lahaine.org
Nacionales Galiza :: 26/11/2014

[Gal/Cast] Periko Solabarria, igreja a pe de obra

Carlos C. Varela. Periodista y preso independentista
Es como un compañero en mi encierro: Lo veo a diario en la prensa, como un abuelo con el que siempre se puede contar para renovar la fe en la defensa de la alegría

 

Dous anos no mosteiro de clausura de Topas dam para muita soidade. Também para muito aprender, quando a companhia é boa e as conversas enriquecedoras. Com um companheiro basco, assinante da Herria 2000 Eliza, soubem de Balentxi, crego da zona velha de Donosti, ativista incansável e pioneiro com Txus Congil na luita pola prevençom e tratamento dos problemas da drogodependência, às vezes contra a incompreensom dos seus próprios companheiros. Falavamos de Balentxi a partir de Moncho Valcarce, pois os dous conheceram-se em Roma; e de crego em crego chegamos a Periko Solabarria, velho conhecido de Irimia, e exemplo de dignidade.

Periko Solabarria criou-se entre os bombardeios fascistas ao País Basco, efetuados pola aviaçom franquista e la Legiom Côndor. Umha bomba derrubou parte da sua casa, onde umha mulher trabalhadora e um mineiro luitavam por sacar adiante umha família. Feito já um cura obreiro, Periko tanto organizava reunions clandestinas anti-franquistas como montava umha escola no cinturom obreiro de Bilbao. Numha entrevista recenté recordava o apuro que passara numha inspeçom das falangistas da Seçom Feminina, quando um meninho, perguntado polas suas oraçons, recordou que “Dom Pedro sempre di que Deus parece que nos esqueceu”.
Jamais cobrou do Vaticano. Trabalhou sempre se peom da construçom –nunca tivo um contrato indefinido-, cóvado com cóvado com galegos e outros emigrantes: nas obras da Universidade do País Basco, na Ponte de Rontegi, no túnel de Malmasin, no trem de bandas de Altos Fornos de Biscaia… Morou em Barakaldo num sótao, que por vezes nem tinha colchom; “Levou-no um que o precisava mais que eu”, escusava-se. Nom surprende que desenvolve-se a afeçom respiratória crônica que tem. Obviamente, Periko Solabarria também conheceu os cárceres espanhóis, em retiro espiritual.

Na greve geral de março de 2012, aos seus entom 83 anos, Periko foi agredido pola polícia quando participava num piquete. Os companheiros levaram-no de urgencia ao hospital onde o operam. A luita laboral tinha umha baixa, mais o movimiento na defesa do sistema público de saúde ganhou um joven ativista. Imediatamente incorpora-se aos protestos do pessoal sanitário contra os cortes. “É que eu sou militante sempre”, di com timidez.

Desde entom é como um companheiro no meu encerro: vejo-o a diário na imprensa, como um avô com o que sempre se pode contar para renovar a fé na defesa da alegria. Periko em muletas abraçando umha mulher que querem botar da sua casa; Periko tras incontáveis faixas polos direitos laborais; Periko no Natal, disfarçado de Olentzero (o Apalpador basco) entregando-lhe carvom a um empresario que despediu trabalhadores… E mesmo, em pleno debate sobre os métodos das Femen, despido e em muletas na rua exigindo a readmissom dum condutor de ambulancias despedido injustamente. Também em muletas se chantou, como um Carvalho quase centenário, perante o neoinquisidor da Audiência Nacional que o pretende julgar por participar no ato de despedida dum preso morto em estranhas circunstancias.

Há dous anos as suas vizinhas e vizinhos de Barakaldo escolheram-no como pregoeiro das festas do Carmo. Queriam que fala-se no nome do povo inteiro, e o joven crego obreiro nom se cortou: lembrou-se dos galegos emigrados a Barakaldo, dos despossuídos, dos presos, da gente humilde… E criticou a festa dos ladrons do capital, do machismo e os gastos militares. “Fagamos da festa luita, fagamos da festa um paraíso de convívio”, encorajava. Dizque agora Periko Solabarria descobreu as redes sociais e, também aí, é exemplo de humanidade.

