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Asia :: 25/03/2015

Filipinas: La Masacre de Mamasapano

Walden Bello
El régimen estadounidense ha desencadenado una crisis política en las negociaciones con los guerrilleros moros

Al amanecer del 25 de enero, comandos pertenecientes a la Fuerza de Acción Especial (SAF) de la Policía Nacional de Filipinas se infiltraron en la ciudad sureña de Mamasapano, un bastión del separatista Frente Moro de Liberación Islámica.Los comandos buscaban a Zulkifli Abdhir, un especialista en la fabricación de bombas malayo más conocido como "Marwan." A mediodía, decenas de personas yacían muertas.

El episodio ha desacreditado seriamente a la administración del presidente de Filipinas, Benigno Aquino III, puesto en peligro décadas de avances en las conversaciones de paz con los separatistas Moro y ha puesto de relieve la amenaza que supone para los gobiernos del mundo en desarrollo estar a la entera disposición de Washington.

Los comandos fueron capaces de matar a Marwan, que estaba entre los "terroristas más buscados" de la lista del FBI. Pero entonces se desató el infierno. Los insurgentes se despertaron y abrieron fuego contra los infiltrados, lo que obligó a los comandos a abandonar el cuerpo de Marwan. Tuvieron que contentarse con cortar el dedo índice del cadáver para entregarselo al FBI.

En la retirada murieron nueve comandos de la SAF. Llamaron por radio para pedir ayuda, pero se les dijo que la "Fuerza de Reacción Rápida" encargada de cubrir su retirada estaba atrapada en un campo de maíz con poca cobertura. Durante las siguientes horas, esa unidad separada de treinta y seis hombres fue eliminada uno a uno por los francotiradores Moro. Sólo uno de los treinta y seis comandos sobrevivieron, al salir corriendo y saltar a un río cercano.

En total, cuarenta y cuatro policías murieron en la sangrienta batalla. Los combatientes Moro estimaron sus bajas en dieciocho y unos cuatro civiles murieron en el fuego cruzado.

Ni siquiera se intento organizar a tiempo el rescate, ni se informó a un batallón de infantería que estaba en la zona hasta bien entrada la mañana que los comandos estaban bajo fuego. Cuando los monitores del alto el fuego finalmente llegaron al campo de maíz por la tarde, mucho después de terminar la batalla, encontraron que los cadáveres que habían sido despojados de sus armas y otros equipos, algunas con heridas que señalaban que habían sido rematados a quemarropa.

La víctima más importante: la autonomía Moro

La "Masacre de Mamasapano", como se la ha llamado, cuelga como una espada de Damocles sobre la política filipina.

La principal víctima fue la Ley Fundamental Bangsa Moro, que se encontraba en las últimas fases para su aprobación por el Congreso de Filipinas. Conocida como la BBL, el proyecto de ley era el producto de casi cinco años de intensas negociaciones entre el gobierno y el Frente Moro de Liberación Islámica para poner fin a casi cincuenta años de lucha en el sur de Filipinas. Se habría creado una región autónoma para los moros musulmanes, un pueblo ferozmente independiente que se han resistido a largo de siglos la integración en el sistema de gobierno filipino.

Con las emociones desbordadas entre la mayoría cristiana, la aprobación por el Congreso de la BBL quedó en suspenso, amenazando con un nuevo estallido de las hostilidades. Algunos políticos quisieron rentabilizar el incidente y avivar los prejuicios anti-musulmanes latentes en la cultura dominante, no sólo para hacer descarrilar la autonomía Moro, sino también para sacar provecho para sus propias ambiciones políticas.

Los hechos ocurridos durante la operación tuvieron que ser extraídos detalle a detalle en la investigación abierta por el Congreso -que fue televisada- en las comparecencias de los altos funcionarios del gobierno nacional. Sus sentimientos parecían parecían abarcar todo un abanico de culpa, tristeza, incredulidad y resentimiento por no estar plenamente informados de la incursión.

El elemento decisivo en el desenlace de la operación, al parecer, fue la retención deliberada de información, que se negó a personas clave en la jerarquía superior de las fuerzas armadas y la policía.Sólo el presidente, el comandante de la Fuerza Especial de Acción y el jefe de la policía nacional, el general Alan Purisima, conocían los detalles de la misión. Aunque suspendido de su cargo por imputaciones de corrupción, Purísima, un asesor de confianza del presidente estuvo efectivamente a cargo de la operación, sin pasar por el jefe de policía y el secretario del interior, que no sabían nada de la misión hasta que ocurrió el desastre.

El retrato de la masacre que surgió de la investigación fue el siguiente: Los funcionarios que planearon e implementaron la operación para atrapar a Marwan optaron por no informar a los mandos superiores de la policía y el ejercito. También ignoraron y violaron los procedimientos cuidadosamente negociados para el acceso al territorio en vigor entre el Frente Moro de Liberación Islámica, los monitores del gobierno y terceros.

