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Cumbre de la OMC en Qatar, bajo la sombra de las protestas

8 de noviembre (Agencias).- Cuando los ministros de Comercio de todo el mundo se reúnan estos días en Qatar, en el Golfo Pérsico, tropezarán con cientos de eventos que se han planificado en las capitales de todas partes del mundo para decir que ya basta.

Como causa elemental de la ola de protestas que sacude al mundo -y que deja en evidencia las medidas increíbles de seguridad en la reunión de ministros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Doha-, se menciona el desequilibrio económico norte-sur.

Pero la conferencia no piensa hallar soluciones. Esta región ha sido escogida como sitio de la Reunión Ministerial precisamente para evitar la vigilancia y participación pública, y de hecho para la sociedad civil el acceso a la Reunión ha sido severamente restringido.

El problema es que los países pobres -y entre ellos muchos estados del mundo árabe y asiático- simplemente no se pueden unir al convoy formado por Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, y tal fue la acusación de la última (y fracasada) reunión ministerial de hace dos años en Seattle.

El movimiento anti globalización que se inició en Seattle es ahora más profundo, diverso y grande, y por lo tanto no puede ser silenciado. Cada vez más personas a nivel mundial están experimentando las consecuencias negativas de una cínica agenda globalizadora ya sea por la falta de servicios de salud adecuados, la falta de acceso a la educación, la pérdida de empleo, un medio ambiente en deterioro, la eliminación de las fincas familiares y un debilitamiento de nuestra soberanía alimentaria. Si los promotores del estatus quo del modelo globalizador, pensaron que al realizar la Reunión Ministerial en Qatar podían silenciarlo, se equivocaron.

Ahora los países industrializados deben acatar su responsabilidad. Por eso continúan las explosiones populares.

El objetivo de la conferencia de cinco días, que se inicia hoy viernes, es el lanzamiento de una nueva ronda de negociaciones mundiales sobre una mayor liberalización del comercio. Tal apertura, sin embargo, significa que los países industriales expanden sus mercados a sus expensas, imponen sus productos y ahogan aún más en la miseria a los países pobres.

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Alizia Stürtze
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