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Estado español :: 08/03/2012

[Vídeos] Reinosa, 1987. Ocurrió hace 25 años.

Grito de la Vida
"A Gonzalo Ruiz García, arrebatado por un viento que no era del pueblo"
El olvido es la tierra fértil en la que siembran los poderosos. Nosotros ni queremos, ni debemos olvidar aquellas palizas, aquellas mentiras, aquella muerte. Hoy 25 años después queremos recordar que en la primavera de 1987, como en su día lo fueron Guernika, Puerto Montt, Casas Viejas, y tantas otras ciudades, un pequeño y noble pueblo cántabro fue golpeado brutalmente por la fuerza del poder, por el fascismo. Su nombre, Reinosa, será por siempre identificado con la lucha justa de un pueblo en defensa de su pan, de su libertad y de su dignidad. Esta es la infame historia de la infamia. Cronología de los hechos 7 de marzo de 1987: la prensa regional informa que Forjas y Aceros de Reinosa ha anunciado un expediente de regulación de empleo con 463 excedentes. El gobierno del PSOE aupado al poder por los trabajadores practica, sin embargo, una clara política antiobrera y de derechas privatizando sistemáticamente todo el capital publico español a través de una estrategia de liberalización de la economía, e introduciendo el mercado laboral español en la división internacional del trabajo. Mientras el paro crece sin parar el Ministro de Hacienda Carlos Solchaga señala que "España es el país de Europa donde más rápido de puede hacer uno".(sic). A fe que sí, se lo estaban llevando crudo. Los despidos son masivos, son meses de gran conflictividad social y laboral en todo el país; Sagunto, Cádiz, Bilbao,... son sólo algunos de los sitios donde se están produciendo enfrentamientos entre trabajadores y fuerzas del orden público. Por si fuera poco los estudiantes de enseñanzas medias y de la universidad también están movilizándose por todo el estado contra el gobierno de González. 8 de marzo de 1987: En medio de las negociaciones del expediente de regulación, Alerta da a conocer la inminente marcha de Enrique Antolín presidente de Forjas y Aceros para ocupar la Consejería de Obras Publicas del Gobierno Vasco. En esos años el PNV gobierna en colación con el PSOE en Euskadi. La noticia desconocida hasta entonces provoca la indignación en Reinosa. 11 de marzo de 1987: En la víspera de su nombramiento en Auria Enea Enrique Antolín acude a la factoría para recoger sus efectos personales y despedirse del equipo de dirección y del comité de empresa. Los trabajadores enterados de la presencia del directivo en la factoría deciden en asamblea retener a Antolín hasta el día siguiente - jura de su cargo en Vitoria- para forzar una negociación. Cientos de vecinos de Reinosa, estudiantes de los institutos cercanos, y trabajadores de Cenemesa, enterados de lo acontecido, acuden a la Naval para mostrar su apoyo a los trabajadores de Forjas. Horas después comienzan a llegar las primeras unidades de intervención de la Guardia Civil. Las conversaciones, ya de madrugada, entre los directivos retenidos, trabajadores, y Delegado del Gobierno no prosperan. La tensión va en aumento. 12 de marzo de 1987: a las ocho y media de la mañana 300 antidisturbios armados con hachas y porras, y pegando tiros entran en la factoría dispuestos a rescatar a Enrique Antolín. La Guardia Civil empieza a actuar. Se suceden los palos y las carreras por el interior de la fábrica, se disparan botes de humo y pelotas de goma indiscriminadamente. Parte de los trabajadores se hacen fuertes en los talleres y se defienden con lo que pueden. La sirena tradicionalmente utilizada para avisar a la población en caso de algún incendio o catástrofe suena incesantemente; el pueblo entero empieza a tener constancia de la gravedad de los hechos que están ocurriendo. Paralelamente en el parque Cupido junto a la estación se producen enfrentamientos entre jóvenes estudiantes de los institutos del pueblo, hijos de trabajadores de Forjas y Cenemesa en su mayoría, y efectivos de la guardia civil. La crudeza de la batalla campal se extiende mas allá de la factoría. Al lugar acuden trabajadores de la factoría y más vecinos. El pueblo entero se siente atacado e invadido, el clima es de auténtica de guerra, cerca de 10.000 personas se enfrentan a tres centenares de guardias civiles, la superioridad en número de los vecinos obliga a los atemorizados guardias civiles a retirarse, unos incluso llegan a hacer uso de fuego real, mientras otros blanden pañuelos blancos en señal de rendición. Las fuerzas del orden son reducidas, desarmadas, conducidas a los autobuses de la guardia civil, e invitadas a marcharse del pueblo; los mandos deciden abandonar la ciudad. La refriega deja un saldo de casi un centenar de heridos graves entre trabajadores y guardias civiles, entre intoxicados por efecto de los gases, y contusionados por impacto de piedras o pelotas de goma. 13 de marzo de 1987: Enrique Antolín jura connormalidad su cargo en Vitoria. Toda la prensa nacional, y regional se hace eco de lo ocurrido en Reinosa. La línea editorial de todos los medios es clara, el gobierno actuó en todo momento con corrección y se carga las tintas contra los trabajadores y el pueblo de Reinosa. Así DIARIO 16 publica: "Ni es democrático que se permita a la masa desenfrenada desmadrarse sin control alguno, ni se defiende la democracia actuando con tibiezas en el mantenimiento de la ley". Una editorial del diario fascista ABC señala "Si se admite el delito contra los empresarios, y la sublevación contra los policías, la más antidemocrática, anticonstitucional inseguridad cubrirá con su temible sombra a todos los ciudadanos", en otro inquietante artículo en este mismo periódico se habla de "ofensa al honor de la guardia civil y su prestigio". Mientras el diario felipista EL PAÍS habla de "...prácticas laborales lindantes con el sindicalismo mafioso o el más trasnochado libertarismo"(sic). Ni una palabra de las practicas abusivas de la guardia civil, ni de las palizas a delegados sindicales premeditadamente escogidos, ni del fuego real utilizado, ni de las provocaciones que llevaron al pueblo reinosano a levantarse. Ni por un momento se cuestiona la política antiobrera del gobierno, ni su estrategia de destrucción de puestos de empleo que amenazaba con dejar a ciudades enteras como Reinosa en la miseria. Todos los medios cierran filas en torno al poder. El derecho a defender un puesto de trabajo parece un acto de terrorismo. La derecha de A.P. se muestra atónita al ver como los socialistas utilizan a la guardia civil para apalear a los trabajadores. Pero se muestran pacientes y cautos, saben que estas prácticas les allanarán el camino hacia el poder. Así fue. La tergiversación de los hechos, la manipulación de imágenes, declaraciones y datos en prensa, radio y TV sitúan a Reinosa ante la opinión pública como un grupo de energúmenos incivilizados, apóstoles de la violencia y el desorden. Las declaraciones de los responsables políticos son sencillamente increíbles; la ejecutiva federal del PSOE habla de "acción salvaje" y "comportamiento indigno de los trabajadores". Miembros socialistas del Ministerio de Interior de entonces, condenados y sentenciados por todo tipo de delitos cometidos en el ejercicio de sus cargos políticos, como malversación de fondos públicos, creación y financiación de grupos terroristas, secuestro, asesinatos..., se atreven a hacer las siguientes declaraciones; Luis Roldán (director de la Guardia civil en 1987) hablaba de "actuación ejemplar" de sus subordinados. José Barrionuevo tildaba de "violentos y vergüenza de la clase trabajadora" a los reinosanos. Documental de Reinosa.

Primavera de 1987.

Lucha en las calles.

 

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