El País entrevista a La Haine, en relación a las cumbres antiglobalización del semestre europeo español

Ramón Lobo, periodista del diario El País, realizó la siguiente entrevista a La Haine el 20 de febrero de este año, en relación a las cumbres antiglobalización previstas para el semestre europeo presidido por el gobierno español. Un extracto de la misma fue publicada en el artículo "Porto Alegre viene a España", perteneciente al ejemplar de El País del día 3 de marzo de 2002. Reproducimos ahora íntegra la entrevista.

Ramón Lobo.- Hay un debate dentro del movimiento antiglobalización sobre el uso de la violencia, la violencia del sistema y lo que es en realidad violencia. Quisiera saber vuestra opinión en este punto.

La Haine.- La violencia política en sentido amplio funcionaría como una concentración desproporcionada del uso de la fuerza, que ha permitido a lo largo de siglos el mantenimiento de un sistema de dominio de la elite económica, y, en la otra cara de la moneda, su desestabilización.

A través de su uso indiscriminado, recurrente e interesado, el sistema ha dotado al término violencia de una amplitud semántica que introduce un problema de vaguedad y ambigüedad, prestándolo a su manipulación, y dotándolo de significados diferentes aparentemente válidos. Por ejemplo, se entiende por violencia el ataque a una sucursal bancaria y se acepta como medida preventiva la violencia policial desplegada en las manifestaciones, excluyéndola del sentido estricto del término. Es decir, se hace tarea cotidiana su instrumentalización, a través de la venta mediática.

Pero, ¿qué es el sistema? El sistema se representa por el grupo de personas que organiza la economía creando una sociedad de consumo que no sólo envenena el medio ambiente, los ríos, el mar, los bosques, sino que divide al mundo en países ricos y países extremadamente pobres.

La violencia es la llave del sistema. Es el primer y fundamental recurso que utiliza para funcionar. Y además presume de ello, porque hoy en día ha llegado a un punto de desarrollo de sus métodos de perpetuación que le permite no tener que esconder sus verdaderas intenciones, y así poder desarrollar las actividades que le son propias a la luz del día. El gobierno español presume de enviar tropas a Afganistán, presume de dar soluciones al conflicto vasco por la vía violenta y/o presume de participar activamente en el vasto control de las economías latinoamericanas, las cuales han llevado estos días, como en el caso de Argentina, al levantamiento popular producto del hambre y la miseria.

En torno al debate sobre el uso de la violencia por parte del movimiento antiglobalización hay una cosa clara. El aumento del uso de la acción directa violenta en las manifestaciones, es decir, de la contraviolencia generada como reacción ante el abuso de la fuerza utilizada por el sistema, ha obtenido logros: formar un método de acción que escapa a la capacidad represiva de la policía; desenmascarar su estrategia, fundamentada en el uso de procedimientos expeditivos, independientemente de la realidad que se tenga delante, que abrevien el proceso y minimicen la emergencia del conflicto; se ha generado además un debate social acerca de las causas de las protestas y, por lo tanto, se comienza a crear conciencia. Por eso el gobierno español está casi militarizando las ciudades donde se preparan manifestaciones del semestre europeo. No quieren permitir que la gente tenga el poder por un día, porque puede conducir a la multiplicación de conciencia. En Seattle la gente se adueñó de la calle durante el período que duró la Cumbre de la OMC y eso le llevó a darse cuenta de que el sistema no es invencible.

La violencia desplegada por el sistema contra el movimiento antiglobalización no tiene otro objetivo que el de contener un discurso disidente, fundamentado y que, por esta razón, es temido por el anterior. La acción violenta del sistema es la forma más radical y efectiva de coartar la libertad de expresión.

Ramón Lobo.- En las pasadas cumbres, de Seattle a Génova, la violencia y los incidentes han puesto al movimiento antiglobalización en los titulares de la prensa y la televisión. Siempre he sido autocrítico con los medios: si no hay violencia no damos información, pero si hay violencia sólo hablamos de ella y no de los contendidos de la protesta. ¿Cómo lo véis vosotros?

La Haine.- Para empezar debemos tener en cuenta que el movimiento antiglobalización no ha aparecido en los medios por provocar incidentes, sino por constituir una estructura fuerte de oposición al capitalismo. Los medios no pueden ignorar a un movimiento capaz de citar a cientos de miles de personas porque entonces perderían la credibilidad de la población. Lo que hacen los medios es adjudicar la violencia a los manifestantes, con objetivo de aislarlos y criminalizarlos, transmitiendo así el discurso del sistema. De esta manera cubren la noticia, manteniendo su status de credibilidad, pero logrando desacreditar al movimiento.

