El marxismo y el problema de la emancipación de la mujer
Un estudio, aunque sea breve, sobre la manera de como el problema de la opresión de la mujer fue visto en las filas marxistas revolucionarias desde la I Internacional nos lleva a dos constataciones. Primero: que, al contrario de lo que afirman sus detractores, el marxismo, desde el inicio, hace más de 150 años, siempre se preocupó de la cuestión de la mujer y buscó encontrar la política más justa para el problema, en el marco de la división de la sociedad en clases, justamente lo que lo diferencia de las corrientes reformistas y burguesas. Por eso, las corrientes que acusan al marxismo de no preocuparse con la cuestión de la mujer, de verdad, están contra el análisis materialista de la opresión de la mujer, contra la necesidad de un partido marxista revolucionario para organizar a la clase trabajadora para destruir el capitalismo y acabar con la opresión de la mujer.
La segunda constatación es que la cuestión de la mujer siempre fue polémica dentro del movimiento socialista, con los marxistas enfrentándose a los más diversos matices de reformismo, justamente porque es una de las que más pone en evidencia la división de la sociedad en clases. ¿El problema da opresión de la mujer es una cuestión de las mujeres o de la clase trabajadora? ¿Hasta qué punto puede ir la unidad entre las mujeres trabajadoras y burguesas? ¿Es posible resolver el problema de la opresión femenina en el capitalismo? ¿La raíz del problema es cultural, una cuestión de género, de opresión sobre un sector de la sociedad, o económica, con fundamento en la división de la sociedad entre productores y poseedores de riqueza? Estas y otras preguntas siempre atravesaron las grandes polémicas que se dieron en las Internacionales y en el movimiento socialista, y la respuesta que cada sector les daba, fuese o no marxista, demostraba, en última instancia, de qué lado de la división de clases estaba.