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Argentina, Pensamiento :: 16/04/2014

Nueva edición de "Piqueter@s. Notas para una tipología"

Miguel Mazzeo
"(Breve historia de un movimiento popular argentino)". Prólogo a esta edición.

La editorial Quadrata y el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP), acaban de publicar el libro 'Piqueter@s. Notas para una tipología (Breve historia de un movimiento popular argentino)' del escritor argentino Miguel Mazzeo. Se trata de la segunda edición de este libro, a 10 años de la aparición de la primera. A continuación presentamos el prólogo de esta segunda edición.

Prólogo a la presente edición

La primera versión de este libro se escribió en tres meses. Más precisamente los tres últimos meses del año 2003. Se trató de un libro escrito desde una coyuntura histórica con características de encrucijada, plagada de premuras y expectativas. Se trató de un libro escrito con un interés más cercano a la política y a las "correlaciones de fuerza" que a la sociología o la ciencia política, con una prospectiva más favorable a los sujetos –unos sujetos bien concretos y bien cercanos– que a las estructuras.

Digo y repito "libro" muy suelto de cuerpo, y me suena excesivo. Borrador, folleto, tal vez se avengan mejor a la realidad. O "notas", como reza el subtítulo, con más puntería. Se trató, simplemente, de un ejercicio de recolección de saberes políticos plebeyos y de reflexión política en contacto directo con el mundo urbano de los pobres, con el anhelo de aportar algunos recursos subjetivos para la acción, la identidad y la articulación de un espacio social, político y cultural que apenas asomaba. Recursos que surgían de la propia praxis de los piqueteros y las piqueteras, de su imaginación individual y colectiva. Nuestro anhelo consistió en confeccionar un libro con la materia suburbana: tierra, asfalto, hombres y mujeres que comenzaban a despertar en sí mismos; y no de apariencias, superficies, espejos engañosos y máscaras.

Más allá de nuestra predisposición a la literatura de urgencia, percibíamos, hacia mediados del año 2003, que un ciclo corto pero intenso; un ciclo políticamente muy productivo para algunas franjas de la sociedad civil popular, se estaba terminando y otro nuevo nacía. Vivenciamos cada fase de esa transición en carne propia. La incertidumbre y las expectativas respecto de lo que se venía, además, nos generaron la necesidad de contar el desenvolvimiento de la experiencia vivida hasta ese punto. Fue imposible eludir el momento de la catarsis.

Iniciada la experiencia kirchnerista, a partir de la recomposición económica del capitalismo argentino y del comando político del sistema de dominación, pudimos medir la profundidad de la crisis de 2001 y las posibilidades que esta había abierto para las clases subalternas. Pudimos calibrar la importancia histórica, la "densidad histórica", del corto tiempo de los piqueteros y las piqueteras. Dicho en unas pocas líneas: los trabajadores expulsados de las fábricas, los jóvenes y las mujeres sin posibilidad de ingresar en ellas, los desalojados del Estado, los desorganizados por antonomasia, los sectores surgidos de la informalidad y la marginación social y política, se constituyeron en la vanguardia social y cultural contra el neoliberalismo. Y, en algunos casos, fueron más allá del cuestionamiento al neoliberalismo. Pusieron en tela juicio el imaginario social que establece la necesidad de patrones, burócratas y representantes. Desde varios flancos, instituyeron un horizonte poscapitalista. Se erigieron en una particularidad que alentó la creación de lo universal en una clave original. Gestaron una praxis singular y una nueva síntesis de ideas que obligaron a la revisión (y a la resignificación) de las viejas tradiciones emancipatorias, de sus certezas, sus teorías, sus lenguajes, sus identidades, sus sensibilidades, etc. Una praxis que generó nuevos significados para el socialismo y, por consiguiente, nueva conciencia y nueva militancia. Además de dar cuenta de los antagonismos sociales "de fondo" de una sociedad capitalista periférica, asumieron los antagonismos de su propio tiempo, de un tiempo fragmentado. Tal vez porque cargaron con todas las desventajas epistemológicas –a diferencia de clase trabajadora de los 60-70, a la que, injustamente, se le adjudicaron todas las ventajas–, los piqueteros y las piqueteras fueron el suelo fértil para discutir temas como poder, política, sujeto, género, sexualidad, modos de vida, economía, etc. En los barrios periféricos el "giro lingüístico" sufrió una derrota tras otra.

Los piqueteros y las piqueteras en general, pero en particular las expresiones de la que se designó como la "corriente autónoma" del movimiento, plantearon un desafío al sistema de dominación. Emergieron como lo antagónico sin integrar. Por otra parte, las necesidades inmediatas dieron algunos pasos en pos de convertirse en razón política. El aprendizaje en la lucha fue fundamental. La razón política emergente –en forma de retazos, a veces no más que meros atisbos– se diferenció de la política concebida y ejecutada como dominación y simulacro; simulacro de conflicto, simulacro de participación. La política de la presencia, la política que obtiene su cuota de verdad partiendo de la experiencia política popular, ganó terreno sobre la política de la representación y sobre la objetivación inauténtica promovida por las clases dominantes: renacieron las mejores cualidades de nuestro pueblo, se encendieron los deseos reprimidos.

El ensayo desplegado por los piqueteros y las piqueteras es susceptible de vincularse con lo que George Katsiaficas denominó "efecto eros", esto es: presentó algunos ribetes de la experiencia mística de comunión profunda y total que una colectividad –subalterna, oprimida– descubre al tomar el camino de la lucha y la rebelión.

'Piqueter@s. Notas para una tipología' agotó su magra tirada de mil ejemplares en un par de meses.1 Pero nos negamos terminantemente a una reedición y a la posibilidad de corregirle sus errores más groseros, sus desprolijidades más evidentes. Básicamente porque consideramos en aquel momento que el libro, en un conjunto de aspectos, se había desactualizado, a pesar del escaso tiempo transcurrido desde su aparición. Tan vertiginosa supo ser la realidad en aquel tiempo. Un poco tarde asumimos la imposibilidad de una tipología sobre el movimiento piquetero. Tal entidad, reflejo de la situación serializada y fragmentada del sujeto popular en la Argentina de la posdictadura, era por demás dinámica, inasible. Además de la condición serial de los movimientos, todos ellos se pensaban desde el lugar que ocupaban en la serie, pocas organizaciones piqueteras habían cuestionado a fondo la misma condición serial. Han pasado diez años. Lo que cuenta este libro ya es historia, al igual que las circunstancias no contadas directamente que rodearon su escritura. Podría decirse, siguiendo a Terry Eagleton, que este libro ha caído en desgracia en función del cambio de las circunstancias históricas; en ese caso sólo cabe esperar que, en algún contexto futuro, pueda suscitar algún interés. Pero creemos que la historia que cuenta este libro no es una historia muerta o desactivada; por el contrario, la historia que aquí se narra ha continuado ininterrumpidamente con su labor, por abajo, en los intersticios, en los márgenes. Vive en la memoria colectiva, en el lenguaje y en las praxis populares, en imágenes, canciones y sencillas mitologías. Sus huellas más profundas e inefables pueden seguirse en algunos barrios periféricos, en el conurbano bonaerense, en las barriadas platenses, en los arrabales rosarinos. Seguramente, más temprano que tarde, esa historia reaparecerá bajo nuevas síntesis pero siempre como memoria para resistir. Será la historia anterior en la que se inscriba la potencialidad de lo nuevo. Por eso creemos que este trabajo posee algún valor. Nada más que por eso, y no por una nostalgia tenaz, hemos decido reeditarlo.

Por otra parte, creemos que se trata de una historia de una estirpe singular. Una historia que nos habla del poder colectivo de los cuerpos, de sus reiteradas e inevitables emergencias. Seguramente podrá parangonarse con un conjunto bien extenso de experiencias plebeyas y populares con las que –a pesar de las diferencias– comparte un mismo fondo: con los soviets rusos, los consejos obreros italianos, alemanes o húngaros. Con las colectividades de Cataluña y Aragón en el marco de Guerra Civil Española. Con los palenques, quilombos y mocambos. Con las republiquetas de guerrilleros. Con la comuna de Morelos, el ayllu warisata o el archipiélago de Solentiname. Con los cordones industriales y los comandos comunales en el Chile de Salvador de Allende. Con las experiencias del Movimiento de los campesinos Sin Tierra (MST) del Brasil. Con los caracoles y las Juntas de Buen Gobierno zapatistas. Con las mejores experiencias de poder popular que se vienen desarrollando en la Venezuela bolivariana, entre otras, las de los concejos comunales. Con la Resistencia Peronista a fines de la década del 50, o con las experiencias del sindicalismo clasista en la Argentina de los 70. También con regiones desiderativas, como por ejemplo, la Tierra sin mal de los mbyá-guaraníes.

En la presente edición eliminamos las erratas y tratamos de corregir algunas deficiencias de redacción presentes en la primera. Más allá de algunas correcciones puntuales, no modificamos el contenido. Los pocos textos que se agregan, algunos comentarios, figuran como notas del autor.

El Capítulo 1 propone una tipología política del movimiento piquetero y describe las posiciones y tendencias más generales y las organizaciones que las asumieron. De más está decir que en su devenir posterior las correspondencias se alteraron en muchos casos. Si bien, a priori, ciertas concepciones podían aparecer como más proclives a la cooptación, al aislamiento, al corporativismo, etc., no siempre se confirmaron esas inclinaciones, es más, en muchos casos siguieron rumbos bien contradictorios. Dar cuenta de las derivas de cada organización sería tema para una investigación de largo aliento. Este capítulo, que no ha sido modificado en lo sustancial, debería verse como una descripción general de la época, una imagen estática, una fotografía.

Al final del libro agregamos un anexo que incorpora dos entrevistas realizadas al autor en el contexto inmediatamente posterior a la aparición de la primera edición de Piqueter@s. Igualmente incluimos dos trabajos sobre Darío Santillán producidos en diferentes momentos: el primero, un día después de su asesinato, el segundo cinco años más tarde. Asimismo, sumamos un artículo publicado en marzo de 2007, que propone una comparación entre el Frente Popular Darío Santillán (organización social y política creada en 2004 y, en buena medida, surgida de un sector de la corriente autónoma del movimiento piquetero) y el neozapatismo mexicano. Recuérdese que el movimiento piquetero supo ser definido como "zapatismo urbano". Añadimos también el Prólogo del libro El tizón encendido. Protesta social, conflicto y territorio en la Argentina de la posdictadura, de Fernando Stratta y Marcelo Barrera, publicado por la Editorial El Colectivo en 2009, porque consideramos que retoma la reflexión sobre algunos ejes fundamentales de nuestro libro. Finalmente, recuperamos las palabras pronunciadas en la presentación del libro Darío Santillán. El militante que puso el cuerpo,2 diez años después de la Masacre de Avellaneda.

Como señalábamos, el objetivo de la primera edición de 2004 fue intervenir en la coyuntura con el fin de delimitar un campo político e identitario. Sin abjurar de esos objetivos (que siguen siendo muy necesarios), hoy nuestra aspiración se limita al intento de aportar insumos para la reconstrucción histórica de un movimiento que fue tan fugaz como complejo y rico, un movimiento que supo exhibir hombres y mujeres haciendo la historia sin atenerse a los "libretos clásicos".

La experiencia piquetera, en particular la de la corriente autónoma,3 generó un saber político que ya es parte del acervo de nuestro pueblo. Un saber político que instituye:

a) La primacía de la sociedad civil popular respecto de la sociedad política.

b) El valor estratégico de las instancias de comunicación y participación de las bases.

c) El rol de los espacios plebeyo-populares autónomos, prefigurativos, las formas horizontales y las determinaciones de abajo hacia arriba.

d) La relevancia estratégica de la auto-organización (en contraposición al verticalismo), la auto-educación (en contraposición al adoctrinamiento y la propaganda) y el auto-gobierno de las clases subalternas y oprimidas (en contraposición al mando político burgués y al sustrato jacobino de la izquierda dogmática).

Miguel Mazzeo

este, julio de 2013
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