Por otro lado, los medios necesitan informar sobre la violencia de carácter política, ya que incumbe directamente a los intereses dominantes. La violencia dirigida a la desestabilización del sistema es de su más absoluto interés, ya que supone un estado de peligro en mayor o menor medida. Por eso, entre otras cosas, los medios dieron amplísimo espacio a los atentados del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Curiosamente, ese mismo día murieron decenas de miles de niños en otras partes del mundo, pero los medios reflejaron lo que es de interés para la clase dominante.

Ramón Lobo.- La policía se entrena en Linares y lo hace con luz y taquígrafos, tal vez, para criminalizar a todos los grupos, sin importar si son pacifistas, cristianos de base, todos blancos o acción directa. ¿Qué opinais de esta estrategia?

La Haine.- Televisar el entrenamiento de los antidisturbios es, en nuestra opinión, sencillamente terrorismo. Es una demostración del sistema de su carácter extremadamente violento. La violencia no sólo es legitimada moralmente sino también fomentada en tanto es usada por el poder mayoritariamente reconocido. A través de este tipo de actuaciones, el sistema demuestra su posibilidad permitida para ejercer la violencia. Eso crea, obviamente, terror en los manifestantes.

Cuando se afirma que su preparación tiene por objetivo "evitar incidentes en las manifestaciones antiglobalización" se está justificando la represión, adjudicando a priori un carácter violento y peligroso a todo el movimiento. Se busca criminalizar la protesta. Ya no la violencia, porque un sistema que apoya las guerras de corte imperialista en Afganistán o en Colombia, que apoya al gobierno de EEUU que aplica legalmente la pena de muerte, y un sistema que ahorra en gastos de seguridad laboral provocando cientos de muertos anualmente, no se preocupa por que algunos grupos utilicen la acción directa violenta en una manifestación (ya sea por una cuestión política o por un simple instinto de defensa ante la violencia policial):

Se trata de atacar la disidencia. Dentro del movimiento antiglobalización, el gobierno no distingue entre cristianos de base, ecologistas y/o anarquistas por una razón: todos ellos forman un inmenso bloque de oposición. Ya no sirven "supuestas coartadas morales" como la ideología o el credo. El gobierno impone su consigna excluyendo la posibilidad de hacer matizaciones: "si quieres la paz, rechaza la violencia", es decir, la violencia contra los poderosos. El empleo de la violencia o el empleo de disfraces en una manifestación son sólo diferentes expresiones políticas de un todo, que busca, entre otras cosas, crear un sistema radicalmente opuesto al existente. Eso es lo que el gobierno teme porque supone una amenaza para el capitalismo.

Ramón Lobo.- En Barcelona se han llegado a acuerdos, aún no totales, para que la contra-cumbre sea pacífica y no sea de bloqueo. ¿Cuál es vuestra opinión sobre ese diálogo y los pactos alcanzados para se desarrolle en Montjuïc?

La Haine.- El gobierno está intentando buscar interlocutores adecuados para llegar a un pacto que garantice el normal desarrollo de sus reuniones. Pero van a encontrar un problema básico, puesto que el movimiento antiglobalización se caracteriza por carecer de líderes o representantes, por lo que no les va a ser posible conseguir un pacto global. Aquí reside una de las armas más valiosas del movimiento.

Los poderosos inventaron el "diálogo" (históricamente) para desmovilizar a los grupos disidentes, cediendo parte de su terreno a cambio de conservar las estructuras intactas. Considerando que la cuestión esencial para el poder es su perpetuación, y considerando en contraste que la cuestión esencial para el núcleo del movimiento antiglobalización es el desmantelamiento de su sistema, no existe diálogo posible. Así pues, este diálogo vendría a ser una ficción basada en intereses estratégicos.

Ramón Lobo.- Igual que la policía se entrena en Linares, ¿tenéis algún tipo de entrenamiento, ejercicio o de preparación en estos momentos?

La Haine.- Somos un medio de contrainformación, no entrenamos. Pero desde luego no nos vendría mal a muchos en vista de lo que se viene encima. Por ahora seguiremos pensando, leyendo y, en la medida de lo posible DIFUNDIENDO LA IDEA.

 
         
   
 

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