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Pensamiento, Estado español :: 27/01/2009

"Culto a la Personalidad" y reforzamiento del orden de dominación

Pedro García Olivo - La Haine

Obama, Hitler, Stalin,...

1)

Durante siglos, nuestra Cultura nos ha preparado para aceptar el mesianismo, para creer en Cerebros Clarividentes, Seres Iluminados capaces de resolver buena parte de los problemas del mundo. Somos los hijos de una Civilización fundada en el elitismo, en la separación entre los “ilustrados” y las masas ignorantes, sustentada por el prejuicio de que una minoría de “gentes cultivadas” debe educar a una grey supersticiosa y confundida, manipulable en virtud de su no-saber. En “El Político”, Platón sancionaba ya este abismo entre los “domesticadores” y los “domesticados”. La ontología, la teología y la teleología, incardinadas en nuestra tradición cultural, nos han facultado para aplaudir determinadas posiciones de autoridad, para asumir roles subalternos, para admitir la posibilidad de un Dirigente Filantrópico.

2)

Esta estructura filosófica, cultural, es la que sigue prestando un margen de legitimidad a la figura funesta del “profesor”, del educador mercenario. Y también proporciona una cuota injustificada de “honorabilidad” a cierto club selecto de trepadores cualificados. El “sueño” americano de la “escalada” social, responsable de pesadillas que padecen, en la vigilia, demasiados pueblos del mundo, apenas puede entenderse en ausencia del mencionado entramado onto-teo-teleológico. Correspondió a Foucault señalar sin contemplaciones la afinidad conceptual y procedimental entre el fascismo histórico, el estalinismo y la democracia liberal. En “Por qué hay que estudiar el poder. La cuestión del sujeto”nos alertó sobre la vocación despótica y genocida de nuestra formación cultural. Auschwitz es la cifra de las democracias, si bien echó a andar bajo el nazismo. Elementos de esta crítica, perceptibles en Nietzsche, Stirner y otros, y, si nos remontamos a los momentos fundacionales de la civilización occidental, en los filósofos griegos de la escuela cínica, la llamada “secta del Perro” (Diógenes, Antístenes,...), serán retomados más tarde por los pocos escritores occidentales que sobrevivieron a la marea alta del Pensamiento Único. Consuela saber que han existido Deleuze, Cioran, Anders, Bauman, Sloterdijk,...

3)

Porque pisamos ese suelo filosófico se ha podido suscitar una simpatía risible, y al mismo tiempo trágica, por Obama, cuando Obama es, desde hoy, el encargado de defender los intereses del pueblo estadounidense en contra de los intereses de todos aquellos otros pueblos cuya mera supervivencia peligra ante la idea de un Estado “hegemónico”, o de una alianza “multilateral” de Estados expansivos, vigilante de la ortodoxia ético-jurídica del Planeta. Simpatía ridícula, no menos que dramática, cuando Obama es el elegido para atizar las ambiciones del Capital trasnacional en contra de toda forma localista de organización social y económica que repudie la moderna idolatría del Mercado y del Interés, de la Producción y de la Ganancia. Simpatía necia, zafia y, aún en mayor medida, “criminal”, cuando Obama ha asumido el proyecto monstruoso de gestionar, sin rendir cuentas ante nadie, en beneficio exclusivo de las cúpulas capitalistas y de las clases medias capitalistas, el declinar mismo del Capitalismo.

4)

El Capitalismo entra en su noche con un hombre embozado al frente. Este hombre avanza con una luminaria en su mano izquierda y con un fusil en la derecha. El foco de luz le permite encandilar, y ya es grande la recua de deslumbrados que por él suspira; y el fusil le servirá para abrirse paso entre aquellos que no se dejen cegar. Aún no ha tenido tiempo de usar su mano derecha, que esconde oportunamente... El Capitalismo, barco a la deriva, naufragará con un vocero óptimo de su filosofía constitucional disputando el timón a otros canallas: Obama, el presidente que mejor adorna la mentira de la libertad política (ilusión de autogobierno popular pronto sepultada bajo el alud de los partidos, de las elecciones, de las fórmulas de representación), el moralista que mejor esgrime el cuchillo de los Derechos Humanos occidentales (y lo blande sin pestañear ante quienes alientan concepciones diferentes de la dignidad del hombre), el caudillo que va a seguir alentando masacres y genocidios (en el área islámica, entre los pueblos indios de América Latina, en África,...).

5)

La crisis contemporánea de todas las formas inmediatamente autoritarias de gestión del espacio social ya había sido anunciada: Bush era disfuncional, se soportaba como un molesto anacronismo. Las sociedades post-democráticas occidentales exigen una gestión “invisible” de ese espacio; reclaman un autoritarismo disfrazado de nada, vestido de ausencia. En las cárceles, funcionarios “amables”, armados hasta la nómina de psicología y de tontorrones propósitos terapéuticos. En las fábricas, empresarios “obreristas” que ayudan a sus trabajadores a adquirir viviendas o a organizar sus viajes de verano. En las escuelas, ingenieros de métodos alternativos que diseñan sistemas pedagógicos capaces de modelar a conciencia la subjetividad dócil de sus víctimas, a las que se les concederá toda la participación y todo el protagonismo en el proceso mismo de su esterilización ético-política. Por las calles, policías respetuosos, humanitarios, adoradores del bien, sacrificándose por los intereses generales de la comunidad. Y, al frente del gobierno, Obama mejor que Bush...

En un escenario de irrupción de la crisis económica tiende a enturbiarse esta profilaxis social y política, en el mundo del trabajo particularmente. Pero se trata de una nube pasajera: incluso bajo la Depresión inminente se procurará atenuar el rigor y la arbitrariedad de los empresarios, en aras de un clima de “reconciliación”. Las sociedades demofascistas contemporáneas, forjadoras de un nuevo sujeto histórico, el “policía de sí mismo”, hombre que se auto-controla y auto-reprime, demandan gobernantes como Obama para rayar en su perfección ominosa.

6)

Si pudiera abrigar esperanzas, me diría, no obstante, que las “crisis terminales del Capitalismo”, conmociones socio-económicas que nos visitarán cada vez con peor gesto, habrán de llevarnos necesariamente a otro mundo, a pesar de Obama y hasta gracias al cadáver político y filosófico de todo lo que Obama representa: la vigencia del nefasto “culto a la personalidad”, del “elitismo” intelectual y moral, de los bajos instintos mesiánicos y del muy homicida providencialismo de Occidente. Pero soy un hombre desesperado... Actualización de los conceptos filosóficos y de las categorías epistemológicas que arroparon y encumbraron a Hitler y a Stalin, optimización de muchos de sus procedimientos coercitivos, Obama encarna la promesa de aquel “campo de concentración al aire libre”, donde la disensión se extingue, que tanto temiera Adorno, y la garantía de muchos auschwitzs regionales para aniquilar puntualmente la diferencia. Por el modo en que Obama ha seducido, podemos temernos lo peor.

www.pedrogarciaolivoliteratura.com

 

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