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Nacionales E.Herria :: 24/05/2011

Bildu resume en votos la respuesta vasca a la prepotencia españolista

Carlos Aznárez
Es evidente que un importante sector de la población reiteró la apuesta de conseguir la independencia por vía pacífica y con una clara definición nacionalista y de izquierda.

Frente a la avalancha de votos que ha obtenido la derecha española a través del Partido Popular (PP) y también de otras agrupaciones como es el caso de Convergencia I Unió de Cataluña, la espectacular elección realizada por la coalición independentista Bildu vuelve a diferenciar a la Nación Vasca de sus vecinos. Allí, es evidente que un importante sector de la población reiteró la apuesta de conseguir la independencia por vía pacífica y con una clara definición nacionalista y de izquierda.
Bildu obtuvo nada más y nada menos que 313.231 votos, lo que le otorga 1.137 concejales y numerosas alcaldías, derrotando alternativamente en varios pueblos y ciudades al Partido Nacionalista Vasco (PNV), al PSOE y al PP. Superó de esta manera el techo histórico obtenido por la coalición Euskal Herritarrok, hace años, durante otra tregua de ETA.

Bildu, cuya aparición en escena ha sido también muy particular puesto que obtuvo su legalización “sólo por un voto” del Tribunal Constitucional y en el último minuto de plazo para comenzar la campaña electoral, supo aprovechar esta circunstancia y generar en la población vasca la idea de que era necesario levantar las banderas de la rebeldía y la insumisión, y arremeter así contra las propuestas represivas que venían desde Madrid.

Integrada mayoritariamente por la izquierda abertzale que aún está ilegalizada, la coalición sumó en un pequeño “frente” a otros dos partidos: Eusko Alkartasuna y Alternatiba. Acostumbrados a la militancia callejera, los seguidores de la izquierda independentista realizaron el milagro, en poco menos de dos semanas y sin recursos económicos, de hacer una campaña ilusionante que promete cambios radicales en los ayuntamientos. La respuesta de la población no se hizo esperar: con su 22 % de votos, Bildu es la segunda fuerza en el País Vasco, y por sólo 14 mil votos no alcanzó el liderazgo, que por ahora sigue estando en manos del PNV, que fue la fuerza más votada.

También es destacable el papel jugado en Navarra, un enclave que desde hace años es gobernado por la extrema derecha pero donde la izquierda abertzale ha pujado por imponer sus propuestas de “independencia y socialismo”, dando también la batalla por la defensa del euskera, la lengua vasca. Allí, volvió a triunfar la derecha, pero esta vez, sus dirigentes han entrado en pánico debido al crecimiento imparable de Bildu, quien junto con otra coalición nacionalista (Nafarroa Bai) se han convertido en la llave para restar poder al actual gobernador ultra Miguel Sanz.

Sin embargo, lo más importante de lo ocurrido este pasado domingo, que de acuerdo a un vocero independentista, es una “auténtica victoria forjada barrio a barrio y pueblo a pueblo”, es lo que viene de aquí en más. Por un lado, generar las condiciones para que en poco tiempo que falta para las elecciones autonómicas, que es cuando se elige al Lendakari , se pueda dibujar un escenario que hasta hace poco parecía imposible. Se trataría de lograr que un dirigente independentista asuma ese cargo por votación popular.

En ese sentido, es muy probable que con el clima creado por el subidón de votos, y la abierta apuesta abertzale para seguir recorriendo la vía política y dejar atrás la experiencia armada– a partir de la tregua “permanente” de ETA- , pueda lograrse que el portavoz histórico del independentismo, Arnaldo Otegi, recupere por fin, su libertad y se convierta en el candidato ideal para dirigir el gobierno vasco, debido al gran carisma del que goza en la población. No en vano, lo llaman “el Gerry Adams vasco”, en referencia al dirigente del Sinn Fein y ex militante del IRA irlandés, que condujo las negociaciones de paz en ese país.

También hay que desear una importante presión en la calle por parte de los independentistas para exigir que los 705 presos y presas vascas sean liberados poco a poco y se integren a la política planteada en el actual marco. De hecho, en los festejos del domingo, el grito más escuchado en boca de la multitud, junto con el de “Independentzia”, fue el de Eukal presoak, etxera“ y “Amnistía”.

De todos modos, la alegría por lo conseguido, no indica que todo va a ser un lecho de rosas. Si bien, Bildu ha obtenido por cantidad de sufragios la alcaldía de Donosti-San Sebastián y la posibilidad de presidir la Diputación de Gipuzkoa, habrá que esperar qué tipo de alianzas, negociaciones y palos en la rueda, producirán los otros partidos para evitar que esto suceda. Lo mismo, pero al revés, ocurrirá en otros pueblos, donde la burguesía vasca peneuvista necesitará los votos abertzales para gobernar o no perder los cargos que ahora sustentan. De esos enjuagues, que muchas veces –y con razón- irritan a los votantes, pero también de la política concreta que los nuevos electos de Bildu desarrollen en los pueblos, surgirán las posibilidades de que la izquierda independentista siga pisando fuerte y dibuje nuevas victorias. Por lo pronto, su irrupción innegable en votos, ha prendido todas las alarmas en los políticos del PP y el PSOE. Con discursos rayanos en la histeria, la derecha acusa a los socialistas de haber abierto las puertas “para que ETA llegue a las instituciones”. Y viceversa, ya que el PSOE culpa al PP de facilitar con sus posiciones extremistas “que ETA crezca”.

Nada más lejos de la realidad. ETA después de medio siglo de lucha político-militar, en la que enfrentó por todos los medios posibles lo que a su entender es la abierta colonización española de Euskal Herria, reconoció públicamente –de la misma manera que lo hizo el IRA en Irlanda- que en la actual etapa, las armas están de más y que la batalla “por la independencia y hacia el socialismo” deberá darse por vía de la política, lo que no significa sólo la electoral sino la que surge de la acumulación de fuerzas a través de la organización popular. A partir de esas definiciones se empezó a construir un nuevo camino para los independentistas, y visto lo ocurrido en las urnas, los resultados son más que satisfactorios. Por lo demás, muchas de las reivindicaciones programáticas de Bildu están contenidas en las demandas planteadas en las plazas por miles de jóvenes, y no tan jóvenes, a los que el mundo conoce como los “indignados”. No es casual entonces lo sucedido en Euskal Herria, donde la indignación popular por tantos años de ocupación, represión, saqueo, tortura, cárcel y asesinatos, hoy está haciendo germinar la flor tan ansiada de la futura independencia.

 

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