Madrid 20 de marzo. Primer parte de guerra.

x Miguel Vázquez

“Un congreso de ratones podíais formar. No representáis a nadie. Que os creéis, a quien queréis engañar. Quiero soberanía personal. Mi representación soy solo yo y nada me puede obligar con vuestra puta constitución”
L.P.R.

20/03/03.- Los bombardeos sobre Irak comenzaban la madrugada del miércoles al jueves. Tal y como estaba previsto la primera respuesta se articuló en las calles de Madrid el propio jueves por la mañana. “Si entran en guerra paramos el mundo” era el slogan de las coordinadoras contra la guerra. Y así fue en la Univ. Complutense de Madrid.

Algunas facultades ya habían celebrado asambleas, o reuniones de grupos, previas para diseñar la estrategia. En el parque de ciencias nos reunimos sobre las 10:30 unas 100 personas que fuimos pasando por Químicas y Físicas para invitar a más gente a sumarse. La acción era clara: un corte de calles.

Sobre las 12 un grupo de 1000 personas ya cortaban la Avenida Complutense a la altura del metro en ambos sentidos. Minuto a minuto llegaba más gente. Ahora las opciones eran dos: marchar sobre el Palacio de la Moncloa o ir al centro de la ciudad. Comenzamos a andar hacia la carretera de la Coruña y en la glorieta se giró hacia la izquierda, hacia el metro de Moncloa. Se cortaron todos los carriles de la N-VI en esa dirección y se avanzó libremente hasta el metro donde tres lecheras aguardaban. Si no rompíamos sus cristales nos dejarían avanzar.

El grupo era ya de más de 10000 personas y llegamos a Pza. de España, subimos por Gran Vía cortando todos los carriles de subida y avanzando entre los coches por los de bajada. Se desplegaron unos 15 o 20 policías entre nosotros y los coches, pero pronto desistieron. Cuando la cabeza estaba en Callao, la cola iba por Pza de España. Avanzábamos al grito “La Universidad no se va a callar”

Pasado Callao tres lecheras cortaban el paso a la altura de Montera. Bajamos por Montera hacia Sol y de allí fuimos hacia el Congreso. Eran las 14:30 aprox. y en la Carrera de San Jerónimo la policía bloqueó el paso como a unos 200 metros de los leones. Primeras cargas y la gente aguantó. Ahora la indignación era palpable, nos arrodillamos de espaldas a la policía con las manos en la nuca gritando “Asesinos, asesinos” (preciosa imagen).

Allí estábamos todos: los bienpensantes, los malpensados, los rojos, los negros, los demócratas, los ácratas, los hiperpolíticos, los autónomos, los estupas ... Cada uno desde su óptica presenciaba los sucesos. La marcha de universitarios había sido detenida, pero nos dimos la vuelta y seguimos por la calle Alcalá hacia Cibeles. Las fuerzas del Estado se desplegaron para cubrir el cuartel del ejército, algunas escaramuzas y seguimos cortando los dos sentidos de Recoletos y hacia Neptuno. Se iba a producir el segundo asalto sobre el Congreso desde otro flanco. La policía cerraba la carrera de San Jerónimo con vallas y fregonetas azules. Estuvimos en la plaza recuperándonos del cansancio sentados en el suelo durante más de media hora. Finalmente la policía atacó por la retaguardia cuando (parece ser, yo no lo vi) un grupo intentaba cortar Recoletos en el otro sentido. Comenzaron las cargas y las carreras, pero nuestras hordas repelían sus envites y tan pronto retrocedían volvían a avanzar contra su ejército. La situación se prolongó bastante tiempo ya que en mi opinión las cargas eran más intimidatorias que brutales (aún así hubo heridos de consideración leve).

La Delegación del Gobierno no quería un baño de sangre estudiantil sobre el asfalto. Pero a esas horas ya no solo había estudiantes, mucha gente se había ido sumando. Algunas fuentes citan una pequeña escaramuza entre Francisco Frutos (PCE) y estudiantes no alineados. En definitiva las calles fueron nuestras durante horas, pero en algún momento se tenía que acabar. La policía cargo con fuerza y con pelotas a través de los coches en dirección Cibeles. Tras las carreras nos reagrupamos y ellos siguieron atacándonos mientras levantábamos las manos gritando “Estas son nuestras armas”. Los nuestros eran ya muy pocos y muy cansados (habían pasado más de cuatro horas desde que salimos de Universitaria y más de dos desde las primeras cargas).

