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Argentina :: 01/12/2005

Guerrilla en el Norte y "Doctrina de la Seguridad Nacional"

Julio Carreras (h)
En mayo de 1963, una treintena de jóvenes partió de Buenos Aires rumbo al norte argentino para lanzar allí la guerrilla rural como parte de una estrategia a largo plazo. Los encabezaban Jorge Massetti y Federico Méndez

Los hombres del Ché

Diez hombres, supuestos diplomáticos de la República de Argelia, se instalaron muy cerca de la frontera boliviana con Salta, luego de llegar hasta allí en tren. Corrían los primeros días del mes de mayo de 1963; gobernaba el país José María Guido, quien fuera vicepresidente de Frondizi, ahora un títere civil impuesto por los militares.

Los "argelinos" eran en realidad el periodista porteño Jorge Massetti, de 34 años, y sus compañeros, entre otros el mendocino Ciro Bustos, pintor, el chaqueño Federico Méndez, mecánico, y los cubanos Hermes Peña, Alberto Castellanos y Abelardo Colomé Ibarra. Peña y Castellanos integraban la guardia personal del Ché Guevara; Colomé Ibarra era un agente de inteligencia del Ejército Cubano. Venían a crear un foco guerrillero en la Argentina.

La idea, surgida del comandante Ernesto Guevara, era crear en su propio país, la Argentina, el primer "Vietnam" que iniciara la resistencia revolucionaria latinoamericana al imperialismo estadounidense. El mismo Ché se sumaría a la lucha, una vez que terminara de ordenar el traspaso de sus compromisos como ministro de Industria cubano.

El año anterior había estallado el episodio más caliente de la Guerra Fría: Estados Unidos y la Unión Soviética habían estado a un paso de la confrontación nuclear, debido a los poderosos misiles instalados por los comunistas en Cuba.

Los hombres del Ché se instalaron cerca de Tarija, a 70 kilómetros de la frontera argentina, donde la inteligencia cubana había comprado la finca de Embororazá. Allí, el 21 de junio de 1963 se efectuó el juramento de fidelidad de los combatientes para con el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP): "Revolución o muerte", exclamó cada uno de los combatientes, luego de prometer acatar los códigos militares y éticos de la guerrilla revolucionaria. Estaban vestidos con ropa de combate, color verde oliva, y en sus gorras llevaban bordado un escudo con un sol rojo y negro.

Luego de algunos ejercicios, el grupo se filtró en territorio argentino para instalar su primer campamento. A esa zona, la palabra inhóspita le quedaba chica: montes con árboles espesos e interminables, arañas, alacranes, mosquitos, jejenes, garrapatas, víboras, pululaban y no eran precisamente amables hacia los visitantes humanos. Desde el medio de esa selva el comandante Segundo (Massetti) envió un delegado a Córdoba y buenos Aires para reclutar adherentes.

Ciro Bustos, responsable de esta tarea, tomó contacto con disidentes del Partido Comunista como el cordobés José Aricó, editor de la revista Pasado y Presente, y toda una red de intelectuales que resolvieron apoyar políticamente al EGP aunque con ciertas críticas. De estos contactos resultó la incorporación de un estudiante de Medicina cordobés y un estudiante de Bellas Artes porteño al contingente en la selva.

Mientras los guerrilleros luchaban para adaptarse a la dura naturaleza, el 7 de julio de 1963 los militares llamaron a elecciones, en las cuales triunfó el candidato de la Unión Cívica Radical, el médico Arturo Illia, gracias a la prohibición de participar al peronismo.

Debido a la incipiente apertura democrática que se insinuaba, Massetti decidió dar a conocer públicamente la existencia de su guerrilla, a través de una Carta Abierta al presidente Illia. La carta fue publicada en el periódico peronista Compañero; en uno de sus párrafos principales decía: "El pueblo argentino puede decirle sin equívoco: es usted producto del más escandaloso fraude electoral en toda la historia del país (...) Renuncie. Exija elecciones generales y libres en las cuales los argentinos no se vean coaccionados a votar sino puedan ejercer su derecho a elegir". Esta aguda observación de Massetti no era descabellada: Illia había llegado al gobierno sólo con el 15 % de los votos escrutados, por debajo de los votos en blanco, un 20 % del total.

