Podemos. De la ambiguedad ideólogica a la impostura autodeterminista
Escribe Federico Grom en un artículo publicado en el digital "Laizquierdadiario", que la discusión sobre "el derecho a decidir" en Catalunya es una cuestión tan candente que ha logrado poner frente a la más cruda realidad a todos los grupos políticos catalanes y españoles. Pero, entre ellos, quienes más crudo parecen tenerlo son las novísimas formaciones políticas, resultantes de la crisis del régimen monárquico.
PODEMOS, O LA AMBIGÜEDAD NO ENCUBIERTA
Podemos, en sus denodados esfuerzos por acercarse al "flamante" PSOE de Pedro Sánchez, no solo ha dado a su tono un toque versallesco para lograr aproximarse al "viejo partido de la casta", sino que ha ido moldeando sus posturas hasta hacerlas más engullibles a sus potenciales nuevos aliados. Y ello lo ha hecho en dos franjas programáticas fundamentales: ofreciéndoles en bandeja un bonito pastel de digeribles reformillas socialdemócratas, y procediendo a una adaptación constitucionalista de sus posturas para hacerlas homologables con las del partido socioliberal.
Como ha sucedido a lo largo de su cortísima historia, Podemos ha acudido a su antiguo truco de la “ambigüedad mágica” para intentar salir indemnes del “mal paso catalán”. Así, el pasado martes trece, en la interminable intervención de Pablo Iglesias durante la moción de censura, no dispuso ni de un minuto para pronunciarse a favor o en contra de un referéndum catalán sin apellidos: o sea, del derecho mondo y lirondo de los catalanes a ejercer la autodeterminación
Quedó claro en el curso de su intervención parlamentaria, que la bisoña formación política Podemos no está, hoy por hoy, por ese universal derecho de los pueblos. Y, justamente por eso, trata cansinamente de enredarse y de enredarnos con conceptos imprecisos sobre "plurinacionalidad", "el derecho a decidir", o, con aquellos otros como el del "país de países", “la nación de naciones”, o el más preciso del "decidamos todos" etc. etc.
Y es que, a este respecto, existen planteamientos conceptuales en Iglesias, o en la cúpula de Podemos, o en lo que queda de sus activistas, que no resisten el más pacífíco asalto intelectual. ¿Tuvo que pronunciarse todo el pueblo británico en relación con el referéndum escocés? ¿Lo hizo el pueblo canadiense cuando el Quebec francófono decidió acudir a las urnas para determinar su futuro? O, trasladándonos veintipico años atrás: ¿alguno de nuestros más vetustos comentaristas políticos le exigió a la URSS la participación de todo el pueblo soviético para que las Repúblicas bálticas, Ucrania, Georgia u otras numerosas repúblicas de la extinta Unión Soviética se independizaran? Y, durante los dos últimos siglos, las tres cuartas partes colonizadas del planeta, ¿necesitaron las posesiones europeas de ultramar de la aprobación de sus respectivas metrópolis para declararse independientes? ¿Cual es la razón por la que los partidos del establishment, incluido entre ellos Podemos, se exige utilizar aquí patrones diferentes?
PODEMOS, HEREDEROS DE LA AMBIGÜEDAD POLÍTICA DEL EUROCOMUNISMO DEL PCE
La verdad es que en relación con el derecho a la autodeterminación, Podemos no hace más que recoger la trayectoria histórica de los eurocomunistas del PCE durante las ultimas cuatro decadas: enneblinar con juegos malabares el derecho a ese ejercicio para, por una parte, no perder el apoyo electoral de diferentes sectores sociales en otras geografías del Estado y, por otra, evitar enfrentarse con los poderes facticos con los que negoció el restablecimiento del régimen monárquico .
Es un hecho que nadie le pidió nunca al PSUC (1) que se pronunciara a favor de la independencia de Cataluña. En sus Estatutos figuraba el derecho del pueblo catalán a autodeterminarse. Y en el marco de esa opción, los comunistas españoles se habían pronunciado históricamente por una República Federal. Impecable. Pero su preconcebida ambigüedad sobre la autodeterminación - junto con otros factores ideológicos de no menor importancia - fueron alejándolo progresivamente de la sociedad catalana, convirtiéndolo en una organización marginal, que ya es sólo historia.
En ese proceso, la izquierda histórica - PSOE y PSUC - no sólo perdieron en el transcurso de la segunda mitad del siglo XX sus principios ideológicos, sino que, a la vez, permitieron que la pequeña y gran burguesía catalana pudiera asumir en exclusiva las revindicaciones nacionales.
Un fenómeno similar parece estar sucediendo en Podemos, una organización, por otra parte, que a diferencia del PSUC, no tiene ni arraigo ni tradición en Catalunya. Para Podemos no se necesitarán que transcurran 40 años para que desaparezca del mapa . Las organizaciones políticas de aluvión pueden tener la misma vida que una pompa de jabón: es decir, el tiempo que transcurra entre una y otra convocatoria electoral.
Sucede, además, que la versión catalana del partido de Pablo Iglesias tiene colocada en sus entrañas una autentica bomba de relojería. De acuerdo con los resultados de una encuesta recientemente realizada en Podem (2), el 35,12% de los círculos de esa organización opinaban que el referéndum era "un acto de movilización". El 28,42% se pronunció por la participación en el mismo y que sus resultados fueran considerados como vinculantes. Y, finalmente, un 26% se declaraba en contra de la consulta .
Ante esta encrucijada “¿qué hará Podemos? ¿Y, Podem?", se preguntaba el autor del artículo citado. Todo indica, concluía Federico Grom, que en el actual proceso, los de Podemos no serán los maquinistas que conduzcan este tren, sino que formarán parte de su último vagón de cola. Como el PSUC. Ni más ni menos.
Notas:
1) PSUC, Partido Socialista Unificado de Cataluña, la histórica organización comunista catalana, asociada organicamente con el Partido Comunista de España (PCE)
2) PODEM, sección catalana de Podemos