La policía estaba ya resuelta a dispersarnos y avanzaron con dos lecheras en dirección prohibida intentando pillar a los manifestantes. Un coche casi cocha con una lechera. Cuando estaban suficientemente cerca de la gente se bajaban en marcha y los golpeaban. Esta fue ya la penúltima escaramuza que vi antes de retirarme. La ultima fue un incidente de tráfico (uno más). Tres jóvenes, un conductor cabreado y algunos munipas discutían. En esto llegó otro joven y le dijo a un agente “A ver si controla a los muchachitos esos, que están montando una”, el poli alucinado y el otro dice “Si a los del casco”... Eran las 16:45.

Finalizada esta primera confrontación parece ser que algunos grupos fueron a la calle Génova a la sede del PP. Un grupo poco nutrido salió sobre las 16:30 del metro de Universitaria (se suponía que a las 16 había quedada allí, pero los acontecimientos se impusieron). Cortaron de nuevo la Universitaria, algunos carriles de la Coruña y llegaron hasta Argüelles con el beneplácito de las fuerzas del Estado, que allí les invitaron a irse a su puta casa.

Descansamos, bebimos poción mágica y nos encaminamos (cada grupo, individuo por su cuenta) hacía Sol. De ocho a nueve estaba toda la plaza llena de gente, luego algunos se fueron a casa y otros al tercer asalto del Congreso por la Carrera de San Jerónimo. Seríamos unos pocos miles avanzando de nuevo contra las Cortes. Los defensores del orden habían desplegado furgonetas guardando todo el perímetro del edificio, serían 20 o 30. Ellos portaban cascos, escudos, y pistolas de pelotas. Nosotros ideas, algo de ropa y muy mala hostía. Se mascaba la tensión. Fuimos avanzando con gritos de “Perros guardianes del orden y la ley ...”, “Asesinos, asesinos”, “El cinco de copas para Aznar”, “Ilegalizar al Partido Popular”, “Lo llaman democracia y no lo es”, “Dimisión” y por supuesto “Guerra NO”. Los primeros estaban ya en Neptuno y los últimos gritaban frente a las famosas escaleras “Ilegalizar al Partido Popular”.

La composición de los asaltantes de nuevo era variopinta, principalmente jóvenes. Pero los únicos que compraron spray fueron los anarquistas que llamaban a la desobediencia y a la guerra contra la guerra. Éramos más en número, pero sus tropas estaban mejor equipadas y entrenadas. Así que nos contentamos con la victoria moral y nos fuimos dispersando en grupos hacia Sol. Sobre las 10:50 llegué a Sol y pude ver como cuatro o cinco lecheras irrumpían desde Alcalá, sus ocupantes se bajaron y dispararon diez o quince pelotazos contra la gente sin previo aviso (se veía algo de humo en Sol, quizás ardió mobiliario) . Reinó el caos, la dispersión y quedó un herido en el cuello sobre el asfalto. Un pequeño grupo resistía pacíficamente frente a la sede de los torturadores (hoy Comunidad de Madrid). La policía abandonó la plaza entre gritos de “Fuera, fuera”, “Asesinos”.

Cada uno sacará sus propias conclusiones, lo que es claro es que el Estado ha mostrado su verdadero rostro para quienes aún no lo conocían (había muchos socialdemócratas en las filas asaltantes). Para mí los tres asaltos al Congreso escenifican claramente la brecha entre dirigentes y dirigidos. Ellos han declarado la guerra; y la paz social ha muerto. La otra noche fuimos a “nuestra casa” a dar las buenas noches a papá y mamá y no estaban allí; en su lugar nos esperaban los perros guardianes de su orden y de su ley. No me gusta llegar “a casa” y que no me dejen entrar.

 
       

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