La carta sólo sirvió para que los Servicios de Inteligencia de las fuerzas represivas argentinas detectaran al grupo revolucionario, ya que la escasa circulación del periódico y cierto entusiasmo entre los sectores políticos por la aparente democracia, hicieron pasar totalmente desapercibido el manifiesto guerrillero.

Luego de ir y volver constantemente a través de la frontera con Bolivia, el 21 de septiembre de 1963 los guerrilleros instalan su primer campamento argentino, 15 kilómetros al oeste de la localidad de Aguas Blancas, muy cerca del cauce principal del río Bermejo.

El entrenamiento militar que practicaban en las cercanías de Orán, conducidos por Massetti y los militares cubanos, era sumamente exigente. Efectuaban marchas forzadas, relevaban el terreno palmo a palmo, y trataban de fortalecerse al máximo ejercitando arriesgadas incursiones en las selvas o escalando laderas imposibles, caminando durante horas al borde de precipicios. Esta exigencia rigurosísima de los comandantes fue minando la resistencia de alguno de los adherentes. El primero en "quebrarse" fue el porteño "Pupi" Rotblat. Cayó en una situación desesperante. No soportaba el entrenamiento militar, que le producía desmayos; sufría ataques de asma que lo paralizaban, se perdía constantemente y sus compañeros debían regresar a buscarlo. Pronto comenzó a padecer crisis nerviosas. Finalmente solicitó regresar; y cuando los demás sospecharon que se escaparía, temieron el fracaso de toda la empresa por esa debilidad que podría llevarlo a delatar la operación guerrillera. Fue condenado a muerte. Uno de los combatientes lo mató de un tiro en la cabeza.

Pronto, otro de los guerrilleros sería fusilado. Se trataba de Bernardo Groswald, un ex empleado bancario cordobés. Débil y excedido de peso, tampoco soportó la instrucción militar y el acoso del clima terminaron con su resistencia nerviosa. Uno de sus compañeros cordobeses recordó muchos años después haberle advertido que no se incorporara a la guerrilla, pues no lo soportaría. "¿Sabes cómo es el infierno", recuerda que le dijo: "bueno, esto es diez veces peor". Según estas declaraciones publicadas por el diario La Nación, el "Gordo" Groswald constestó aquella vez, cuando se trataba su integración al grupo: "Sólo te pido que me lleves, es lo único que me importa en la vida". Sin embargo, luego de dos meses de adiestramiento militar, se convirtió en un gran estorbo. Se negaba a cumplir la disciplina militar, no se higienizaba, lloraba con frecuencia y se masturbaba varias veces por día. Entonces fue condenado a muerte.

Por fin el grupo recibió luz verde para iniciar las acciones guerrilleras. Su primera acción fue programada para el 18 de marzo de 1964, día en que se cumplían dos años del derrocamiento del presidente Frondizi por los militares. Los guerrilleros, ya suficientemente entrenados, tomarían por un día el pueblo de Yuto, ya en territorio de Jujuy. El Ché envió una nota en la que decía "espero ansioso el comienzo de las operaciones".

Nunca se supo exactamente la causa de que dos semanas antes del copamiento, fueran sorprendidos en el monte por la gendarmería. Se cree que hubo infiltraciones entre sus redes de apoyo ciudadano, y que las fuerzas represivas venían observándolos desde tiempo atrás. Luego de un intenso tiroteo, murieron seis guerrilleros, catorce cayeron presos. Los dos restantes, el comandante Massetti y un cordobés, desaparecieron para siempre. Se hicieron muchas conjeturas acerca de su destino. Algunos dijeron que habían sido alcanzados y aniquilados por la gendarmería, para quitarles una importante cantidad de dinero que Massetti llevaba con él. Pero lo más probable es que hayan sucumbido víctimas de la falta de víveres, las enfermedades y las dificultades que la naturaleza presenta, en medio de la montaña selvática.

Algunos de los 14 sobrevivientes estuvieron en la cárcel hasta el retorno del peronismo, en 1973. Otros lograron que les permitieran salir al extranjero. De ellos, el pintor Ciro Bustos apoyaría a la guerrilla del Ché en Bolivia y hoy vive en Suecia. Jorge Bellomo, otro de los sobrevivientes, moriría combatiendo, años más tarde, en las filas del Ejército Revolucionario del Pueblo.

Texto extraído del capítulo II del libro "Movimientos Revolucionarios Armados en la Argentina" del mismo autor: polarmad.galeon.com

 

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