pueblo logre su emancipación a ver si el asunto cuaja por casualidad o te toca por lotería. Simplista lectura del panorama político, ya que si Catalunya lograra la independencia el recrudecimiento colonial en Canarias se incrementará, sería inclemente, pues no tenemos una sociedad preparada, articulada ni cohesionada en una conciencia nacional como para aprovechar dicha coyuntura ni para hacerle frente a las tropelías del colonialismo español. Si hay alguna duda al respecto, leer al africanista Léopold Sédar Senghor, quien explica, de forma ilustre y mediante hechos históricos, como las metrópolis recrudecen sus políticas y represión en las colonias en sus épocas de crisis e inestabilidad.

     Creo que los canarios sí podemos lograr nuestra independencia para convertirnos en un Estado digno, próspero y donde prevalezca la justicia social, siempre que las mujeres y hombres capacitados, que por pudor y honradez se han apartado de esta laya que se cree hegemónica, vuelvan y se pongan en sus posiciones unidos a una nueva generación preparada y sin bichar –siempre al margen de folklorismos mitificadores y castrantes– para que cojan las riendas de la lucha soberanista canaria dentro de un verdadero Movimiento de Liberación Nacional.

 

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