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Europa :: 02/11/2005

Mano dura y nada más que mano dura en Francia

Javier Ortega - La Haine
El odio regresa nuevamente a los suburbios de París tras la muerte de dos jóvenes inmigrantes perseguidos por la policía

Una semana después de que el Gobierno de Francia anunciase su "campaña contra el terror callejero", ocurrió un grave incidente. Dos jóvenes inmigrantes perseguidos por la policía murieron, según la versión oficial, electrocutados al saltar la cerca de un transformador. Inmediatamente después, estallaron disturbios en los suburbios de París.

Mano dura y nada más que mano dura. Más o menos esas fueron las palabras del ministro francés del Interior, Nicolas Sarkozy, cuando, hace una semana, declaró la "guerra a la criminalidad’ en los barrios pobres del país. Sarkozy es un racista neoliberal que aspira a ganar la presidencia en las elecciones del 2007 y, con tal fin, se manifiesta como un ROBOCOP francés que declaró una "guerra sin cuartel para erradicar la violencia entre los jóvenes de origen extranjero".

Sin embargo, con sus acciones ha cosechado un huracán de enormes proporciones. Por cuatro noches consecutivas, grupos de jóvenes del parisino barrio de Clichy-sous-Bois se enfrentaron a la policía antidisturbios, y los enfrentamientos dejaron un saldo de seis heridos leves, once detenciones, varios vehículos incendiados y daños a centros comerciales.

La televisión emitió amplios reportajes de los enfrentamientos, y la oposición socialdemócrata reprochó a Sarkozy haber encendido la mecha de un polvorín. Además, se le imputa que se limita a reprimir, sin hacer nada por combatir las causas del conflicto. Sin embargo, cabe recordar que sus detractores, los "socialistas", tampoco solucionaron este tipo de problemas cuando, años atrás, ocupaban el Gobierno.

Reuters//Stringer

Las causas siguen siendo las mismas, es decir, un alto índice de desempleo entre los jóvenes de origen inmigrante, que buscan una vida digna en el seno de la sociedad francesa, y a quienes además se discrimina en el mercado laboral o al alquilar una casa. En una realidad de estas características, la mecha que puede encender el polvorín es muy corta. Más si cabe, cuando las soluciones que se plantean desde el gobierno pasan por las manos de un recientemente creado equipo policial encargado de las detenciones en los barrios pobres y "problemáticos".

Con esta situación se crea un falso sentimiento de seguridad entre los ciudadanos porque, entre tanto, sigue sin ponerse fin a la alta desocupación entre los jóvenes. El lenguaje belicista de Sarkozy no supone sino más gasolina al fuego, ya que provoca la pérdida de cualquier tipo de apoyo en esos barrios marginales, pues la gente se siente nuevamente estigmatizada.

Por su parte, la violenta policía parisina se encarga de mantener la estabilidad social impuesta, la paz del garrote, aunque a veces el odio de los excluidos pueda más que las balas gubernamentales.

Fuente: Agencias / Radio Nederland

 

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