Los combatientes del Frente de Liberación -junto con los combatientes de un grupo separatista más radical, los Luchadores Bangsa Moro de Liberación Islámica- respondieron esa trágica mañana a lo que percibieron como una gran fuerza de invasión.Una vez que comenzó la batalla, se hizo muy difícil que sus líderes pudieran comprender cual era el objetivo del comando y ordenasen a sus fuerzas que se retiraran.

Parecía evidente, también, que algunos policías heridos fueron rematados, aunque no estaba claro qué grupo fue responsable de estas atrocidades.

La mano de Washington

El gran enigma para muchos es por qué un gobierno que estaba en las últimas etapas de la negociación del acuerdo de autonomía para poner fin a medio siglo de guerra pondría en peligro ese objetivo, que se supone que es una de las principales prioridades del legado del presidente Aquino, con una operación de comando a gran escala en el territorio Moro sin informar a su interlocutor en las negociaciones.

Para un número creciente de personas, la respuesta tiene algo que ver con Washington.

De hecho, las huellas dactilares de Washington estaban por todas partes en la operación. Había una recompensa de 5 millones de dólares ofrecida por los estadounidenses por la cabeza de Marwan. Un helicóptero militar estadounidense apareció en el área después del largo tiroteo, supuestamente para ayudar a evacuar a los heridos. El dedo de Marwan desapareció después de la batalla y se localizó en un laboratorio del FBI en los Estados Unidos pocos días después.

Los funcionarios filipinos han mantenido la boca cerrada a la pregunta de la participación o no de Estados Unidos en la operación, invocando la "seguridad nacional" o negándose a hacer declaraciones como no fuese en sesiones ejecutivas secretas con el Senado. Recae pues en los medios de comunicación investigar el papel de Estados Unidos.

Tal vez la prueba más fiable es la aportada por el Philippine Daily Inquirer, que descubrió que los aviones no tripulados estadounidenses habían señalado el escondite de Marwan, guiado a los comandos y transmitieron las ordenes en tiempo real de los comandantes filipinos que estaban lejos del campo de batalla. Los asesores estadounidenses, según el periódico, serían los responsables de vetar que se informase a los altos funcionarios de la policía, las fuerzas armadas y el Frente de Liberación de la incursión prevista, por miedo a que la filtrasen a Marwan.

Por último, el plan original era que la operación fuese desarrollada conjuntamente por los comandos del SAF y la Fuerza de Reacción Rápida del ejército.Pero fue presuntamente rechazado por los asesores estadounidenses, que preferían que los comandos del SAF llevasen a cabo el ataque en sí y la Fuerza de Reacción Rápida proporcionase apoyo: un plan que resultó desastrosa. Los comandos del SAF, según se ha conocido, habían sido entrenados por Navy Seals "retirados" de EE UU y funcionaba como la unidad especial de los estadounidenses dentro de las fuerzas especiales de la Policía Nacional de Filipinas.

El alcance de la participación de Estados Unidos sigue aun sin conocerse, pero es evidente para muchos que acabar con Marwan era una prioridad importante para Washington, no para Manila. Como un congresista dijo, la tragedia Mamasapano fue un ejemplo de "los americanos luchando hasta el último filipino."

La bunkerización

A medida que se conocen detalles del papel de Estados Unidos, crece la presión sobre el presidente Aquino para que admita su complicidad en una operación dirigida por Washington, que hasta ahora se ha negado a reconocer.

Aquino ha sido muy criticado desde los sectores nacionalistas que ya habían criticado la negociación de un pacto militar que permite a Estados Unidos utilizar bases de Filipinas para poner en práctica la estrategia del presidente Obama de contención de China conocida como "Giro hacia Asia".

Aquino ya estaba siendo atacado por poner al frente de la operación fracasada a un general de la policía suspendido de su cargo y se niega a admitir la responsabilidad que le corresponde por ello, pero ahora tiene que hacer frente a la acusación de sacrificar vidas filipinas en una operación estadounidense. Todo ello acorrala a Aquino en su bunker, creando la impresión generalizada de un liderazgo a la deriva, del que podrían aprovecharse golpistas y otros aventureros, de los que no hay escasez en Filipinas.

Hay una coletilla personal a todo esto. Como miembro de la Cámara de Representantes de Filipinas, retiré mi apoyo político al presidente Aquino cuando se negó a aceptar la responsabilidad del mando de la operación. Como mi partido, Akbayan (1), sigue siendo aliado de la administración, dimití como representante de mi partido en la Cámara de Representantes (ver el discurso de dimisión en Sinpermiso) .

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Nota: (1) Akbayan es el frente electoral de una de las tres grandes corrientes surgidas de la crisis del Partido Comunista de Filipinas (PKP), dirigido por José María Sisón, en 1986 y el fracaso de su línea de “guerra popular prolongada” en el derrocamiento de la dictadura de Marcos. Su orientación de acumulación de fuerzas a través del trabajo en ONGs y movimientos sociales acabó concretándose en una alianza parcial con la actual Administración de Aquino, criticada tanto por el PKP de Sisón como por la segunda corriente “leninista”, agrupada fundamentalmente alrededor del sindicato BMP y el Partido Lakas ng Masas.

europe-solidaire.org. Traducción para sinpermiso.info: Enrique García

 

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