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Estado español, Nacionales E.Herria :: 14/04/2016

Por que informar no es delito ¡Sigamos informando!

Boro_LH
Los medios de comunicación populares no vamos a dejar de hacer el periodismo en el que creemos, ese que se debe a nuestro pueblo y a las clases populares

La última semana ha sido especialmente dura para la libertad de expresión e información. El pasado miércoles nos llegaba la noticia de la multa Axier López en base a la ley mordaza por informar de una detención.

Dos días más tarde también nos llegaba la noticia de que el fotoperiodista madrileño Raul Capín ha sido condenado al pago de 1.260 euros de multa y 7 meses de prisión acusado de atentado a la autoridad cuando cubría una movilización en Madrid.

Por si esto fuera poco, esta mañana nos hemos despertado con una nueva operación policial, una vez más contra usuarios de las redes sociales por opinar en las mismas.

Y tras estos golpes a la libertad de expresión y al derecho a informar sale a la luz otra noticia, también relativa al ámbito de los medios de comunicación, pero en un sentido muy contrario: El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha nombrado comisario honorario de la policía nacional a Francisco Marhuenda, director del diario “La razón”.
Leemos en dicha noticia que La Ley Orgánica 9/2015, de Régimen de Personal de la Policía Nacional, establece en su artículo 86.2 que “la distinción de miembro honorario de la Policía Nacional podrá otorgarse a aquellas personas que, no habiendo pertenecido al citado Cuerpo, se hubieran distinguido por los merecimientos contraídos en virtud de la labor realizada a favor del mismo”.

El agravio comparativo es grande, mientras se persigue, se amenaza, se llama a declarar, se multa y se impone penas de prisión al periodismo que de verdad informa de lo que pasa en las calles, de los abusos de la policia y de las instituciones, se dan reconocimientos a gente como Marhuenda y su diario “La razón” en base a “la labor realizada a favor del cuerpo”. Eso sí, no hacen público que méritos son esos que ha hecho Marhuenda con el cuerpo de Policía Nacional para merecer semejante reconocimiento.

Recordamos que antes de ser detenido el compañero Raul Capín, el diario La razón se encargó de señalarlo y criminalizarlo. Primero la Razón y El Mundo publicaban una foto suya y lo identificaban como manifestante y no como periodista. Y más tarde ABC publicaba otra foto suya y aseguraba que “la policía investiga a radicales de izquierda que participan en manifestaciones y protestas callejeras escudándose tras falsas credenciales de periodistas”. Unas semanas después eran detenidos los periodistas Raul Capín y Adolfo Luján.

Tal vez este sea un ejemplo de que méritos ha hecho Marhuenda y su diario, criminalizar, señalar y justificar la represión y justificar las leyes mordaza. Es un ejemplo del periodismo que el gobierno quiere premiar, ese periodismo que hace copia y pega de los atestados policiales sin cuestionar nunca nada. Ese periodismo que eleva las versiones oficiales a la categoría de verdad absoluta e incuestionable. Ese periodismo al cuál podemos llamar claramente “la voz de su amo”.

Por contra, estamos los que creemos en otro tipo de periodismo, en un periodismo crítico, un periodismo que se debe al pueblo, a los movimientos populares, un periodismo que denuncia los abusos de los poderosos, la brutalidad policial, las injusticias causadas por el sistema económico en el que vivimos... Un periodismo que sea realmente por y para el pueblo y no para los poderosos ni para sus grandes imperios de la información.

El ataque a la libertad de expresión va mucho más allá del ámbito de los medios de comunicación, que vayamos por la cuarta operación Araña, acercándonos cada vez más a la centena de detenidas por expresar su opinión a través de redes sociales, el surrealista caso de los titiriteros, mandados a prisión preventiva por un ex-policia franquista hoy reconvertido en juez titular de la Audiencia Nacional, las condenas a músicos como Pablo Hasel por las letras de sus canciones, o incluso el ataque de los que muestran su disconformidad con la religión cristiana, como el caso de Abel Azcona o las manifestantes del “coño insumiso” de Sevilla... y así podríamos seguir hasta llenar páginas y páginas... Hemos vuelto 60 años atrás sin necesidad de una máquina del tiempo.

Volviendo al ámbito periodístico, en Euskal Herria siempre hemos conocido de cerca este tipo de represión a los medios de comunicación, con los casos sangrantes de Egin, Egin Irratia, Egunkaria, Ardi Beltza, Gazte Sarea, Apurtu, Ateak Ireki,Topatu, Ahotsa y ahora Argia, un goteo continuo de casos mucho anterior a las leyes mordaza. Pero además en los últimos tiempos, esta represión a los medios también se ha exportado al resto del estado, ahí están los casos de Raul Capín y Adolfo Luján, de Iker Oiz, encausado por grabar los disturbios de Can Vies en Barcelona, de Alicia Arnesto encausada por fotografiar a un policía riéndose durante un desahucio, Jesus Rodríguez de la Directa, llamado a declarar como encausado por cubrir una acción contra el Corte Inglés, periodistas apaleados por la policía mientras cubrían diversas movilizaciones, amenazas policiales a la prensa, o mi propio caso, por el que me piden 6.200 euros de multa y 6 años de cárcel por cubrir la manifestación “Jaque al rey” el 29 de diciembre de 2014 en Madrid.

Quieren que tengamos miedo a luchar, que tengamos miedo a informar y hasta que tengamos miedo a opinar. Frente a esta cruda realidad, nuestra mejor arma es la unidad. Desde el ámbito de los medios de comunicación populares debemos tener claro que no vamos a dejar de hacer el periodismo en el que creemos, ese que se debe a nuestro pueblo y a las clases populares. Que dejemos claro que ninguna mordaza nos tapará la boca, que no nos impondrán más su miedo, su censura ni su represión.Y que actuemos en consecuencia. En ese sentido, hay que felicitar la actitud tomada por Argia y su decisión de no pagar la multa,

 

Por que informar no es delito ¡Sigamos informando!


Boro LH
Periodista. Miembro del Colectivo editorial de La Haine
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