Carlos Varela

Periko Solabarria

Castellano

Dos años en el monasterio de clausura de Topas provocan mucha soledad. Aunque también puedes aprender, cuando la compañía es buena y las conversaciones enriquecedoras. Con un compañero vasco, firmante de Herria 2000 Eliza, supe de Balentxi, cura de la zona vieja de Donosti, activista incansable y pionero con Txus Congil en la lucha por la prevención y tratamiento de los problemas de drogodependencia, a veces contra la incomprensión de sus propios compañeros.

Hablábamos de Balentxi a partir de Moncho Valcárcel, pues los dos se conocieran en Roma; y de cura en cura llegamos a Periko Solabarria, viejo conocido de Irimia y ejemplo de dignidad.

Periko Solabarria se crió entre los bombardeos fascistas al País Vasco efectuados por la aviación franquista y la Legión Cóndor. Una bomba derribó parte de su casa, donde una mujer trabajadora y un minero luchaban por sacar adelante una familia. Hecho ya un cura obrero, Periko tanto organizaba reuniones clandestinas anti-franquistas como montaba una escuela en el cinturón obrero de Bilbao. En una entrevista reciente recordaba el apuro que pasara en una inspección de las falangistas de la Sección Femenina, cuando un niño, preguntando por sus oraciones, recordó que “Don Pedro siempre dice que Dios parece que os olvida”. Jamás cobró del Vaticano. Trabajó siempre de peón de la construcción –nunca tuvo un contrato indefinido- codo con codo con galeg@s y otros emigrantes: en las obras de la Universidad del País Vasco, en el Puente de Rontegi, en el túnel de Malmasín, en el tren de bandas de Altos Hornos de Bizkaia… Vivió en Barakaldo en un sótano que en ocasiones no tenía colchón; “Lo llevó uno que lo necesitaba más que yo”, se excusaba. No sorprende que se desarrollara una afección respiratoria crónica que tiene. Obviamente, Periko Solabarria también conoció cárceles españolas, en retiro espiritual.

En la huelga general de marzo de 2012, a sus 83 años, Periko fue agredido por la policía cuando participaba en un piquete. Los compañeros lo llevaron de urgencia al hospital donde lo operan. La lucha laboral tenía una baja, pero el movimiento en defensa del sistema público de salud ganó un joven activista. Inmediatamente se incorpora a las protestas del personal sanitario contra los recortes. “Es que soy militante siempre”. Dice con timidez.

Desde entonces es como un compañero en mi encierro: Lo veo a diario en la prensa, como un abuelo con el que siempre se puede contar para renovar la fe en la defensa de la alegría. Periko con muletas abrazando una mujer que quieren echar de su casa; Periko tras incontables pancartas por los derechos laborales; Periko durante la Navidad, disfrazado de Olentzero (el Apalpador vasco) entregándole carbón a un empresario que despidió trabajadores…E incluso, en pleno debate sobre los métodos de las Femen, desnudo y en muletas en la calle exigiendo la readmisión de un conductor de ambulancias despedido injustamente.
También en muletas se plantó, como un Carballo casi centenario ante el neoinquisidor de la Audiencia Nacional que lo pretende juzgar por participar en el acto de despedida de un preso muerto en extrañas circunstancias.

Hace dos años sus vecinas y vecinos de Barakaldo lo escogieron como pregonero de las fiestas del Carmen. Querían que hablase en nombre de todo el pueblo, y el joven cura obrero no se cortó: recordó a los galeg@s emigrad@s, de los desposeídos, de l@s pres@s, de la gente humilde…Y criticó la fiesta de os ladrones del capital, del machismo y de los gastos militares. “Hagamos de la fiesta lucha, hagamos de la fiesta un paraíso de convivencia”, animaba. Dicen que ahora Periko Solabarria descubrió las redes sociales y, también ahí, es ejemplo de humanidad.

Carlos C. Varela

Periodista y preso independentista

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal