lahaine.org
Europa :: 22/03/2006

La oposición se desinfla en Bielorrusia hasta alcanzar el tamaño de sus escuálidos resultados electorales

Antonio Maira / Oleg Stepanenko
La campaña contra Lukashenko se ha desatado, esquemática, uniforme y mentirosa, en los medios. Opinión de Rusia: La masiva votación a favor de Aleksandr Lukashenko no es casual. Se la ha trabajado el Departamento de Estado de EE.UU. con sus euroestructuras subordinadas

Como en las primeras elecciones en Yugoslavia posteriores a los bombardeos destructores y criminales de la OTAN, los paladines de la democracia con resultado aceptable -EEUU y Europa-, habían coaccionado fuertemente a lo que ellos denominan "sociedad civil" bielorrusa. Amenazaban con medidas de castigo económicas y políticas en caso de que las elecciones no tuviesen el resultado deseado por Occidente.

La campaña contra Lukashenko se ha desatado, esquemática, uniforme y mentirosa, en Falsimedia. En la edición del lunes, 20 de marzo, horas después de que las autoridades electorales de Bielorrusia anticipasen los primeros resultados de las elecciones presidenciales, El País continuaba una campaña de diseño que había denunciado el fraude electoral mucho antes de abrirse las urnas.

La extorsión preelectoral no funcionó adecuadamente. Por eso, Pilar Bonet, como tantos otros periodistas bien pagados, tiraba de dossier y estructuraba la información de acuerdo con algunas normas preestablecidas. Todos ellos iban a construir la opinión pública sobre un nuevo sujeto de preocupación internacional: la Bielorrusia del que los EEUU llaman, el último dictador de Europa.

En principio -aún antes de que la OSCE lanzase su primer informe preliminar- las elecciones son calificadas, sin más explicaciones, de fraudulentas: "La oposición desafía en la calle el triunfo fraudulento de Lukashenko en Bielorrusia".

En la versión que hace El País, Lukashenko aparece como un hombre violento que ya hace muchos años, en la época de la perestroika, cuando era director de una explotación agrícola del estado, golpeaba a los "campesinos que no cumplían sus exigencias". Con estos precedentes, Bonet puede recoger la grave acusación de que el presidente bielolorruso ha hecho desaparecer "en extrañas circunstancias" a políticos opositores. Lo de "extrañas circunstancias" debe referirse a los nombres y a los datos de esas personas y sucesos, que no aparecen en ninguna de las denuncias vacías que repiten los periodistas como para superar las evaluaciones de Falsimedia.

Bonet nos informa también de las simpatías de Lukashenko por Hitler -también sin dato complementario alguno- y repite esa supuesta frase del presidente bielorruso quien amenazó con "retorcer el cuello como a patitos" a quienes dirigiesen el golpe de estado que proyectaba la oposición (Bonet). En otras versiones del mismo periódico la pintoresca y espeluznante amenaza se dirige "a los observadores internacionales que intenten poner en duda que las elecciones han sido una grotesca estafa" (sic) (Hermann Tertsch).

Bajo esta envolvente de violencia, desapariciones y amenazas de asesinato se nos dice muy poco más. El propio informe de la OSCE no menciona ninguna manipulación de las votaciones ni tampoco cuestiona los datos sobre una altísima participación.

En realidad la OSCE parece estar hablando -con algunos retoques de menor importancia- del referéndum para la Constitución Europea en países como España cuando acusa de: "restricciones arbitrarias a las campañas de los candidatos de la oposición, propaganda en los medios estatales a favor del presidente, obstrucción del trabajo de la prensa independiente y presiones sobre el electorado".

Pilar Bonet, que según dice recorrió varios colegios electorales debió de observar un proceso impecable y muy concurrido. Su única observación es cuestionar el desinterés de los observadores locales. Entre tanta observación preparada en el avión antes de llegar a Bielorrusia asoma la verdadera naturaleza del diagnóstico de los EEUU y de Europa, cuando la corresponsal de El País hace una pequeña semblanza de Alexandr Lukashenko y nos dice de pasada:

"Al llegar a la presidencia del estado en 1994, comenzó a frenar las reformas dirigidas hacia la creación de una economía de mercado, congeló las privatizaciones, restableció los precios regulados y creó un sistema de garantías sociales mínimas".

En otras palabras, aseguró los servicios públicos, evitó los enriquecimientos fraudulentos e ilícitos, bloqueó la venta a bajo precio del patrimonio colectivo a las multinacionales, garantizó la alimentación y la salud para todos los ciudadanos, y fortaleció el sistema de garantías y de inclusión social para todos.

Pilar Bonet, del significado de todo eso no nos dice una palabra.

Como había hecho con Pedro Carmona cuando era triunfador del golpe contra Chávez en Venezuela, y casi con las mismas palabras, El País nos resume la personalidad del candidato de los Estados Unidos y de la UE en Bielorrusia en una pequeña reseña titulada: "Milinkevich, un hombre que inspira confianza".

El hombre, dice el diario, "causa una buena impresión inicial", "encarna un proyecto de renacimiento de su país", "está preparado moralmente para lo que pueda venir" y "con distintas becas ha estudiado en EEUU, Francia y otros países de Europa".


Aleksandr Lukashenko reelegido presidente de Bielorrusia
La elección del pueblo

Oleg Stepanenko.- Tal como muestran los resultados provisionales ofrecidos por la Comisión Central Electoral de la república, un 82"6% de los electores participantes en la votación, votó por A. Lukashenko. El candidato "único" de las fuerzas "democráticas" Aleksandr Milinkievich recibió un 6%, Serguei Gaydukievich, un 3"5%, y Aleksandr Kozulin, un 2"3% de los votos.

Quizás la principal característica distintiva de las elecciones presidenciales ha sido la cifra sin precedentes de votantes: cerca del 93% del total registrado. Eso significa que A. Lukashenko ha sido elegido por una aplastante mayoría -tres cuartas partes- del pueblo bielorruso.

En general, nadie duda de su victoria. La verdad es que una victoria tan abrumadora tampoco la esperaban, ni siquiera los más optimistas de sus partidarios, y el resultado que se pronosticaba era más modesto, entre un 74-76% de los votos válidos.

Ahora, analizando los resultados de la votación, los analistas advierten que esos "inesperados" puntos de porcentaje añadidos a favor de Aleksandr Lukashenko no son casuales: se los ha trabajado el Departamento de Estado de EE.UU. con sus euroestructuras subordinadas. Han intentado demasiado descaradamente someter al pueblo bielorruso.

La última gota han sido las noticias que llegaron en vísperas de las elecciones. El representante del Departamento de Estado, Daniel Fried informó que los EE.UU. iban a dedicar 12 millones de dólares más a apoyar a la oposición bielorrusa. Y al mismo tiempo, uno de los jefazos de la UE, el sanguinario verdugo de Yugoslavia Javier Solana - por orden del cual, todos recordarán, se lanzó "en nombre de la libertad de expresión" un ataque con misiles contra la TV de Belgrado- declaró: la Unión Europea soltará otros 2 millones de euros "para los medios de comunicación democráticos bielorrusos". Añadamos a esto que algunos de los dirigentes de la OSCE, la Comisión y el Parlamento Europeo, sin esperar a las conclusiones de los observadores de la OSCE, emitieron su veredicto acerca de "graves irregularidades durante los comicios bielorrusos".

Todo esto, como las provocaciones cometidas por la "quinta columna", y la presentación pública de documentos y testimonios que prueban la preparación de un "golpe de colores", empujó a acudir a los centros de votación incluso a los que no habían ejercido en los últimos años esta actividad ciudadana.

Desde luego, la base principal para el éxito la puso, ante todo, la política socioeconómica que se sigue en Bielorrusia. Los sociólogos recordaron, por ejemplo, los siguientes hechos. En los últimos 5 años el salario medio se ha multiplicado por 3"7, y el número de los que consideran que su situación material mejorará y ven con confianza el día de mañana, ha crecido vez y media más. Los que no confían en el futuro han descendido casi a la tercera parte, ahora suman un 7%. Aproximadamente el porcentaje que vota por los candidatos "democráticos".

Se han derrumbado las esperanzas de la oposición de "apoyo masivo" entre los jóvenes. ¿Para qué iba el estudiante bielorruso a pronunciarse contra el poder actual, cuando sus asignaciones son casi tres veces más altas que en Rusia, y paga por su residencia, en condiciones análogas, cinco o seis veces menos que el estudiante ruso?

En los resultados de las votaciones han influido, no solo los éxitos económicos de la república, sino también el rumbo de Lukashenko, que ha asegurado el mantenimiento de los principios de justicia social y de una política autónoma, independiente. El pueblo creyó de corazón las palabras de su discurso preelectoral: "Los bielorrusos sufrieron por el derecho a una elección autónoma y libre, y nunca renunciarán a ello. Hemos aprendido y hecho mucho en las últimas décadas. Con inteligencia y trabajo duro superamos la crisis después de la desintegración de la URSS, impidiendo el saqueo del país. No nos convertimos en marionetas de manos ajenas, no nos deslizamos al precipicio de los conflictos sociopolíticos, nacionales y religiosos. A pesar de la presión extranjera, podremos enfrentar con dignidad todos los desafíos y amenazas". Y respondió al llamamiento del presidente: "Acudiendo a los puntos de votación, demostraréis quien somos nosotros, los bielorrusos, y quien manda en nuestra casa"

Casi todos los observadores presentes en los comicios -y son 32.000 observadores locales y 1235 internacionales- percibieron no sólo el alto nivel de organización, sino también el indiscutible carácter democrático, y la transparencia del proceso de la campaña electoral y las votaciones. He aquí algunas opiniones:

Nikolai Kondratienko, miembro del grupo parlamentario del PCFR en la Duma Estatal de Rusia:
- He sido observador en muchos países de la CEI (Comunidad de Estados Independientes), en Serbia y en Montenegro. Y teniendo también en cuenta la experiencia de mi patria, Rusia, tengo que decir: estas son las elecciones más honestas, las más abiertas y las de mejor calidad (que he visto). A mi edad, ya he aprendido a escrutar a la gente. Cuando están descontentos, se les nota en la cara y el comportamiento: se hacen grupitos, no van a las elecciones como los vuestros. Estoy encantado con vuestra gente. Os envidiamos, con sana envidia.

Gordana Pop-Lazic, vicepresidenta del parlamento de Serbia:
-Hemos visitado bastantes colegios electorales. Las votaciones transcurren tranquilamente, no hay ninguna presión sobre los electores, cada cual expresa su voluntad libremente. Todo está en el marco de la ley.

Michael Margulis, presidente del Fondo de Diplomacia Espiritual (EE.UU.):
-Cuando la atención de todo el mundo se dirige a las elecciones de cualquier país, nosotros seguimos su preparación y curso, muy atentamente. Y no lo oculto, me es agradable admitir que se están respetando las normas democráticas, todo es transparente. El mismo pueblo elige su camino, su futuro.

Un detalle curioso. En las instrucciones oficiales para los representantes del señor Milinkievich se preveía una "observación agresiva", una intervención directa en el proceso electoral por cualquier medio, incluso " arriesgando ser expulsados". Pero ni uno de sus interventores se atrevió a cumplir las instrucciones, no organizando así, como hicieron los "demócratas" en elecciones anteriores, provocaciones en los colegios electorales. La causa era evidente: la gente finalmente ha "calado" a los "demócratas". Y especialmente al señor Milinkievich. Como señaló un politólogo, su principal característica y el meollo de su "política" es un mimetismo rastrero.

Él (Milinkievich) cada vez intenta ocultar más sus auténticos proyectos e intenciones. Llamando a un "Maidan" (N del T: alusión a la "revolución naranja" de Ucrania, ver anteriores artículos), dice que "llegaremos allí con caramelos y flores", negando completamente, que, de antemano, hay planeado otro objetivo diferente. Ya en octubre pasado, casi medio año antes de las elecciones, el proclamado candidato "único" de las "fuerzas democráticas", el señor Milinkievich, prometía: "¡Habrá guerra, una gran guerra!". Y al cabo de un mes, interviniendo en el forum antirruso de la Sociedad para una elección democrática en Kiev, declaró que la oposición bielorrusa está preparada para sacar a la gente a la calle y "repetir la insurrección del año 1863". Insurrección que, dirigida contra Rusia, fue, como es sabido, armada y sangrienta.

Durante todos los últimos meses, Milinkievich utilizaba permanentemente la denominación de "revolución" para lo que planeaba. Inicialmente informó que sería una "revolución del espíritu", después, vacilando entre las denominaciones "revolución de los acianos" (N. del T.: acianos o azulejos, plantas (Centaurea cyanis) con flores de color azul, color que corresponde a la oposición bielorrusa) o "revolución azul" (esta última provocó burlas sarcásticas acerca de si los "demócratas" apoyarían a las minorías sexuales) (N. del T.: en ruso, y, al parecer, en bielorruso, la palabra "goluboy" designa el color azul celeste, pero, en lenguaje popular también tiene el sentido homófobo dirigido al homosexual, "maricón"), propuso una más original, la "revolución de los jeans". Mejor, decían, para expresar la idea de que el golpe se realizaría básicamente con ayuda de los jóvenes. Esta variante también fue objeto de mofa: "jeans" (o "dzhinsa"), en jerga juvenil, significa algo hecho tontamente, de mala manera. Y entonces el señor Milinkievich cambió de tono y se colocó un lacito azul (N. del T.: aquí "siniy", palabra que expresa azul, pero distinto de "goluboy"). Y propuso salir con esos lacitos azules a la plaza.

El dueño del país, el pueblo, frustró todos los planes de los señores "demócratas". Ellos fueron, de todos modos, a la plaza, en número de tres o cuatro millares, lo que permitió a los teleoperadores profesionales presentar un cuadro de "protesta masiva", que momentáneamente, fue lanzada a todo el mundo. Entre el gentío reunido en el centro de Minsk aparecían no pocos representantes de los países "independientes", donde, a sueldo de EE.UU. y Occidente, ocurrieron "revoluciones de colores"; junto a las banderas locales profascistas del "frente popular bielorruso", "adornaban" la plaza las actuales banderas ucranianas y georgianas.

Toda esta "hueste democrática" no se atrevió a ir al "asalto" de las instituciones estatales después de ver lo que pasaba el día de las elecciones. Pero, como venganza contra el propio pueblo, los lacayos al servicio de Occidente, alzaron en la plaza el eslogan "Por el país de esclavos y lacayos". En definitiva, formularon de forma ideal el programa de sus candidatos. Los cuales, como era de esperar, se dirigieron en busca de ayuda, a Occidente. Y llamaron a sus partidarios, que representaban a una aplastante minoría, a acudir a la plaza, "hasta que no sean anulados los resultados de las elecciones". En una palabra, actuar de acuerdo al conocido "guión de colores" elaborado por sus amos. Pero el pueblo de Bielorrusia ya ha hecho su elección.

Oleg Stepanenko, corresponsal del diario "Pravda" en Minsk (Bielorrusia). Traducido del ruso para Rebelión por Andrés Urruti

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal