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Panamá: ¡Asesinos, Ladrones y Cobardes!
Comunicado
Es un verdadero despojo de los terrenos que le pertenecen al pueblo, con los cuales un grupo de empresarios inescrupulosos se han enriquecido históricamente por los bajos cánones de arrendamiento que disfrutan y con los cuales Martinelli y sus compinches pretenden ahora hacer un gran negociado.
Eso es la Ley 72 que acaba de aprobar la corrupta Asamblea Nacional de Diputados a tambor batiente con la soberbia y el desprecio al pueblo que caracteriza a sus integrantes.
La aprobaron siguiendo las viejas tácticas que ellos en campaña electoral juraron erradicar. Sin consultas ni debate real, en medio del partido definitorio de Panamá para la hexagonal y aprovechando la víspera de la peregrinación del Cristo Negro de Portobelo que atrae a miles y miles de panameño, en especial al pueblo de Colón.
Y se volvieron a equivocar, como se equivocaron cuando aprobaron la Ley Chorizo en medio del Mundial de Fútbol o cuando aprobaron reformas al Código Minero días antes de Carnaval. Así actúa esta mafia que gobierna. Huérfana de apoyo popular ha tenido que recurrir a la represión una y otra vez para imponer sus perversas medidas.
Una familia y un pueblo lloran hoy la muerte de un niño de apenas 9 años. 15 humildes hijos del pueblo fueron heridos de bala. Más de 200 fueron detenidos, entre ellos 40 obreros del SUNTRACS. Se impuso toque de queda, se disparo a mansalva contra la población y se violaron de manera flagrante los derechos humanos.
Estamos nuevamente ante crímenes de lesa humanidad. ¿Y qué nos dice el Gobierno y la Policía? Mienten como siempre, que el niño no murió por disparos de sus agentes, tal como mintieron en el caso de la Masacre de Changuinola (dónde asesinaron a dos obreros y varios niños), o cuando dijeron que los ciegos y tuertos estaban así porque se arrojaban al suelo donde ellos, los policías, disparaban los perdigones; o en el caso del crimen del indígena Jerónimo Rodríguez Tugry en el Oriente chiricano o del joven Mauricio Méndez en Las Lomas de Chiriquí del que dijeron que su cruel fallecimiento había sido producto de una bomba molotov que le explotó en el rostro; o el monstruoso caso de los 7 adolescentes que murieron quemados en el Centro de Cumplimiento de Menores de Tocumen.
¿Qué tienen que decir de este nuevo crimen la flamante Ministra de Educación, Lucy Molinar, colonense de nacimiento, o la sempiterna Presidenta de los Padres de Familia, Aixa Gómez, siempre diligentes cuando de atacar a la dirigencia magisterial se refiere? Guardan silencio como en el caso reciente de la niña muerta en la Escuela del Japón.
Martinelli y sus secuaces pagarán sus crímenes. Pero esa aspiración popular no lo lograrán los miembros del llamado Frente Guacho y sus partidos ni los mal llamados independientes, es decir los hasta ayer cómplices de Martinelli (Panameñistas) o los que en sus Gobiernos (PRD-Popular) asesinaron obreros. Tampoco nos fiamos de figuras desgatadas como la señora ex procuradora que hoy habla de derechos humanos pero que ayer al frente del Ministerio Público permitió la más descarada impunidad. Como tampoco confiamos de otras figuras “iluminadas” de la talla de ésta que se dicen “independientes” pero que ni siquiera se sonrojan al juntarse también, en el Frente Guacho, con los que ayer masacraron al pueblo.
Son los mismos, panameñistas y PRD, los que ya habían avalado esta venta al igual que las acciones del Estado en las empresas eléctricas y en Cable and Wireless, y que ahora forma parte junto a Cambio Democrático y banqueros de la Junta Directiva del llamado Fondo de Ahorros de Panamá (FAP). Allí están Alberto Vallarino y Domingo Latorraca del Panameñismo, Nicolás Ardito Barletta del PRD y el “Indepediente” Alberto Alemán Zubieta. Solo un gobierno, surgido de las entrañas mismas del pueblo, sin ataduras con el pasado de oprobios o con este presente de ignominia, será capaz de brindarnos la ansiada Justicia que se nos ha venido negando gobierno tras gobierno. El pueblo está cansado ya de tantos engaños.
Hoy llamamos al pueblo panameño a condenar este atroz y brutal ataque contra el empobrecido pueblo colonense y a exigir castigo para los culpables de estos abominables hechos.
Seguiremos en la lucha hasta lograr la derogación de la nefasta Ley 72 que remata los valiosos terrenos de la Zona Libre de Colón.
¡Sin Luchas no hay Victorias!
¡La Pelea es Peleando!
